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Inmigración

El Salvador

La historia de amor de esta pareja fue truncada por una deportación

Por Melissa Velásquez Loaiza

(CNN Español) -- La de Wendy Miranda Fernández, una salvadoreña de 23 años, y Robert Paulino, un joven estadounidense de origen dominicano de 21 años, no iba a ser una boda grande, nada pretenciosa.

“Solo era la boda… casarnos. La fiesta era para después”, le dijo Paulino a CNN en Español refiriéndose a su matrimonio que quedó aplazado porque su prometida fue detenida por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) cuando iba a renovar su estadía en Estados Unidos a finales de marzo.

LEE: 68,3% de quienes huyen del Triángulo Norte fueron víctimas de la violencia, según MSF

Imagen de archivo. Funcionarios de la Oficina de Inmigración de Estados Unidos durante el proceso de deportación de cientos de inmigrantes salvadoreños indocumentados, la mayoría de ellos con reportes criminales. (Crédito: John Moore/Getty Images)

Desde hace un tiempo tenían planes de vivir juntos, según le dijo Paulino a CNN en Español —“estábamos pensando en vivir juntos primero y después casarnos”—. Aunque aún no tenían una fecha establecida, con su detención y el riesgo inminente de deportación, querían adelantar el proceso.

ICE programó la deportación de Miranda el mismo día en que las autoridades estatales habían aprobado su matrimonio con su novio, según un comunicado de Alerta Migratoria, una ONG que vela por los derechos de los inmigrantes y que lleva el caso de la salvadoreña.

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Miranda y Paulino se conocieron en la escuela secundaria Riverside en Carolina del Norte en 2010 y hace un par de años empezaron a salir.

“Tenían planes de hacer una vida juntos”, le dijo a CNN en Español Mary Paulino, la mamá de Robert. “De verdad duele porque es una niña que quería tener un futuro aquí”.

Según cuenta Paulino, su prometida no tenía conocimiento que tenía una deportación pendiente, por lo que la detención y el aviso de deportación los tomó por sorpresa.

“Hace tiempo le mandaron una deportación pero él (el abogado) no le dijo a nadie", dice. "Ella llamó al abogado que tenía antes para saber si todo estaba bien y dijeron que todo estaba bien para ir”, relata.

Miranda fue deportada a El Salvador el pasado viernes 26 de mayo, según le confirmó a CNN en Español Bryan D. Cox, portavoz de la regional sur de ICE en un correo electrónico.

“La Agencia de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos removió a la nacional salvadoreña Wendy Miranda Fernández el 26 de mayo, de conformidad a una orden definitiva de expulsión emitida por un juez federal de inmigración en agosto de 2016”, dijo Cox en el comunicado.

“Miranda fue removida luego de recibir un proceso legal apropiado ante las cortes federales de inmigración”, añadió Cox.

‘Una sentencia de muerte’

Pero sus familiares y amigos no están tranquilos con que ella haya sido devuelta al lugar del que salió huyendo de la violencia.

Wendy Miranda llegó a Estados Unidos cuando tenía 14 años, luego de ser testigo de un asesinato a las afueras de su casa por miembros de la Mara Salvatrucha, después de que su hermano se negara a unirse a la pandilla, según un comunicado de Alerta Migratoria.

“Su hermano y su familia entera temen las consecuencias sangrientas por la insubordinación (de su hermano) y su falta de voluntad para tomar las armas”, dijo la ONG el pasado 25 de mayo en el comunicado.

Esa es la principal razón por la que pedían que no la deportaran, porque según dicen los que llevan el caso, el hecho de que volviera a su país de origen sería una “sentencia de muerte”.

“Deportar a Wendy a El Salvador es entregársela a la MS-13 en bandeja de plata”.

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La Mara Salvatrucha, o MS-13, fue declarada por el presidente de Donald Trump como uno de los principales enemigos para la seguridad de Estados Unidos.

Este grupo, la primera pandilla en ser catalogada como "organización criminal transnacional" por el gobierno de Estados Unidos, extiende su empresa criminal a Estados Unidos, incluyendo ciudades como Los Ángeles, Nueva York y la región de Washington, aunque es más fuerte en Centroamérica, especialmente en países como El Salvador.

Y como Miranda Fernández, miles de personas salen cada día de Guatemala, Honduras y El Salvador huyendo de la violencia de estas pandillas: un 68,3% de las personas que huyen del Triángulo Norte fueron víctimas de la violencia, según un reciente informe de Médicos Sin Fronteras.

Ese informe señala que las víctimas de las organizaciones someten a las víctimas a varios tipos de violencia y abusos, como secuestro, robo, extorsión, tortura y violación.

Por eso sus allegados querían detener la deportación.

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De regreso a El Salvador

La mujer llegó a una casa de conocidos de sus familiares, pues toda su familia está en Estados Unidos, según le dijo a CNN en Español Mary Paulino, quien agregó que la estadía de Wendy en El Salvador es como si estuviera en "una prisión" pues por miedo a las represalias de las pandillas no sale de casa.

“[Cuando llegó] estaba llorando y me estaba diciendo que acababa de llegar a El Salvador”, recuerda Robert Paulino. “No he podido dormir, estoy desesperado”.

Cox dijo en el comunicado que ICE sigue enfocado en “individuos que sean una amenaza para la seguridad nacional” y que todos aquellos que violen las leyes de inmigración serán arrestados, detenidos y expulsados de Estados Unidos.

Entre el 22 de enero (día que tomó posesión el presidente Donald Trump) y el 29 de abril, los agentes de ICE arrestaron a 41.318 personas, tanto por ser sospechosos como por estar de manera ilegal en el país. Esto representa un incremento del 37,6% comparado con el mismo periodo de 2016, informó ICE en su página web.

Pero Paulino se siente frustrado con este proceso, pues “ella no tiene un récord criminal. Solo fueron los abogados los que no la representaron bien”, dice.

Y critica a Trump y su política migratoria.

“Es una mentira porque él dijo que solo va deportar inmigrantes criminales y están amenazando a gente que es buena”, añade.

Por eso sigue buscando la manera para ir a El Salvador y casarse con ella.

“Estamos buscando el dinero para yo ir para allá [El Salvador] para casarnos lo más rápido posible”, dice.

“[Mi esperanza] es pedirla a ver si la pueden dejar entrar rápido, ojalá antes de que pasen años. Que cuando la pida yo que la perdone rápido la Corte así la pueden dejar entrar rápido”, finaliza este joven de origen dominicano, quien espera ver a su prometida lo más pronto posible.