CNNE 368278 - 368277
CNN a Trump: Confiamos plenamente en nuestro trabajo periodístico
02:38 - Fuente: CNN

Nota del editor: Frida Ghitis es una columnista que escribe sobre asuntos exteriores para el Miami Herald y World Politics Review. También fue productora y corresponsal de CNN. Los puntos de vista que aquí son exclusivamente de la autora.

(CNN) – ¿Es Donald Trump realmente un “gran fanático” de la comunidad de Inteligencia, como afirmaba en Twitter, o despreciaba a los profesionales de la inteligencia cuando se refirió repetidamente a ellos y a su trabajo en citas sarcásticas sobre las sesiones informativas de “Inteligencia” y el “así llamado ‘hackeo ruso’”?

¿Se burló Donald Trump de un periodista discapacitado, o fueron tus ojos y la élite de Hollywood los que te hicieron verlo así?

¿Convenció él a Ford de no trasladar una planta fabricante de autos a México, salvando empleos estadounidenses, o fue toda una elaboración de la publicidad?

¿Ganó las elecciones con una victoria históricamente estrecha, o fue un triunfo aplastante?

Las preguntas son interminables, y las respuestas, a menos que estés prestando mucha atención, todo el tiempo, pueden requerir un esfuerzo significativo para ser comprobadas. La realidad se está volviendo nebulosa en la era de Trump. Y eso no es casualidad.

El hecho es que Trump se ha convertido en el ‘gaslight’ (manipulador) en jefe de Estados Unidos.

Si nunca has oído del término ‘gaslight’, prepárate para aprenderlo y vivir con él cada día. A menos que Trump comience a comportarse de una manera radicalmente diferente después de que se convierta en presidente, ‘gaslighting’ (manipulación) se convertirá en una de las palabras del 2017.

El término viene de una obra de la década de los 30 llamada “Gas Light” y de su versión cinematográfica de los 40 “Gaslight”, en la que un manipulador esposo trata de desorientar a su mujer, interpretada por Ingrid Bergman, al alterar su percepción de la realidad. Él atenúa la luz de las lámparas de gas y luego finge que es sólo ella quien piensa que estas están parpadeando a medida que las habitaciones se vuelven más oscuras.

Eso es sólo el comienzo. Utiliza una variedad de técnicas para difuminar la verdad. Su objetivo es ejercer poder y control al crear dudas sobre lo que es real y lo que no lo es para distraerla mientras intenta robarle sus joyas.

Profesionales de la salud mental se han pronunciado mucho acerca de esta práctica, y aseguran que es muy usada por narcisistas y cónyuges abusivos. Pero más recientemente la manipulación táctica de la verdad se ha convertido en un método preferido por personajes con poder e influencia alrededor del mundo. El ‘gaslighting’ (o manipulación) por otros medios fue siempre una característica común en las dictaduras, pero ha vuelto a estar en boga como una forma más sutil de control político interno, incluso en países con diversos grados de democracia.

Ahora Trump lo ha traído a los Estados Unidos. Las técnicas incluyen decir y hacer cosas y luego negarlo, culpar a otros de equivocaciones, despreciando sus preocupaciones alegando hipersensibilidad, asegurar que algunas declaraciones ultrajantes eran bromas o malentendidos, y otras formas de oscurecer la verdad.

Recordemos la campaña presidencial. A principios del verano, Trump ya había acumulado una larga lista de declaraciones que hizo y luego negó haber hecho, lo suficiente como para que los ‘fact checkers’ apenas pudieran mantener el ritmo. Le dijo a sus seguidores durante sus discursos que “mandaran a la m…” a los manifestantes, añadiendo que pagaría “sus honorarios legales”. Cuando se le confrontó acerca de ello, respondió “no dije eso”.

Donald Trump durante un mitin en Grand Rapids, Michigan, durante su gira de agradecimiento.

Después de imitar a un periodistas discapacitado y ver el video utilizado como prueba en su contra, lo negó repetidamente, alegando que sus oponentes deberían sentirse avergonzados de decir que lo hizo. “NUNCA me burlaría de los discapacitados. ¡Vergüenza!”. Las negaciones continuaron después de que Meryl Streep expuso el tema esta semana en los Globos de Oro. Con el video fácilmente disponible, el argumento de Trump se redujo a “¿En quién confías? ¿En mí o en tus ojos mentirosos?”

Cuando Trump dice algo que ultraja a una parte de la población y satisface a otro segmento, parece tener una doble victoria. Los votantes ansiosos por un presidente duro pueden estar contentos con el matón, mientras que aquellos a los que no les gusta podrían ser aplacados por la negación. Al final, pocas personas pueden mantener el ritmo de los tiempos a toda hora. Y mientras trata de minar la credibilidad de periodistas serios, hace aún más difícil para todos los demás encontrar un camino fácil a la verdad.

Justo antes de la reunión de inteligencia del viernes sobre el hackeo ruso, Trump tuiteó sobre las declaraciones de Julian Assange en las que negaba la participación de Rusia en esa operación. Cuando fue criticado por confiar más en el jefe de WikiLeaks que en los profesionales de inteligencia estadounidenses, acusó a los “medios deshonestos” de afirmar que estaba de acuerdo con Assange.

El hecho es que muchas personas sólo escuchan la versión de Trump de los acontecimientos y las encuestas muestran que muchas creen incluso sus más obvias distorsiones de la verdad.

Él está apenas empezando, pero comparado con el hombre que él tanto dice admirar, es un manipulador nivel aficionado.

En Rusia, la verdad se convirtió en una cuestión de opinión bajo una estrategia implementada por Vladislav Surkov, un inteligente asistente del presidente Vladimir Putin. Con antecedentes en esas artes, Surkov orquestó una especie de teatro político en Rusia, creando una fachada en la que nadie sabía qué grupo era una creación del gobierno y cuál no.

Al parecer, financió a grupos liberales y a cabezas rapadas neonazis. La política rusa se convirtió en un teatro, con un Putin gradualmente haciéndose dueño de casi todo, con unos medios independientes desapareciendo poco a poco como alternativa ante los periodistas leales al gobierno.

La falsa realidad de Rusia pasó de la esfera doméstica al teatro global. Cuando los “pequeños hombres verdes” hicieron su aparición en la Crimea ucraniana, Rusia negó que hubiera agentes rusos con uniformes sin insignia. Y cuando las milicias prorrusas surgieron en Ucrania y en otros lugares, Moscú afirmó que lo hicieron espontáneamente en búsqueda de independencia, incluso cuando las fuerzas militares rusas invadieron a un país soberano.

Rusia incluso trató de manipular a los votantes estadounidenses, según concluyeron las agencias de inteligencia, tratando de socavar su fe en el proceso democrático. Y cuando Moscú pensó que Trump perdería, planeó promover la opinión según la cual la elección estaba siendo robada, bajo la etiqueta #DemocracyRIP, un plan cuyas semillas ya había plantado Trump.

El desafío será un tanto abrupto para los periodistas y para todos los estadounidenses, cuando mucho de lo que diga el próximo presidente tenga que ser revisado una y otra vez. El primer paso es establecer cuándo hay una operación de manipulación en curso.

Luego viene la batalla para aferrarse a los hechos.