Uno pensaría que una vacuna que protege contra más de media docena de tipos de cáncer tendría a miles de personas haciendo fila para recibirla. Pero la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), que puede prevenir casi todos los cánceres cervicales y las infecciones de transmisión sexual causadas por el virus, ha enfrentado muchas dificultades desde su aprobación hace más de una década.
Ahora, con un nuevo calendario de vacunación que requiere menos inyecciones, y una vacuna más eficaz, médicos y defensores de la salud pública esperan avanzar en la prevención de estos cánceres relacionados con el VPH.
En diciembre, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomendó reducir el número de dosis de la vacuna contra el VPH de tres a dos para niñas y niños de 9 a 14 años. La recomendación se basó en datos de ensayos clínicos que mostraron que el régimen de dos dosis era tan efectivo como uno de tres para este grupo de edad. (Los niños mayores de 14 todavía necesitan tres dosis).
El estudio se realizó usando Gardasil 9, una versión de la vacuna aprobada por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) a finales de 2014. Esta vacuna protege contra nueve tipos de VPH: siete que son responsables del 90% de los cánceres cervicales y dos que lo son del 90% de las verrugas genitales.
Además, la nueva versión de Gardasil mejoró la protección contra los cánceres relacionados con el VPH en la vagina, vulva, pene, ano, recto, y los orales, que se desarrollan en la lengua y el área de la amígdala en la parte posterior de la garganta.
La versión anterior solo protegía contra cuatro tipos de VPH.
Desde el principio, los profesionales de salud han enfrentado ciertas vallas familiares y políticas porque la vacuna, que se recomienda para preadolescentes, protege contra el virus del papiloma humano genital, un virus transmitido por contacto sexual. Muchos médicos también son reacios a discutir la necesidad de la vacuna y, para muchos padres, los beneficios de la vacuna en la prevención del cáncer ser eclipsaron por la preocupación sobre discutir asuntos sexuales con niños tan jóvenes. Sin embargo, para una protección máxima, las vacunas deben administrarse antes de que las niñas y los niños sean sexualmente activos.
El foco no debería estar en las infecciones de transmisión sexual, dicen expertos. “Sólo tiene una oportunidad de tener una primera impresión”, dijo el doctor H. Cody Meissner, profesor de pediatría en la Escuela de Medicina de la Universidad Tufts y miembro del comité sobre enfermedades infecciosas de la Academia Americana de Pediatría. “Esta vacuna debería haberse introducido como una vacuna que prevendrá el cáncer, no las infecciones de transmisión sexual”. El VPH es increíblemente común. En cualquier momento, casi 80 millones de estadounidenses están infectados, y la mayoría de las personas contraerán el virus en algún momento de sus vidas. La mayoría nunca sabe que han estado infectados y no tienen síntomas. Otros desarrollan verrugas genitales, pero la infección generalmente desaparece por sí sola y muchas personas nunca tienen problemas de salud.
Sin embargo, otros desarrollan problemas años más tarde. Hay aproximadamente 39.000 casos de cáncer relacionados con el VPH cada año, cerca de dos tercios de ellos en mujeres. Además del cáncer cervical, más del 90% de los casos de cáncer de ano, y se cree que el 70% de los casos de cáncer de vagina y vulva. Estudios recientes muestran que cerca del 70% de los casos de cáncer oral pueden estar relacionados con el VPH. Un estudio de 2015 publicado en el Journal of the National Cancer Institute estimó que las versiones anteriores de la vacuna contra el VPH podían reducir el número de casos de cáncer relacionados con el VPH en casi 25.000 al año, y la nueva versión de la vacuna podría reducir aún más el número de estos cánceres, a unos 4.000 anuales.
Se estima que la vacuna previene 5,000 muertes por cáncer al año, dijo el doctor Paul Offit, profesor de pediatría y director del Vaccine Education Center en el Hospital de Niños de Philadelphia.
Pero administrar la vacuna se ha convertido en un problema. “Los niños no están recibiendo la vacuna que protege contra las enfermedades de las que tienen más probabilidades de sufrir y morir”, dijo Offit, señalando que las muertes por tos ferina y la enfermedad meningocócica, por la cual los adolescentes también están vacunados a esa edad, son minúsculas en comparación con los cánceres relacionados con el VPH.
En 2015, el 87% de los niños de 13 años estaban al día con la vacuna Tdap que protege contra el tétanos, la difteria y la tos ferina, y el 80% había recibido la vacuna contra el meningococo, según los CDC. Pero sólo el 30% de las niñas y el 25% de los niños de esa edad habían recibido las tres dosis de la vacuna contra el VPH. Sin embargo, a diferencia de otras vacunas, solo algunos estados requieren la vacuna contra el VPH para la escuela secundaria.
Los defensores de la salud pública piensan que el cambio a un régimen de dos dosis podría hacer una gran diferencia en el número de adolescentes que reciben todas las dosis necesarias de la vacuna contra el VPH. Dicen que cuantas menos dosis, mejor.
Además, ya que la segunda dosis se administraría entre seis meses y un año después de la primera, “el niño puede recibir la segunda dosis al mismo tiempo que va a su chequeo anual de rutina, de los 12 años”, dijo el doctor Joseph Bocchini Jr., presidente de pediatría de la Universidad Estatal de Salud de Louisiana en Shreveport, quien es presidente electo de la Fundación Nacional de Enfermedades Infecciosas. Las mujeres hispanas en los Estados Unidos tienen tasas más altas de cáncer cervical. A pesar de la aceptación de la vacuna en la comunidad, todavía los números de vacunación entre niñas y niños latinos es bajo.