(CNN) — Estoy pedaleando a través de un camino estrecho y sinuoso a medianoche. La luna llena lanza sobre un brillo misterioso en el terreno abrupto frente a mí.
La única forma de salir está más adelante: una subida abrumadoramente inclinada a través de una montaña.
Parece haber hielo y nieve a la distancia, pero ahora mismo, estoy trabajando tan duro que el sudor corre por mi cuerpo.
Y aunque es impresionante, el escenario no es real. No estoy ni cerca del Himalaya. En lugar, estoy en un gimnasio con aire acondicionado en el piso 14 de un edificio de Hong Kong.
No es mi primera vez en una clase de ciclismo en interiores, pero nunca había experimentado algo como esto. En lugar de ver hacia un espejo o de evitar comparar mi forma con la de ciclistas claramente más experimentados, estoy pedaleando hacia una pantalla de protector masiva cubierta de paisajes.
En el verdadero estilo del spinning, la música es ruidosa y el instructor lleva la clase al límite.
“¿Estamos listos? ¡Más rápido!” gritan mientras aceleramos a lo más cercano que se puede estar a una velocidad rapidísima en una bici.
Cuando la realidad virtual se encuentra con una clase de spinning
Se le llama “Gimnasio inmersivo” y es el primer estudio de ejercicios bajo techo con una pantalla de realidad virtual de 270 ángulos en el mundo.
El concepto es una asociación entre Pure Fitness de Hong Kong y el gigante del ejercicio Les Mills de Nueva Zelanda, quien diseña y provee el contenido.
El objetivo: dejar atrás la realidad y sumergirme completamente en la animación y la música para obtener una mejor rutina de ejercicio.
Otros gimnasios han estado probando con tecnologías similares. Y las empresas han estado experimentando con el casco de realidad virtual Oculus Rift de Facebook para permitir que los ciclistas pedaleen por el mundo sin dejar la comodidad de sus casas.
Pero de regreso al gimnasio, estamos pedaleando “El Viaje”, un trayecto de 35 minutos por partes remotas de la galaxia. Algunas partes parecen salidas de un videojuego retro. Y eso parece ser exactamente el punto.
“Lo que hará esta tecnología es abrir las puertas del ejercicio a una generación más joven”, dice Colin Grant, director ejecutivo de Pure Group, quien gastó más de 400,000 dólares en construir el estudio.
Estamos en una pista de carreras en una ciudad del futuro con rascacielos enormes sobre nosotros. Hay una competencia aquí, del tipo visual: avatares ciclistas en la pantalla, que se ven mucho mejor equipados que nosotros para las tres vueltas rigurosas.
La línea de salida se vuelve verde. Aumento mi resistencia y acelero a velocidad de competencia. Cuando el camino se eleva, me paro y pedaleo más fuerte. Cuando se mueve a la derecha, toda la clase, sin pensarlo, se inclina hacia la curva. “¡Más rápido, más rápido!” gritan los instructores.
A la mitad de la segunda vuelta, mi cabeza juega conmigo. Siento que estoy en una montaña rusa. Las colinas, las bajadas y especialmente las curvas se sienten reales. Y por un momento, se me olvida donde estoy.
Quizá por esto es que la clase empieza con una declaración de responsabilidad debido al mareo por movimiento.
¿Más experimentos?
He visto gente perder su hora de comida en la clase de spinning, pero de alguna forma, todos llegamos a la última pista ilesos.
Ahí es cuando la obscuridad del espacio exterior se abre, y de pronto, estamos pedaleando en el océano hacia el atardecer.
Poco después, se nos une una parvada de gansos canadienses.
Parece cursi, pero me hizo sonreír.
Mi compañera Rebecca Schrage me ve y se ríe.
“Eso fue bastante rudo”, dice. “Me encantan las películas en 3D… es exactamente como esto se sintió”.
Grant dice que la tecnología está en sus primeros pasos, pero que hay gran potencial de crecimiento, porque las oportunidades no tienen límite.
“Podrías estar siguiendo un jet ski, agregar olores y brisa”, señala.
También hay planes de expandir el contenido a otras clases, incluyendo yoga.
¿Saludos al sol desde la cima del Monte Everest?
Parece un gran experimento, y uno muy caro.
Y si bien podría tardar mucho saber si pedalear en frente de un proyector puede ser benéfico, esta nueva moda tiene más que un puñado de fanáticos.
“Lo haré de nuevo”, dice Schrage. “Estuvo muy bien. Estoy impresionada”.