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Elecciones en Estados Unidos

Elecciones en Estados Unidos

Cómo los homosexuales conservadores ayudaron a lanzar a Donald Trump... y ahora se arrepienten

Por Chris Moody

(CNN) -- Cuando Donald Trump llegó al Washington Marriott Wardman Park Hotel para dar su primer discurso político importante como posible candidato presidencial republicano, él se veía inusualmente nervioso.

Era febrero de 2011. Trump parecía tranquilo, reservado y, en una jugada improbable para el magnate hambriento de los medios, él incluso se escabulló de las entrevistas de prensa para prepararse para su discurso.

Trump vino a la capital de la nación a instancias de GOProud, un pequeño grupo advenedizo de gays conservadores, quienes en un intento desesperado para hacerse de un nombre entre los republicanos, lo habían invitado como el orador sorpresa en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés) de 2011, la reunión nacional anual más grande de activistas de ala derecha.

El discurso que Trump daría a una multitud a puerta cerrada lo ayudaría a lanzar su estrellato entre los conservadores y desencadenó una serie de eventos que lo llevarían a su posicionamiento como el favorito presidencial del Partido Republicano solo cuatro años más tarde.

Esta semana, Trump se está preparando para regresar a la misma conferencia el sábado como el favorito republicano en la contienda por la presidencia. Además, los dos hombres que lo ayudaron a iniciar todo –los líderes de GoProud, Christopher Barron y Jimmy LaSalvia– están horrorizados por lo que ellos llaman la retórica divisiva de la campaña de Trump y quieren que las personas sepan lo mucho que lamentan lo que ellos ayudaron a desatar.

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"Lo siento, Estados Unidos. Yo ayudé a Donald Trump a dar su primer discurso como un candidato potencial", dijo LaSalvia en una entrevista con CNN. "Y ahora voy a trabajar para asegurarme de que él nunca ofrezca un discurso inaugural".

Tiempo antes del candidato Trump

Ya que la campaña presidencial representa una fuerza dominante tal en la vida estadounidense hoy en día, es fácil olvidar que hubo un tiempo en la historia antes de que Trump fuera un aspirante a la Casa Blanca. Una época en la que Trump aún no había ofendido a los hispanos llamándolos inmigrantes latinoamericanos "violadores"; antes de que Trump cuestionara la valentía de John McCain en la Guerra de Vietnam; antes de que Trump se convirtiera en el niño mimado de los nacionalistas blancos e incluso antes de que Trump dijera una palabra acerca del certificado de nacimiento del presidente Barack Obama. En aquellos primeros días de 2011, Trump era una sublime celebridad mediática, un presentador de televisión de uno de los programas de telerrealidad más populares en la televisión, un autor muy vendido y un hombre de negocios internacional quien, en muchas maneras, le atraía a ambos lados del Congreso.

El discurso de 2011 de Trump no fue su primera incursión en la política, por supuesto. Hacía tiempo que Trump había jugado un papel como recaudador de fondos e incluso contempló postularse para presidente en 1988 y en 2000. Pero el 2011 marcó el inicio de una incursión seria y agresiva de Trump en la arena que lo condujo al anuncio oficial de su candidatura republicana en 2015.

Un par de años luego de que Obama asumiera la presidencia, Trump empezó a hacer tentativas hacia la derecha política, incluso insinuando que él podría postularse personalmente a la Casa Blanca. Y para los republicanos desesperados por encontrar una celebridad de la vida real al que pudieran referirse como propio, alguien como Trump era un adorno increíble.

En 2010, los líderes conservadores, recién salidos de una enorme victoria en las elecciones de mitad de término alimentadas por el Partido del Té, estaban involucrados en una batalla feroz para ver si el grupo de Barron, una operación de conservadores abiertamente gay, podría adoptar un papel formal en la reunión anual más grande del movimiento, conocida como CPAC. En 2011, la Unión Conservadora Estadounidense (ACU, por sus siglas en inglés), la cual organiza la conferencia, le permitió a GOProud patrocinar el evento, una decisión que provocó protestas y boicots de parte de otros grupos conservadores.

