(CNN) – El día de la toma de posesión presidencial, aún en la era de Donald Trump, es muy predecible, gracias a una ciudad reconocida por la tradición, la pompa y la circunstancia.
Esta es una guía y un poco de historia sobre la gente, los lugares y las cosas que serán parte de la acción este 20 de enero.
El hospedaje
Cada presidente electo desde Jimmy Carter se ha hospedado en la Blair House, una mansión para huéspedes que se encuentra cruzando la calle de la Casa Blanca. Y aunque había algunas dudas sobre si Trump preferiría quedarse en su hotel cercano al Capitolio, oficialmente continuará con la tradición.
La mansión Blair House, comprada por el gobierno en 1942, se ubica frente a la Casa Blanca junto a la plaza Lafayette Park. De acuerdo con su sitio web, el complejo está compuesto de cuatro casas conectadas con 14 habitaciones para huéspedes sobre un terreno de 5.000 metros cuadrados. Los huéspedes tienen acceso a salón de belleza, gimnasio y lavandería. El presidente Harry Truman incluso vivió en la mansión mientras la Casa Blanca era renovada.
La Iglesia
Tradicionalmente, la mañana del día de la toma de posesión, los presidentes electos salen de la mansión Blair House y acuden a una misa en la iglesia episcopal de San Juan (St. John’s), que se ubica del otro lado de la plaza Lafayette Park. Franklin D. Roosevelt empezó con la tradición y desde entonces, la mayoría de los futuros presidentes la han continuado. Las excepciones fueron Bill Clinton, quien acudió a un servicio religioso metodista, y Carter, quien realizó una oración en el Monumento a Lincoln.
Ceremonia de juramentación
Esta parte del día tiene lugar en el Capitolio. Tal vez hayas escuchado sobre esto. La Vigésima Enmienda de la Constitución de Estados Unidos estipula que los “periodos del presidente y vicepresidente terminan a mediodía del 20 de enero”, lo que le ahorra el gobierno el problema de tener que definir una hora que funcione para todos. Aunque el 20 de enero caiga en fin de semana, el nuevo presidente debe prestar juramento ese día. Es lo que le ocurrió al presidente Barack Obama en 2013, cuando tuvo que prestar juramento en la Casa Blanca en domingo y luego tuvo una ceremonia el siguiente lunes.
El presidente Thomas Jefferson empezó con la tradición de prestar juramento en el Capitolio. No obstante, lo hizo en el interior de la antigua cámara del Senado. Otras ceremonias han tenido lugar en el Pórtico Este, la Cámara de Representantes y la Rotonda. El presidente Ronald Reagan fue el primero en tener su ceremonia en la Terraza Oeste del Capitolio, donde se realizan hoy en día.
De acuerdo con el Arquitecto del Capitolio, el edificio ha sido sede de 53 ceremonias. Por supuesto, ha habido ocasiones en que por necesidad la ceremonia se realizó fuera de Washington. El presidente George Washington prestó juramento en Nueva York y Filadelfia, mientras que Lyndon Johnson lo hizo a bordo del Air Force One, el avión presidencial, luego del asesinato de John F. Kennedy.
Luego de prestar juramento, el nuevo presidente ofrece un discurso inaugural. El más largo ha sido el del presidente William Henry Harrison, el presidente de Estados Unidos de más corta trayectoria en la historia. El más corto fue el segundo de Washington, que fue de 135 palabras. Trump ha dicho que optaría por el estilo de Washington.
Almuerzo en el Senado
Sentarse en el frío y ser testigo de toda la ceremonia inaugural seguro abre el apetito. Afortunadamente, el Comité Congresional Conjunto de Ceremonias Inaugurales (JCCIC, por sus siglas en inglés) tiene cubierto al presidente electo con un elegante almuerzo al interior del Capitolio después de la ceremonia. El almuerzo se ha llevado a cabo en el Capitolio desde la toma de posesión de Eisenhower en 1953.
El menú usualmente alude a los estados de origen del presidente y el vicepresidente. Kennedy y Johnson comieron sopa de tomate, estofado de langosta y costillas estilo Texas.
El desfile
Después de un buen almuerzo, lo mejor que se puede hacer es dar un paseo. Antes de hacerlo con el país, el presidente y vicepresidente encabezan el desfile inaugural. Después, observan el resto de las festividades desde un palco con protección antibalas erigido frente a la Casa Blanca.
La tradición del desfile tiene su origen en la toma de posesión de Washington, cuando milicias locales se unieron en procesión e hicieron el viaje desde Virginia a Nueva York, de acuerdo con el comité inaugural.
La única vez que el desfile tuvo que ser cancelado por las malas condiciones climáticas fue en 1985, pero el presidente Ronald Reagan ya había tenido su desfile cuatro años antes. Este año se prevé que la temperatura no sea tan mala, por lo que el desfile de Trump debería estar asegurado.
Bailes inaugurales
El primero en tener un baile inaugural fue el presidente James Madison en 1809, de acuerdo con el comité inaugural. Este año, Trump tendrá tres bailes oficiales, incluyendo un evento en honor de los miembros de las fuerzas armadas y de los servicios de emergencia.
Fue hasta la década de 1950 que los presidentes empezaron con “la marcha”. El presidente Dwight Eisenhower tuvo cuatro bailes oficiales, Kennedy acudió a cinco y los eventos de la ceremonia de toma de posesión de Clinton en 1977 incluyeron 14. Él no pudo ser empatado ni siquiera por un joven Obama en 2009 y sus 10 bailes oficiales.