El presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Ahora el presidente Putin admira a Trump
02:06 - Fuente: CNN

Filadelfia (CNN) – No sabemos a ciencia cierta si el presidente de Rusia, Vladimir Putin, está jugando algún papel en las elecciones de EE.UU.

Pero de resultar ciertas las denuncias de que una operación del espionaje ruso filtró los correos electrónicos que han sacudido al Partido Demócrata sería un indicio de que el Kremlin tiene la mirada puesta en el próximo presidente estadounidense.

Las explosivas revelaciones tuvieron un efecto sísmico en una carrera presidencial, ya de por sí impredecible, después de que Wikileaks publicara una serie de e-mails supuestamente obtenidos por un hacker ruso y que parecen demostrar una confabulación en el seno del Comité Nacional Demócrata (DNC por sus siglas en inglés), que supuestamente debe ser imparcial, para impulsar a Hillary Clinton en detrimento de Bernie Sanders.

El canciller ruso, Sergei Lavrov, rechazó el martes las acusaciones de que Rusia se está entrometiendo en las elecciones. Cuando los periodistas le preguntaron al respecto, respondió: “No quiero usar palabras (ofensivas) de cuatro letras”, según Reuters.

Pero el drama de espionaje también plantea interrogantes más profundos sobre la postura de Moscú hacia el próximo presidente - quien quiera que sea - y la creciente confrontación entre las grandes potencias del este y el oeste, cuyos líderes no estaban tan alejados desde la Guerra Fría.

El rencor de Putin hacia Occidente

Estas revelaciones, que han causado discordia en Estados Unidos y golpeado la democracia del país, sólo pueden beneficiar al objetivo político principal de Putin: erosionar las instituciones políticas de occidente para debilitar lo que se conoce como el mundo libre.

Y el líder ruso alimenta una profunda animosidad personal contra el gobierno de Obama y la exsecretaria de Estado Clinton.

Es indudable que el exagente de la KGB en el Kremlin cuenta con los medios, a través de los sofisticados servicios de inteligencia rusos, para causar confusión en las elecciones presidenciales de EE.UU.

Y Putin tiene la motivación: un resentimiento latente hacia Occidente.

“¿Fue la elección de 2016 un objetivo?”, se cuestionó Mateo Rojansky, director del Instituto Kennan en el Wilson Center, refiriéndose a las agencias de inteligencia rusas. “La respuesta es que muy posiblemente sí”.

Más difíciles de demostrar son las denuncias de los demócratas de que Rusia pirateó los correos electrónicos para impulsar la candidatura del republicano Donald Trump.

“Lo que decían los expertos inicialmente cuando ocurrió la filtración era que creían que fue gente del estado ruso la que se apoderó de los correos”, declaró el lunes el director de la campaña de Clinton, Robby Mook.

“Lo que están diciendo ahora los expertos es que, como esos miembros del estado ruso poseían los correos, se los facilitaron a piratas informáticos con el propósito de ayudar a Donald Trump”, afirmó Mook.

Aunque la evidencia forense seguramente demostrará que el hackeo se originó en Rusia, quizás sea imposible establecer cualquier complicidad de Putin o probar las motivaciones del gobierno ruso.

El FBI confirmó el lunes que investiga un caso de hackeo en el Comité Nacional Demócrata. Sospechan que se trató de un ciberataque ruso, aunque el Departamento de Estado dice que las pesquisas debem seguir su curso antes de apresurarse a sacar conclusiones. Unos investigadores expertos en ciberseguridad contratados pro el Partido Demócrata concluyeron que el hackeo fue obra de piratas informáticos que trabajaban con el gobierno ruso.

Putin, ¿el súper PAC?

Pero el comportamiento de Putin desde que volvió a la presidencia - tras haber sido el poder en la sombra del expresidente, Dmitry Medvedev durante los cuatro años anteriores - da credibilidad a la idea de que Rusia trata de entrometerse en la política de EE.UU.

El presidente ruso no oculta su deseo de debilitar a Occidente, su creencia de que EE.UU. y sus aliados europeos han conspirado contra los intereses rusos en Georgia, Ucrania, Libia y Siria, y busca restablecer eel prestigio mundial de Rusia a expensas de Occidente.

A ojos rusos, erosionar el sistema político de Estados Unidos y así poner en entredicho su capacidad de juzgar a los demás contribuiría a lograr ese objetivo.

“Es coherente con la forma de ver las cosas de Rusia”, dijo Fiona Cerro, de la Institución Brookings y co-autora del libro “Mr. Putin: Operative in the Kremlin” (“Señor Putin: Agente en el Kremlin”).

“El propósito de la propaganda rusa es mostrar que Estados Unidos y su política están llenos de arrogancia e hipocresía y así demostrar que no es mejor que el resto del mundo”, manifestó Hill. “Putin funciona como un súper PAC, aprovechando las oportunidades para hacer campaña negativa. El propósito es demostrar que EE.UU. no tiene autoridad moral”.

Los Super PACs son unos grupos de acción política independientes que recaudan dinero sin limitaciones pero no están autorizados a contribuir con un partido o candidato.

Las rencillas de Putin con Clinton

Putin también tiene un motivo personal para querer intervenir en la democracia de Estados Unidos: Está convencido de que Washington orquestó una campaña encubierta contra él que puso en peligro su continuidad en el poder y le guarda un rencor personal hacia Hillary Clinton.

Siendo primer ministro, Putin denunció a la entonces secretaria de Estado por condenar las elecciones parlamentarias rusas como fraudulentas antes de tener pruebas y la acusó de incitar las protestas contra el gobierno.