GOProud quería dejar una gran impresión en la conferencia, así que Barron, presidente de la organización, le pidió un favor al partidario de GOProud, el operador político republicano Roger Stone, quien era cercano a Trump. Ellos pulieron los detalles de la aparición sorpresa tan solo unos cuantos días antes de que iniciara la conferencia.

"En nuestro lado del pasillo, nos vemos en apuros para encontrar celebridades que despierten el entusiasmo en las personas. Los demócratas tienen a todas las estrellas de televisión y las estrellas de cine", dijo Barron. "Entonces pensé: hagamos algo divertido. Hagamos que esto sea entretenido y entusiasmemos a las personas. Y francamente, lo hizo".

Barron y LaSalvia recuerdan la mañana previa al discurso de Trump como una pesadilla agotadora de logística. El jet privado de Trump, el cual había cargado de amigos para que vieran sus declaraciones, era demasiado grande para aterrizar en el Reagan National, el aeropuerto más cercano a Washington, así que aterrizó en un aeropuerto que tenía una pista más larga y que estaba aproximadamente a una hora en auto, lo que requirió de un retraso en su tiempo para el discurso.

Cuando por fin Trump llegó al hotel en el noroeste de Washington, LaSalvia y Barron se encontraron con él en una suite privada en donde se pudiera preparar. LaSalvia recuerda que Trump parecía nervioso y diferente al jactancioso personaje que interpretaba en la televisión. Trump pidió unos minutos para prepararse en el baño. Cuando salió, un ayudante le entregó a Trump una toallita de mano.

"Se limpió las manos, y después lo vi buscando un bote de basura. No vio uno, por lo que solo tiró la toalla en medio del piso de la suite del hotel", recuerda LaSalvia. "Fue algo un poco extraño".

El abogado de Trump, Michael Cohen, quien estaba junto a él ese día, no respondió a una solicitud de comentarios sobre el discurso de 2011. Y tampoco lo hizo Hope Hicks, la vocera de su campaña.

Cuando llegó el momento de la intervención, Trump se unió a su séquito y a un grupo de conservadores gay mientras caminaban a través del abarrotado vestíbulo del hotel y eran acosados ​​por los seguidores y curiosos que piden fotos y autógrafos.

En el interior de la sala principal, en donde pronunciaría su discurso, un joven abogado de Texas con botas vaqueras negras llamado Ted Cruz estaba terminando una introducción para la Directora de la CPAC, Lisa De Pasquale, quien había trabajado con GOProud para asegurar la aparición de Trump.

De Pasquale presentó a Trump. Él la besó en la mejilla después de pasar por el escenario con el tema musical del programa "The Apprentice": "Money, Money, Money". El público enloqueció.

"¡Estas contratado!", gritó una mujer desde su asiento.

"Estás contratada", le respondió Trump. "Esta es mi gente, Esto es hermoso".

Trump leyó gran parte de su discurso, línea por línea en una hoja de papel y tocó temas que luego se convertirían en parte del discurso de una futura campaña presidencial.

Los temas sonarán familiares: Él se lamentó porque Estados Unidos era un "hazmerreír" y un "poste de azotes" debajo de Obama, y ​​señaló específicamente a China y México. Leyó citas de otras personas que decían lo grandioso que él era, y le recordó a la audiencia que él asistió a las "mejores" escuelas. Y, en una señal temprana de lo que vendría, contempló una teoría de la conspiración.

"Nuestro actual presidente salió de la nada", dijo Trump. "De hecho, lo llevaré más allá: Las personas que fueron a la escuela con él, nunca lo vieron. Ellos no saben quién es él, es una locura".

Con ese discurso, Trump dejó una impresión en los activistas conservadores que lo ayudaría a salir adelante a través de los siguientes años.

"Hubo cosas que dijo en ese discurso que le granjearon el cariño del movimiento", recuerda De Pasquale, quien escribió un libro sobre su experiencia con la ACU.

Cuando Trump bajó del podio, él parecía una persona diferente, alimentándose de la energía de la multitud.

