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(CNN) – Se suponía que la Guerra Fría había terminado hace un cuarto de siglo.

Pero Rusia es uno de los principales protagonistas en una elección presidencial por primera vez en décadas, y el presidente Vladimir Putin está siendo retratado como un personaje siniestro en medio de una amarga contienda entre la aspirante demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump.

Los demócratas lo han culpado de orquestar una enorme operación de ciberespionaje utilizando correos electrónicos robados o filtrados para crear caos y desconfianza dentro del proceso democrático estadounidense rumbo a la elección de noviembre. Putin inclusive ha sido acusado de favorecer a Trump, como un agente involuntario que busca asfixiar el poder global de Estados Unidos.

Una decisión de Putin de incrementar sus objetivos de política global al involucrarse directamente en la elección estadounidense cruzaría una línea a la que raras veces se llegó en tiempos soviéticos. Y deja en el aire la pregunta de por qué Rusia podría haber tomado este peligroso paso extra.

La Unión Soviética, aunque tenía capacidad de inteligencia para involucrarse en la elección estadounidense, siempre temió que ese tipo de maniobra resultara contraproducente e hiriera a su candidato favorito, dijo William Courtney, un exembajador de Estados Unidos en Kazakstán y Georgia.

El actual liderazgo ruso “podría pensar que es una forma de bajo costo y con alta ganancia de incrementar la percepción de que el sistema aquí es caótico y no es confiable”, dijo Courtney, quien ahora está en la Corporación Rand.

Mike Baker, exoficial de operaciones encubiertas de la CIA, dijo a CNN que “el juego a largo plazo aquí no es sobre que estén intentando influenciar sobre quién ganaría esta elección en particular, sino una operación tradicional en la que intentan erosionar la confianza en el proceso electoral”.

Aunque Rusia podría sentir que gana al inmiscuirse a pesar de quién gane, no podría ser dañino el hecho de que Trump ha sido muy efusivo hacia Putin y muy crítico de la actual política estadounidense hacia Moscú, que lo cataloga como una amenaza. De hecho, en una medida sin precedentes para el candidato de uno de los principales partidos, Trump se ha alineado con un líder extranjero que mira a Estados Unidos como adversario.

Trump pareció indicar en un foro televisado por NBC la semana pasada que la adulación de Putin ha causado que vea al líder de Rusia de manera más favorable.

“Si él dice grandes cosas sobre mí, voy a decir grandes cosas sobre él. O sea, el hombre tiene un muy fuerte control sobre el país”, dijo Trump, mientras subrayaba que a él no le gusta el sistema político ruso.

“Pero ciertamente en ese sistema él ha sido un líder, mucho más líder que lo que ha sido nuestro presidente”.

Comentarios como esos son una razón por las cuales los críticos de Trump han acusado al multimillonario de estar siendo engañado por la astucia del exagente de la KGB al frente del Kremlin.

“En el negocio de la inteligencia, diríamos que Putin ha reclutado a Trump como un agente involuntario de la Federación Rusa, escribió Michael Morrell, exsubdirector de la CIA y quien ahora apoya a Clinton, en un artículo en el diario New York Times en agosto.

Otros comentarios de Trump parecen poner en duda las garantías de seguridad de Estados Unidos hacia los integrantes de la OTAN y su aparente apertura a los puntos de vista de Trump sobre la soberanía en Crimea también son factores que han ayudado a convencer a 50 funcionarios de seguridad republicanos a firmar una carta abierta el mes pasado en el que denunciaban a Trump.

Clinton ha aprovechado el tema para atacar a su oponente. Ella acusó recientemente dijo que los halagos de Trump hacia Putin lo hacían ver como antipatriota e irresponsable, mientras ella intentaba argumentar que su rival, quien está creciendo en las encuestas, no era apto para ser presidente.

“Va más allá de la imaginación de uno el tener a un candidato a presidente que halague a un autócrata ruso como Vladimir Putin”, dijo Clinton a reporteros.

El presidente Barack Obama, recién salido de su propia confrontación con el líder ruso durante la última reunión del G20, también se refirió al tema el lunes.

“Piensen lo que le ha pasado al partido republicano. Ellos solían estar en contra de Rusia y el autoritarismo, pelear por nuestra libertad y pelear por la democracia”, dijo Obama mientras hacía campaña para Clinton en Filadelfia el martes.

“Y ahora su nominado está ahí alabando a un tipo, diciendo: ‘Él es un fuerte líder porque él invadió países más pequeños, encarcela a sus oponentes, controla a la prensa y empuja su economía hacia una larga recesión”.

La intervención de Obama causó una fuerte respuesta de Moscú, lo cual será bienvenido por los demócratas, ya que valida la noción de que el Kremlin prefiere a un amistoso Trump en vez de una hostil Clinton en la Casa Blanca.

“Desafortunadamente, cuando vemos la manifestación continúa de ese tipo de descarada fobia hacia Rusia, solo podemos expresar que lo lamentamos”, dijo Dmitry Peskov, secretario de prensa de Putin, según comentarios publicados por la agencia TASS.

Peskov lamentó que se use “la carta rusa y la carta de nuestro presidente” como “una casi decisiva para el proceso electoral de Estados Unidos”.

El gobierno de Estados Unidos no ha ofrecido evidencia concreta de que el gobierno ruso está inmiscuyéndose en la elección de Estados Unidos y el Kremlin ha negado de forma vehemente estarlo haciendo.

Pero es aceptado en Washington que entidades probablemente vinculadas al Estado ruso, pero con una distancia plausible a los canales oficiales, se han infiltrado en sistemas de computadoras estadounidenses y facilitado filtraciones de embarazosos correos electrónicos.

Los reportes más recientes de infiltración de correos electrónicos incluyen al exsecretario Colin Powell. Y la Agencia Mundial Antidopaje acusó a Rusia de estar detrás de una presunta infiltración a los archivos médicos de los atletas olímpicos estadounidenses.

El Comité Nacional Republicano también ha sido blanco, y muchos temen que estén en camino más revelaciones embarazosas, quizá haciendo blanco directo en la aspirante demócrata.

Fiona Hill del Instituto Brookings, y quien fue coautora de un libro sobre Putin, dijo que la motivación detrás de los ataques informáticos es mostrar al mundo, incluyendo lo rusos, que el sistema político estadounidense está lejos de ser una democracia perfecta y un buen gobierno, para minar la autoridad moral de Washington en el exterior.

El presidente ruso tampoco no ha mantenido en secreto que su proyecto político principal consiste en minar la política occidental, las instituciones diplomáticas y militares para restaurar lo que él considera el lugar correcto para Rusia como un gran poder global. También dejó en claro que cree que Estados Unidos y sus aliados europeos conspiraron contra intereses rusos en Georgia, Ucrania, Libia y Siria.

Putin también tiene animosidad hacia Clinton en particular, luego de acusarla de intervenir directamente contra su partido en las elecciones parlamentarias rusas en 2011 mientras ella era secretaria de Estado.