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Europa

6 razones por las que Europa puede haber entrado en una nueva fase

Por Tim Lister

(CNN) -- El brexit y la elección de Donald Trump en EE.UU., dejaron a Europa en medio de una crisis de confianza: los partidos populistas parecían estar en aumento, y había mucho debate sobre qué nación sería la próxima en salir de la UE.

Once meses después de la conmoción del brexit, los países de la UE todavía se enfrentan a problemas profundamente arraigados: envejecimiento de la población, alto desempleo juvenil, la integración de los inmigrantes, y la desconfianza de las instituciones del bloque, para empezar. Pero después de varias elecciones clave desde el referéndum británico y la mejora de las perspectivas económicas, el futuro de la Unión se ve más brillante.

En las palabras de un prominente político alemán: "Si nos hubieran ofrecido esta situación el 24 de junio del año pasado (el día después de la votación del brexit) Creo que habríamos dicho 'Sí, gracias'".

Estas son seis razones por las que hablar de la desaparición de la Unión Europea parece haber sido exagerado.

1. Los resultados de las recientes de las elecciones

Los votantes en los Países Bajos y ahora Francia han dado la espalda al insurgente y euroescéptico populismo.

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Geert Wilders en Holanda y Marine Le Pen en Francia celebraron el brexit como una revuelta contra las élites globales, pero no lograron subirse en la ola populista al poder.

El partido de Wilders ganó cinco escaños en las elecciones holandesas en marzo, pero que no fue suficiente para forzar la inclusión de su Partido por la Libertad en un gobierno de coalición.

Le Pen al menos llegó a la segunda ronda de las elecciones presidenciales francesas, pero fue vencida ampliamente por un rival joven y sin experiencia.

2. La economía

La economía europea, que cojeó desde la recesión a la anemia después de la crisis financiera de 2008, crecerá durante los siguientes tres años de forma saludable, según las previsiones.

La Comisión Europea espera que todos los Estados miembros de la UE crezcan durante el período 2016-2018, gracias en parte a las reformas que han ayudado a reducir el desempleo y fomentar la inversión.

La Comisión espera que un crecimiento del 1,8% este año y el próximo. Eso puede no ser mucho, pero sin duda es mejor que lo de antes.

3. Grecia e Italia

La sombra de la deuda griega se proyectó sobre Europa durante casi una década, pero la semana pasada el gobierno de coalición del país, dirigido por el partido izquierdista Syriza, acordó nuevas reformas a cambio del próximo tramo de fondos de rescate.

Hay un largo camino por recorrer: la economía griega es sólo tres cuartas partes del tamaño que tenía hace 10 años, y su deuda se sitúa en un asombroso 180% del PIB. Pero todavía está en la UE y la zona euro.

Otro factor potencial de desestabilización para el euro -la debilidad de los bancos de Italia- sobrevivió a la renuncia de Matteo Renzi como primer ministro, después de haber perdido el referéndum de diciembre.

4. Crisis de los refugiados

La llegada de más de un millón de solicitantes de asilo en el año 2015, aproximadamente la mitad de ellos huyendo de la guerra civil de Siria, amenazó con romper Europa, exponiendo las divisiones sobre el reparto de cargas y las polarizantes actitudes hacia los refugiados.

Los miembros de la UE de más reciente data en Europa central, como Eslovaquia y Hungría, se posicionaron en contra de la aceptación de nuevos refugiados, mientras que Alemania y Suecia tomaron la iniciativa para darles la bienvenida.

El problema de la inmigración, combinado con el aumento de ataques terroristas islamistas, impulsó a los partidos populistas en Europa.

El número de llegadas en 2016 siguió siendo significativo -388.000 según la Organización Internacional para las Migraciones- pero no fue el tema político que dominó el año anterior.

Un descenso muy pronunciado en el primer trimestre de este año ha mantenido a la inmigración fuera de los titulares, por ahora. Pese a los roces diplomáticos entre países de la UE y Turquía, el acuerdo conjunto para frenar la inmigración ilegal a través del Mediterráneo parece estar funcionando.

5. Trump

El presidente de Estados Unidos se llamó a sí mismo "Sr. Brexit", pero la ola de ira en contra de las élites que lo llevó al poder se ha transformado desde su toma de posesión en una actitud más conciliadora hacia la OTAN y la UE.

Los funcionarios europeos apenas lo podían creer cuando Trump dijo a Reuters en febrero: "La UE, estoy totalmente a favor de ella. Creo que es maravillosa. Si están contentos, yo estoy a favor de ella".

Los funcionarios de Bruselas ahora ven una más pragmática Casa Blanca, con la élite política de Washington reafirmándose a sí misma.

También hay alivio en las capitales europeas de que el muy publicitado "bromance" Trump-Putin, que podría haber dejado vulnerable a Europa, no ha florecido.

6. El 'brexit'

El proceso del brexit parece haber reactivado a Europa. El endurecimiento de la postura de Theresa May, quien se comprometió a ser una mujer "tremendamente difícil" en las negociaciones, ha provocado una sensación de que Reino Unido está sobreactuando.

Se aproxima una elección en el país, pero Merkel y los demás líderes saben que poseen algunos elementos serios de negociación. Aproximadamente el 44% de las exportaciones británicas van a países de la UE, mientras que sólo el 8% de las exportaciones de la UE van para Reino Unido.

Sería un gran error sugerir que las fuerzas populistas que irrumpieron en la escena europea están desgastadas. Aún son fuertes en varios Estados miembros, entre ellos Polonia, Hungría e Italia, donde el movimiento Cinco Estrellas, que ha prometido un referéndum sobre la pertenencia a la zona euro, continúa a la cabeza en las encuestas.

Sí, fue derrotada, pero Le Pen ganó los votos de casi 11 millones de ciudadanos franceses.

Y, a la expectativa, el Kremlin ofrece un centro de gravedad alternativo a varios gobiernos y partidos de la Unión que se han desencantado con la Europa liberal.

Pero la UE se ha mantenido en línea y ahora, con Emmanuel Macron y Angela Merkel, tiene dos líderes cuyas credenciales pro-europeas son sólidas. Si Merkel gana en septiembre, sus gobiernos serán paralelos.

El siguiente obstáculo para el neófito movimiento político de Macron: las elecciones parlamentarias de junio, porque lo que el resto de Europa no quiere es un presidente francés que no puede hacer nada.