(CNN) – El presidente chino Xi Jinping está determinado a que el enorme desfile militar del jueves –el primero desde que subió al poder en el 2012– se lleve a cabo sin ningún problema.
Cientos de fábricas han sido cerradas para asegurar que cuando los 12.000 soldados, los 200 aviones de combate y las 500 piezas de equipo militar pasen por el antiguo corazón de la capital china, lo hagan bajo cielos claros y sin niebla tóxica.
Los vuelos hacia y desde Beijing serán cancelados durante el tiempo que dure el desfile y, solamente para asegurarse de que el espacio aéreo de la ciudad sea seguro, se han desplegado monos, halcones y perros para ahuyentar a las aves.
Además, mientras los chinos disfrutarán de tres días festivos como parte de las celebraciones para conmemorar el aniversario número 70 del fin de la Segunda Guerra Mundial, a todos aquellos que quieran desconectarse de la suntuosidad y la pompa les deseamos buena suerte.
A las emisoras se les ha prohibido transmitir programas de entretenimiento, a la mitad de los cinco millones de automóviles registrados de Beijing se les prohibió transitar por las calles, y muchos de los parques y lugares de interés turístico de la ciudad están cerrados.
Todos aquellos que viven dentro de la zona que estará bloqueada serán prisioneros virtuales: no se les permite salir de sus casas, tener invitados, utilizar los balcones o incluso abrir las ventanas.
En la tarde del miércoles, el centro de Beijing era como una ciudad fantasma, con tiendas y carreteras cerradas aunque, a pesar de todo el trastorno, muchos dijeron que estaban entusiasmados.
“Definitivamente me siento orgulloso de mi país, que evidencia la victoria y la prosperidad”, dijo Zhang Zhijun, un investigador de negocios que tuvo que dejar el trabajo al mediodía debido al bloqueo. “Pero no hubo ninguna explicación ni negociación con los residentes de Beijing en cuanto a todos los problemas que el desfile ha causado”.
Alto riesgo
Esto era común bajo el presidente Mao Zedong, pero en las décadas recientes China ha celebrado menos desfiles modelo.
El último fue para el aniversario número 60 de la fundación de la República Popular de China en el 2009, bajo el régimen del expresidente Hu Jintao.
Para Xi, el riesgo es alto. El desfile de la victoria le permite proyectar su poder, tanto a nivel nacional como en una región donde muchos países son cautelosos respecto a las ambiciones de China, dice Tate Nurkin, un analista de defensa y aeroespacial de la firma de investigación IHS.
Los aliados de Estados Unidos en Asia, como Japón y Taiwán, tendrán que prestar mucha atención al equipo militar en exhibición, en especial a la tecnología de misiles balísticos. En Washington, a los observadores militares se les dará una oportunidad excepcional para ver la industria de defensa de cosecha propia de China y cómo les podría ir en cuanto a la búsqueda de reclamos territoriales en el mar de China Meridional.
En casa, el desfile permite que Xi se distraiga de las turbulencias en los mercados financieros y una explosión industrial masiva en Tianjín en la que murieron más de 150 personas. En el fondo están aumentando las tensiones sociales y los disturbios étnicos en algunas partes del país, ya que el crecimiento económico se ralentiza y la brecha de ingresos se ensancha.
Pero más que nada, el desfile es el despliegue de fuerza de Xi.
Tres años después de haber iniciado su gobierno que se espera que dure una década, Xi es considerado el líder chino más poderoso en décadas, en gran parte, gracias a una campaña sin precedentes contra la corrupción.
Esto de alguna manera puede explicar el enfoque “nada debe ir mal” del gobierno en sus preparativos para el gran espectáculo militar.
¿Quiénes asistirán?
Para una celebración de la “victoria antifascista del mundo”, es notable la ausencia de los líderes de los antiguos aliados de guerra de China.
Los 30 invitados VIP incluyen en su mayoría a jefes de estado y de gobiernos de Asia y África.
El nombre más destacado es el del presidente ruso Vladímir Putin, quien se ha inclinado, cada vez más, hacia el este tanto política como económicamente después de ser rechazado en el oeste debido a su postura en el conflicto en Ucrania.
El presidente Park Geun-hye de Corea del Sur, un importante aliado de Estados Unidos en Asia, también asistirá. Seúl ha estado acercándose más a Beijing bajo el mandato de Park gracias a los florecientes lazos económicos y a la preocupación compartida por una volátil Corea del Norte.
Estados Unidos y el Reino Unido, los aliados más importantes de China durante la Segunda Guerra Mundial y los dos países que el presidente Xi Jinping visitará pronto, no enviarán a sus principales líderes… aunque se espera que asista el exprimer ministro británico, Tony Blair.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, también estará ahí.
El papel de Japón
Pero un líder cuya ausencia nunca estuvo en duda es el primer ministro japonés Shinzo Abe.
El hecho de que el líder japonés no ofreciera una nueva disculpa por la brutal invasión y ocupación de gran parte de China a manos de Japón en la década de 1930 y 1940 ha provocado nuevas denuncias de Beijing.
La agencia de noticias estatal Xinhua le exigió al emperador japonés, un venerado testaferro, que se disculpara por las atrocidades que su país cometió durante la guerra, lo que desencadenó protestas de parte de funcionarios japoneses… aunque el emperador Akihito, de 81 años de edad, recientemente expresó su “más profunda pena” por el sufrimiento que Japón ocasionó en la guerra.
Aun cuando China ha dicho que el desfile de la victoria no está dirigido hacia Japón, está claro que el sentimiento anti-japonés respalda las celebraciones.
Una docena de dramas de televisión china sobre la guerra contra Japón fueron filmados durante el verano y los programas respecto a este tema serán transmitidos esta semana a pesar de la prohibición a nivel nacional de programación de entretenimiento.
Y en Shanghái, una cadena de heladerías está regalando helados que se parecen a Hideki Tojo, el primer ministro de Japón durante el tiempo de guerra, quien fue colgado como criminal de guerra convicto.
Preguntas persistentes
Una película china programada para estrenarse en el día del desfile es “Cairo Declaration”, un drama que representa la reunión de líderes de Estados Unidos, el Reino Unido y China en la capital egipcia en 1943 para establecer metas para el orden de posguerra.
Un cartel promocional de la película muestra al presidente Mao, lo que provocó mucha atención y escarnio en línea.
Mao, el padre fundador de la China comunista, era considerado entonces un líder rebelde y no estaba ni cerca de El Cairo.
El Generalísimo Chiang Kai-shek, líder de los nacionalistas gobernantes, quien cooperó con el ejército de Estados Unidos durante la guerra, representó a China en la cumbre.
El episodio destaca las preguntas persistentes acerca del papel que los comunistas desempeñaron durante la guerra, quienes han gobernado a China continental desde 1949, después de derrotar a los nacionalistas en una sangrienta guerra civil.
Las dos fuerzas habían formado un incómodo frente unido contra Japón durante la guerra.
Chiang y sus fuerzas huyeron a Taiwán y, aún hoy, la isla autónoma –a la que Beijing considera una provincia renegada– todavía conserva el nombre formal de la República de China.
En la China de Mao, el Partido Comunista tenía poco interés en proporcionar espacio alguno para las reflexiones positivas sobre las contribuciones de guerra de sus enemigos nacionalistas, dice Rana Mitter, un historiador de la Universidad de Oxford.
Pero, mientras busca una nueva fuente de nacionalismo, China ha recapacitado, dice. Y tanto veteranos comunistas como nacionalistas serán honrados durante las ceremonias de este año.