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De Nochixtlán a Caracas: las consecuencias del uso excesivo de la fuerza

Por Krupskaia Alís

(CNN español) -- El 19 de junio de 2016, en Nochixtlán, Oaxaca, elementos de la fuerza pública se enfrentaron a un grupo de manifestantes que mantenían bloqueado un acceso carretero por demandas magisteriales. Algunos policías portaban armas de fuego y las dispararon.

Según el reporte oficial, murieron 8 civiles y más de 100 resultaron heridos.

Inicialmente las autoridades negaron de manera enfática que sus elementos estuvieran armados. Sin embargo, la difusión en redes sociales de videos captados por habitantes del lugar lo desmintieron.

El jueves 22 de junio de 2017, en Caracas, Venezuela, murió David Vallenilla de 22 años. Se convirtió en la víctima 75 desde que comenzaron las manifestaciones contra el Gobierno en abril.

Protestaba frente a las instalaciones de una Base Aérea, conocida como La Carlota.

Ahí le dispararon, hiriéndolo de muerte.

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Horas antes, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en un encuentro con medios de comunicación internacionales, sostuvo que los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana no utilizaban armas para dispersar a los opositores. Agregó que solo estaba permitido el uso de “agua y gases lacrimógenos”.

Tras la difusión de varios videos, filmados por personas que estaban en la zona donde cayó Vallenilla, el Ministro del Interior y Justicia, Néstor Reverol, en su cuenta de Twitter, señaló que un miembro del grupo de Policía Aérea “empleó un arma no autorizada para repeler el ataque, causando la muerte de uno de los participantes del asedio”.

Luego de los hechos registrados en Nochixtlán, el entonces comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo, dijo que sus elementos habían sido emboscados por personas civiles armadas, por lo que las fuerzas de seguridad tuvieron que repeler las agresiones.

Una versión que, un año después, no ha podido ser corroborada dentro de las indagatorias que siguen la Fiscalía General y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Para algunos expertos, ambos casos, aunque distantes, guardan analogías. Entre ellas, el uso excesivo de la fuerza.

Gabriel Regino, abogado y exsubsecretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, dijo a CNN en Español que si las personas que protestan no se encuentran armadas, aunque sea frente a una base militar, un ataque contra su integridad física se califica como ejecución.

“Si la persona no estaba armada estamos ante una ejecución, una ejecución arbitraria, por parte de las fuerzas militares del Estado y eso no solamente tiene que ser investigado por la propia milicia, por las propias autoridades de Venezuela, sino inclusive por organizaciones internacionales, porque es una ejecución terrible”.

Por ello, afirma, la Comisión Internacional de Derechos Humanos está facultada a conocer de oficio lo que pudo haber ocurrido “porque una ejecución de esta naturaleza de dispararle y luego abatirlo, o sea, si ya estaba disminuido, la persona, todavía ejecutarlo, parecería hasta crímenes de guerra, de lesa humanidad”.

Este 23 de junio, habitantes de Nochixtlán, Oaxaca, bloquearon por algunas horas un tramo carretero. Exigían de las autoridades la conclusión de la investigación y el castigo a todos los implicados.

Ese mismo 23, en Caracas, compañeros de clase de David Vallenilla llegaron hasta las afueras de La Carlota, llevaban la toga que utilizaría en unas semanas para graduarse como Enfermero.

Sin saberlo, a miles de kilómetros de distancia, familiares y amigos, de Nochixtlán a Caracas, regresaron a las calles, poniéndole rostro a las cifras y pidiendo, cada uno por su lado, que la justicia los alcance, con vida.