(CNN) – En junio, un joven llamado Gabe fue sometido a una cirugía cerebral para salvar su vida. Pero se sentía acomplejado por la cicatriz que le quedó en la cabeza como resultado de la operación.
Su padre, al darse cuenta del impacto que estaba teniendo en Gabe, se hizo un tatuaje en la cabeza similar a la incisión de su hijo.
Padre e hijo se mantuvieron fuertes. Ahora, seis meses más tarde, los dos deben ser más fuertes que nunca: el tumor cerebral de Gabe está de vuelta.
“Casi nos dijeron que el tumor se está volviendo más activo”, dijo el padre de Gabe, Josh Marshall, a KWCH, afiliada de CNN. “Debido a la ubicación, es inoperable”.
Marshall dice que esta dolorosa experiencia ha sido una montaña rusa.
“El no saber es lo que realmente duele”, dijo a la televisora.
Pero el niño sabe lo que necesita hacer para luchar contra el cáncer de nuevo.
“Sigan rezando” dice Gabe. “Y lo superaré”.
Durante el verano, padre e hijo ganaron un concurso patrocinado por la Fundación de St. Baldrick, una organización benéfica de lucha contra el cáncer infantil.
“Tener la cicatriz de mi hijo tatuada le ayuda a confiar en sí mismo”, escribió al presentar su foto en ese momento.
El padre estaba esperanzado entonces, tal como lo está ahora.
“Él es mi superhéroe”, dice Marshall de su hijo. “Me ha mostrado qué es realmente la vida realmente y cómo sacar el máximo provecho de todo”, dijo a KWCH el jueves.
Quién iba a pesar hace seis meses que Gabe sería el que sostendría a su padre mientras se preparan para enfrentar su pelea más dura.