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¿Qué está pasando con la heroína en EE.UU.?
01:11 - Fuente: CNN

(CNN) – Los gritos agudos de inconsolables bebés que nacieron siendo dependientes de la heroína y otros opiáceos atraviesan la guardería que bajo otras circunstancias podría ser bastante tranquila.

Los recién nacidos también tiemblan, vomitan y sufren de diarrea. Pero son sus gritos desesperados lo que los cuidadores encuentran más desgarrador.

“Cuando nacen empiezan a vivir la abstinencia porque ya no están expuestos a un opiáceo. A ese proceso en un bebé es a lo que nos enfrentamos”, aseguró el doctor Sean Loudin, el director médico de la Unidad Terapéutica para Neonatos del Hospital Cabell Huntington y de una guardería aparte llamada Lily’s Place.

Loudin ya había hablado con CNN en septiembre pasado, cuando ocurrió un brote de sobredosis por heroína en Huntington, Virginia Occidental: un pueblo de los Apalaches, ubicado en el epicentro de la adicción a esta sustancia en Estados Unidos.

Este médico ha visto de primera mano las trágicas consecuencias de la epidemia de opiáceos en el país: mujeres adictas dando luz a bebés que atraviesan un proceso abstinencia –conocido como síndrome de abstinencia neonatal– a unas tasas desmesuradas y realmente altas.

Una nueva investigación revelada este lunes enfatiza en el problema. El informe encontró que las tasas de síndrome de abstinencia en recién nacidos aumentaron casi cinco veces en todo el país, durante la última década.

De 2004 a 2013, la proporción de bebés que sufren abstinencia fue particularmente pronunciada en los condados rurales creciendo de 12,9% a 21,2%, según la investigación publicada en el periódico médico Jama Pediatrics.

Además, la incidencia de recién nacidos atravesando un proceso de abstinencia aumentó de 1,2 a 7,5 por cada 1.000 nacimientos hospitalarios de bebés rurales y de 1,4 a 4,8 por cada 1.000 nacimientos hospitalarios de bebés urbanos.

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La frecuencia de las complicaciones durante el parto, debidas al uso de opiáceos por parte de la madre, también aumentó en el mismo periodo. Pasó de 1,3 a 8,1 por cada 1.000 partos hospitalarios de mujeres rurales y de 1,6 a 4,8 por cada 1.000 partos hospitalarios de mujeres urbanas, de acuerdo a lo que reportó la investigación.

“Lo más alarmante para mí fue la creciente desigualdad que estamos viendo entre las áreas rurales y urbanas”, aseguró la doctora Nicole Villapiano, investigadora que lideró el estudio y pediatra del hospital Mott Children de la Universidad de Michigan.

La investigación incluyó a todos los neonatos y partos obstétricos entre 2004 y 2013, tal y como fueron compiladas por la base de datos nacional Inpatient Sample. Apenas hace 10 años, no había ninguna diferencia entre las tasas de recién nacidos con síndrome de abstinencia en las zonas urbanas y en las áreas rurales. Sin embargo, el nuevo estudio “registró un incremento de casi siete veces en las zonas rurales durante la última década”, indicó Villapiano.

“Esta tendencia de marcada diferencia fue lo más sorprendente que encontramos”, añadió.

Según ella, los bebés que atraviesan el proceso de abstinencia tienen dificultades para dormir, son muy irritables y están incómodos. Los efectos secundarios más graves incluyen convulsiones y retrasos en el crecimiento, relató Villapiano.

Para los hospitales rurales esto puede implicar una presión frente a los recursos económicos con los que cuentan, que de por sí ya son escasos.

Villapiano y los coautores de la investigación afirman que el dramático incremento entre las áreas rurales y urbanas “resalta la necesidad urgente de políticos que se encarguen de financiar adecuadamente a los médicos y a los programas que podrían garantizar un mayor acceso a la prevención y el tratamiento de opiáceos para mujeres y niños rurales”.

“En las áreas rurales está el verdadero desafío”, insistió Villapiano.

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En Huntigton, el doctor Loudin se enfrenta a la línea de batalla. A pesar de que la investigación arrojó que 7,5 de cada 1.000 recién nacidos sufren de abstinencia, él asegura estar viendo casi 13 veces más esa tasa: es decir que prácticamente uno de cada 10 bebés nace siendo dependiente de la heroína o algún otro opiáceo.

“Lo que esta tasa nos dice es que el país se enfrenta a una crisis de adicción. Muchos estadounidenses viven en medio de la desesperanza, la desesperación, los problemas económicos y muy pocos tienen los mecanismos adecuados para lidiar con eso”, explicó.

“Necesitamos enfocarnos en ayudar a nuestros ciudadanos a manejar sus problemas de adicción. Si podemos auxiliar a los adultos que están en medio de una adicción, entonces finalmente eso acabará por reducir el número de bebés que nacen tras haber sido expuestos al consumo de drogas”, insistió Loudin.

Loudin agregó que los legisladores hicieron un muy buen trabajo al terminar con la prescripción indiscriminada que alimentó el abuso de opiáceos en la nación. Sin embargo, como esa fuente fue cortada en los últimos años “ahora hay lo que parece un suministro interminable de heroína”, apuntó.

“He hablado con padres que, literalmente, tienen que usar heroína porque no pueden conseguir nada más”, reveló Loudin. “No tienen otra alternativa diferente a esta droga. Y eso es algo muy escalofriante de pensar: sólo por evitar el síndrome de abstinencia y estar enfermos salen y compran heroína para inyectársela y poder funcionar durante el día”, agregó.

“Esto es una historia dramática y es aterradora para mí porque muestra cuán desafortunadas y desesperadas son las circunstancias que enfrentan muchos estadounidenses”, concluyó.