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Noticias de EE.UU.

Donald Trump se parece a Kramer de 'Seinfeld'

Por Michael D'Antonio

Nota del editor: Michael D'Antonio es el autor del nuevo libro "Never Enough: Donald Trump and the Pursuit of Success" (Editorial St. Martin). Las opiniones expresadas en este cometario son suyas.  

(CNN) -- Si la pregunta hubiera sido un poco menos mordaz —tal vez si hubiera sido sobre la inmigración— Donald Trump podría haber resistido la tentación de atacar por más de un minuto. Pero la primera pregunta del debate de CNN el jueves fue acerca del temperamento de Trump, y obviamente lo afectó.

"Bueno, primero que nada, Rand Paul ni siquiera debería estar en este escenario", dijo un Trump malhumorado. "Es el número 11, tiene el 1% en las encuestas y cómo llegó hasta aquí... de todas formas hay demasiadas personas. En cuanto al temperamento —y todos lo sabemos— en cuanto a temperamento, yo creo que tengo un excelente temperamento...". Trump siguió haciendo alarde de sus logros como empresario, artista y autor, y luego concluyó que "...mi temperamento es muy bueno, muy tranquilo".

Michael D'Antonio

Desafiado, como si fuera un estudiante de octavo grado en un patio de recreo, Paul respondió lo siguiente: "Existe una cualidad petulante que entretiene sobre el señor Trump, pero me siento preocupado. Me preocupa mucho tenerlo a cargo de las armas nucleares, porque creo que su respuesta es... su respuesta visceral es atacar a las personas en cuanto a su apariencia —bajo, alto, gordo, feo— Dios mío, eso pasó en la secundaria. ¿No lo superamos hace ya mucho tiempo?"

Al mantenerse en su papel, o quizá fiel a su verdadero yo, Trump le dio a la audiencia lo que esperaba cuando dijo "Yo nunca lo ataqué por su aspecto, y créeme, hay mucho material ahí".

Para tomar prestada una frase de Trump, fue 'bing, bing, bing' y los aspirantes del Partido Republicano se vieron arrastrados a una pelea verbal salpicada de comentarios despectivos y alardes impropios. Trump había acosado a Paul y recibió, en respuesta, una oportunidad para desplegar su usual táctica de devolver el golpe "10 veces más duro" (como él dice) cada vez que se siente desairado  En su vida pasada, él le había hecho lo mismo a Rosie O'Donnell, a Cher y a Bette Midler; cada una de ellas lo había criticado y sufrió cuando respondió. Ahora se lo estaba haciendo a un senador de Estados Unidos que se encontraba casi fuera del rango de la cámara en el escenario del debate.

Para tratar de entender esta dinámica, ayuda considerar la queja de Paul sobre el comportamiento de Trump como si se tratara de la secundaria. De hecho, mientras atacaba a Paul y más adelante a George Pataki, Trump efectivamente se comportó como el chico rudo de la escuela que intimida a los más débiles. Ni Paul ni Pataki tienen probabilidades de jugar un papel importante en la campaña a medida que avanza. Paul disfruta de un apasionado pero limitado apoyo entre los miembros del Partido Republicano de mentalidad libertaria, y Pataki desafía cualquier intento por explicar por qué está en la campaña en absoluto. Sin embargo, mientras dirigió sus ataques contra ellos, Trump reveló algo importante sobre los instintos que lo guían. Efectivamente, él estaba acosando a los más vulnerables —los alfeñiques de 44 kilos— incluso mientras se comportaba bien con su oponente más férrea, Carly Fiorina.

Fiorina, quien se mostró a sí misma como una mujer fuerte que, al igual que Trump, conoce el poder que viene con recibir una ofensa, lo atacó por sus comentarios anteriores sobre su apariencia, y se negó a ceder incluso después de que Donald dijera "Yo creo que es hermosa". Ella tuvo a Trump a la defensiva e hizo lo que pudo para mantenerlo ahí toda la noche.

De igual forma, otro candidato con una personalidad fuerte, Christ Christie, atacó a Trump con un recordatorio, a él y a Fiorina, de que la mayoría de los estadounidenses no están interesados en sus logros. "Ellos no podrían interesarse menos en sus carreras; les interesa la de ellos".  Christie añadió lo siguiente: "Empecemos a hablar acerca de esos problemas hoy en la noche y pongámosle fin a estos ataques infantiles entre ustedes".

Mientras Christie reprendía a sus compañeros republicanos, pudimos escuchar ecos del mariscal de campo que separa a dos compañeros de equipo molestos y les suplica que dejen de pelear por el bien del equipo local. Sin embargo, aunque Fiorina obviamente era uno de los blancos del gobernador de Nueva Jersey, fue obvio que el verdadero objeto de su impaciencia era Trump.

Desde que entró al campo en junio, Trump ha utilizado sus habilidades perfeccionadas como alguien que se dedica a intimidar a los otros niños. En las entrevistas que tuve con Trump sobre una nueva biografía suya, él dijo que este estilo se da de manera natural, y es tanto cuestión de instintos como de elección deliberada. Él también describió la imagen de su padre como un hombre igualmente rudo que esperaba mucho en términos de respeto. El mentor de Trump en la Academia Militar de Nueva York recordó lo siguiente: "El padre era muy duro con el niño. Era muy alemán".

Trump insiste en que su padre, quien lo envió a NYMA para que lo corrigieran cuando estaba en octavo grado, era tan cariñoso como duro. No existe razón para dudar de él.  De igual forma, he visto a Trump ser amable y considerado en entornos privados. El problema es que el Trump privado rara vez se deja ver, y en su persona pública a menudo se ve como un acosador.

Esto me recuerda a un episodio de "Seinfeld" que incluía, como trama, la experiencia del personaje de Kramer en un dojo de artes marciales, donde cada uno de sus compañeros era menor de 12 años. Semana tras semana, Kramer dominaba a sus oponentes e incluso parecía deleitarse en su éxito. Pero a la larga, los chicos se unieron en su contra y él se vio abrumado en un torrente de patadas y golpes. Mientras terminaba la escena decisiva del programa, Kramer fue representado como Guliver debajo de los liliputienses, vestido con su traje blanco de artes marciales.

En el segundo debate, Fiorina y Christie pelearon en contra del chico grande del dojo y asestaron unos cuantos golpes. Ahora el país espera para ver si el resto de los niños se unirán para destruir al musculoso gigante que se encuentra en medio de ellos.