En aquel entonces, el gobierno de EE.UU. consideró absurdas las acusaciones.

Pero quienes han estudiado de cerca a Putin creen que este episodio consolidó aún más su mentalidad conspirativa y una visión del mundo enmarcada por su experiencia como agente de la KGB.

“En 2011 y 2012, Putin creía que EE.UU. estaba orquestando una revolución en las calles contra él”, dijo Rojansky. “Creía que había una operación de inteligencia contra él. La podía oler”.

Washington ha rechazado tales afirmaciones, pero la realidad se ve diferente desde el punto de vista del Kremlin.

Exembajador: Estoy consternado

El que fuera embajador del presidente Barack Obama en Moscú, Michael McFaul, fue un destacado experto en la democratización de Europa del Este. También se reunió con figuras de la oposición rusa, una práctica habitual de los diplomáticos estadounidenses pero que despertó sospechas en Moscú.

McFaul, que sufrió una campaña de intimidación de parte de los servicios de seguridad rusos durante su estancia en Moscú, le dio más credibilidad a la idea de que Rusia está detrás la filtración de correos del DNC.

“Como votante estadounidense, estoy consternado por la intromisión de Rusia, quiero que se investigue y se detenga. Como analista sobre Rusia, estoy impresionando; son buenos”, tuiteó McFaul.

McFaul fue también arquitecto del “reinicio” de las relaciones con Rusia a principios del gobierno de Obama cuando era funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, y dio prioridad a las relaciones con el nuevo presidente ruso, Dmitry Medvedev. Algunos analistas creen que haber pasado por alto a Putin en aquel momento pudo haber aumentado su paranoia en torno a las intenciones de Estados Unidos.

Y Putin se sintió engañado por Occidente durante una misión de Estados Unidos en Libia. La operación era para evitar un genocidio y contó con el mandato de la ONU a través de una resolución que Rusia permitió aprobar pero luego derivó en el derrocamiento de Moammar Gadhafi.

El presidente ruso también consideró los llamamientos de Estados Unidos a destituir al presidente de Siria, Bashar al-Assad, un estrecho aliado de Rusia, como un intento de debilitar la influencia de Moscú en el Medio Oriente. Y según los analistas, Putin cree además que la revolución de 2014 en Ucrania, que derrocó a un gobernante pro-ruso, fue instigada por EE.UU.

Trump: ¿el nuevo Berlusconi?

Al mismo tiempo, Putin podría ver en Donald Trump una cara más amable. El empresario multimillonario ha hablado públicamente en un tono cálido de Putin y ha cuestionado en repetidas ocasiones la misión de la OTAN y las garantías de seguridad de Estados Unidos a los estados miembros amenazados por Rusia.

“Hillary y (la canciller alemana Angela) Merkel representan una amenaza existencial para el régimen de Putin”, dijo Arkady Ostrovsky, que escribió sobre el gobierno del líder ruso en el libro “The Invention of Russia” (“La invención de Rusia”).

“Trump no representa una amenaza existencial para el régimen de Putin. Él representa una amenaza para la estabilidad en el mundo, pero teniendo en cuenta que a Putin le gusta explotar situaciones caóticas, creo que siente que sólo saldría ganando con Trump”, declaró Ostrovsky.

Por otra parte, algunos analistas dicen que Putin ve a Trump como alguien similar al exprimer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que al igual que el multimillonario estadounidense carece de profundidad en los asuntos globales, pero es un manipulador magistral de los medios de comunicación y se lleva bien con el líder ruso.

Y como líder mundial adicto a los tratos, Putin cree que podría ser más astuto que Trump en la mesa de negociaciones.

¿Podría ser contraproducente el hackeo al DNC?

Pero estas denuncias de que Putin interviene deliberadamente para decantar la batalla electoral hacia un candidato será difícil de probar y para algunos analistas va demasiado lejos.

Aunque el hackeo encaja en la política de seguridad de Rusia, no está claro que Putin - aunque favorezca a Trump - apoye un esfuerzo para tratar de que salga elegido.

“Creo que tenemos que preguntarnos, ¿a quién ayuda esto?”, dijo a CNN la analista de temas rusos Jill Dougherty. “Contar con la implicación de que te ayuda Vladimir Putin no sería algo bueno en este contexto y podría resultar contraproducente”.

La campaña Trump es consciente de los riesgos, y ha negado vehementemente cualquier insinuación de que su candidato cuente con la ayuda de Rusia, algo que consideran una maniobra sucia de la campaña de Clinton.

Los partidarios de Trump también se pusieron a la defensiva ante los informes sobre las relaciones que tuvo en el pasado el jefe de su campaña, Paul Manafort, con políticos pro-Moscú de Ucrania.

El impacto que pueda tener el tema de Rusia en la campaña no está claro de momento. Podría afectar negativamente a Trump en los estados clave del Medio Oeste donde hay altas concentraciones de votantes de origen polaco, letón, lituano, ucraniano y otros países del este de Europa.

Sin embargo, Rusia podría salir ganando de todas formas. Si Trump, con su escepticismo hacia la OTAN, no llega la Casa Blanca, una debilitada Clinton a la cabeza de un golpeado Partido Demócrata y una democracia sacudida también podrían servir a los objetivos de Moscú.

“(Putin) no puede influir en el curso de las elecciones, pero lo que puede hacer es mostrar que quien resulte elegido no es mejor que su rival”, dijo Hill. “Es una especie de gana-gana”.

(Con información de Evan Pérez)