"Fue la primera vez que habló como un candidato potencial. Fue algo grande", dijo LaSalvia. "Me di cuenta de que tal vez no fue tan hablador al principio porque no lo había hecho antes. Después, él se mostró más como él mismo".

LaSalvia y Barron caminaron con Trump y su séquito de vuelta a través del hotel, a la espera de Trump cuando se detuvo para tomarse fotos, darle apretones de manos al personal de servicio del hotel y responder a las preguntas de los periodistas en los pasillos.

LaSalvia y Barron estaban encantados mientras se despedían de Trump afuera.

"Haznos un favor, ¡por favor, postúlate para presidente!", Le gritó Barron a Trump luego de que se tomaron una foto final juntos.

"¡Por favor! ¡Por favor!", le hizo eco LaSalvia.

Evidentemente, Trump lo consideró. Lo que él hizo después los ha perseguido a ambos desde entonces.

Trump se desata

Después del discurso de Trump en la CPAC, las invitaciones para que se uniera a la contienda presidencial se hicieron más fuertes. Los promotores de televisión lo llamaban sin cesar para que llegara a sus programas. Tentado con la posibilidad de que pudiera postularse para presidente en 2012, Trump se convirtió en un orador habitual en conferencias conservadoras en todo el país.

Además de utilizar la oportunidad para promoverse a sí mismo, también utilizó la plataforma para presentar un caso infundado de que Obama era un presidente ilegítimo que no era elegible para el cargo porque, como Trump afirmaba, él había nacido en Kenia y no en Estados Unidos. La inclinación de Trump por el dominio mediático avivó un frenesí de teóricos de la conspiración que una vez estuvieron marginados, y el magnate de los bienes raíces llegó a ser conocido como el "birther" (ocupado en el certificado de nacimiento del presidente Obama) más prominente de la nación. El alboroto se calmó en abril de 2011, cuando Obama proporcionó más documentación de su lugar de nacimiento.

Cuatro años más tarde, Trump finalmente apretó el gatillo para su postulación presidencial y procedió a dispararle a las campañas de los competidores desde el cielo como práctica de tiro. Hoy en día, Trump está más cerca de la nominación que cualquier aspirante que queda, y su campaña poco ortodoxa y controvertida ha amenazado con despedazar al Partido Republicano.

Se podría argumentar que esta campaña como una bola de nieve masiva –incluso a pequeña escala– tiene su inicio en la CPAC de 2011.

"No creo que sea algo por lo que haya que disculparse pues lo único que hice fue darle una plataforma con la ayuda de GOProud y otras personas en la ACU", dijo De Pasquale. "Ha habido personas que han hablado y que no han llegado a ninguna parte. No me siento mal por eso".

Pero los antiguos dirigentes de GOProud, un grupo que ahora ha desaparecido, sí sienten remordimiento. Después de la elección presidencial de 2012, LaSalvia abandonó el Partido Republicano por completo y escribió un libro contando detalles sobre su éxodo. Barron trabaja como estratega de medios, pero es parte de las filas cada vez mayores en el Partido Republicano que han prometido no apoyar Trump si logra la nominación.

"Creo que los dos obtuvimos lo que necesitábamos de esto. Él nos utilizó y nosotros lo utilizamos a él para promover nuestros objetivos", dijo LaSalvia, quien planifica hacer campaña a favor de Hillary Clinton. "Admito que Trump me enamoró al principio. Entiendo el atractivo que tiene con las personas porque yo me siento frustrado y también estoy enojado con el sistema. Pero Donald Trump no es la respuesta".

Para Barron, el liderazgo del movimiento Birther de Trump, sus comentarios que insultaban al senador John McCain por ser un prisionero de guerra y el rechazo que mostró a medias por los nacionalistas blancos que lo apoyan, lo han alejado de Trump.

"Él ha desatado fuerzas con el movimiento conservador con las que estaremos lidiando durante años y años por venir", dijo Barron. "Si hubiera sabido lo que sé ahora, hubiera buscado a otra persona".