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(CNN) – Sun Mingmei siempre había querido tener un segundo hijo.

Cuando se enteró en agosto de un embarazo inesperado, la alegría inicial solo duró unos pocos días antes de que decidiera regalar al bebé.

Sun ya tenía una hija y para quedarse con el bebé, habría tenido que pagar una multa de más de 200.000 yuanes (31.250 dólares) según las estrictas leyes de planificación familiar de China. Ella pensaba que era demasiado dinero.

Le puso fin a su embarazo en cuestión de dos meses.

“No supe si era niña o niño. Si lo hubiera sabido, habría luchado para tomar una decisión”.

Dos meses después, China anunció el fin de la controvertida política del hijo único y, en cambio, animaba a todas las parejas a tener dos hijos.

La nueva política entró en vigor el 1 de enero de 2016. Los segundos bebés que nazcan a partir de esa fecha serán “legales”, según los medios de comunicación estatales.

El bebé de Sun habría nacido en la primavera.

“Me arrepentí un poco de haber renunciado a mi bebé cuando escuché la noticia”, dice Sun. “Pero no tiene sentido pensar demasiado en eso ahora”.

Política aborrecida

El dilema de Sun es solo un pequeño vistazo del impacto que la política del hijo único ha ejercido sobre las familias chinas.

Millones de mujeres han sido obligadas a acabar con sus “embarazos ilegales”, y desde 2000 se han practicado más o menos siete millones de abortos al año, según el Ministerio de Salud de China.

Human Rights Watch dice que a menudo se utilizan “medidas coactivas” para terminar y prevenir los embarazos… abortos tardíos y la inserción forzosa de dispositivos intrauterinos.

En junio de 2012, a Feng Jianmei, de 22 años de edad, la obligaron a abortar en su séptimo mes de embarazo, lo que dio lugar a una singular disculpa pública después de que su caso generara indignación a nivel nacional.

Su esposo Deng Jiyuan, un granjero de 29 años de edad, dijo que trató de obtener un permiso de nacimiento hasta el último minuto, pero no pudo pagar la multa de 40.000 yuanes (6.300 dólares) exigida por los funcionarios.

“Estoy molesto y solo quiero justicia”, le dijo Deng a CNN en ese momento. “Ellos la obligaron a abortar a un bebé de siete meses de edad… ¿merecen ser llamados funcionarios del Partido Comunista que sirven al pueblo?”

Sun Mingmei y su hija Menmeng.

¿Nueva explosión de la natalidad?

También existe mucha incertidumbre en relación a qué cambios traerá la política, la cual se espera que afecte a 100 millones de parejas.

Lu Jiehua, un demógrafo de la Universidad de Beijing, le dijo a CNN que se espera que la nueva política dé lugar a una explosión de la natalidad en 2017 y 2018.

Un aproximado de 20 millones de niños nacerán en 2017: cuatro veces más que la población de recién nacidos de este año, según Lu.

Él dice que una mayor tasa de natalidad ayudará a que China le haga frente a una población que va en un rápido envejecimiento, a una fuerza laboral que se está reduciendo y a una preferencia de género profundamente arraigada: China tiene 34 millones de más niños que niñas.

Sin embargo, esta no será una solución para los males sociales del país.

Otras políticas públicas son necesarias para animar a los chinos —especialmente a las jóvenes parejas urbanas que tienen fuertes presiones en la vida— a tener un segundo hijo, dice.

“Tenemos que elaborar otras políticas favorables, como prolongar la edad de jubilación, proporcionarles más servicios sociales a los mayores, implementar políticas de igualdad de género en el lugar de trabajo”.

Y pasará un tiempo antes de que se perciban los cambios. Se necesitarán al menos 10 años para reducir la brecha de género de China —116 niños por cada 100 niñas— a un nivel “normal”.

La política, ayudada por la difusión de la tecnología de ultrasonido económica, la cual permite determinar el sexo a mitad del embarazo, y un fácil acceso a los abortos, ha exacerbado la preferencia tradicional por los hijos.

Lu cree que es difícil calcular si la nueva medida será efectiva, pero los próximos cinco años serán un período clave de evaluación.

¿Más discriminación?

La nueva ley también extiende la duración de la licencia de maternidad para las nuevas madres, la cual actualmente es de 98 días o 14 semanas, dos semanas más que en Estados Unidos.

Beijing no ha especificado exactamente de cuánto tiempo será el permiso, pero muchos temen que una ausencia más prolongada haría que fuera más difícil que las mujeres consiguieran empleo o fueran ascendidas en el lugar de trabajo sin tener políticas que las respalden.

La amiga de Sun, Gui Chunying, quien espera a su segundo hijo, dice que renunció a su trabajo después de tener a su hija. Ella ahora tiene un negocio desde su casa en Taobao, la plataforma de compras en línea de Alibaba.

“Me gustaría permanecer en casa hasta que mi bebé tenga dos años y luego buscar trabajo. Creo que voy a ser más comercial como una mujer casada con dos hijos que las chicas solteras “.

Sun dice que tiene la intención de concebir un nuevo bebé ahora la nueva política ha entrado en vigor.

La residente de Beijing de 29 años de edad creció con su hermano menor, por quien sus padres tuvieron que pagar una multa para que pudiera nacer en los años ochenta.

Ella no quiere una infancia solitaria para su hija.

“Mis hijos podrían hacerse compañía, y cuidar el uno del otro”, dice.