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Noticias de EE.UU.

El veneno ruso que paraliza a la presidencia de Trump

Por Michael D'Antonio

Nota del editor: Michael D'Antonio es autor del libro 'Never Enough: Donald Trump and the Pursuit of Success' (editorial St. Martin's Press). Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) -- Considera el dragón de Komodo. Una criatura sin pelo, con labios finos, ojos enrojecidos y el toque de una sonrisa en su rostro, que acecha animales que lo superan por mucho tamaño. Un ataque del dragón a menudo termina con la presa huyendo con apenas un rasguño. No obstante, la punzada más pequeña es suficiente para depositar unas gotas de su saliva y comenzar una infección. Después de una muerte lenta, el dragón comienza el festín.

El ejemplo del dragón de Komodo sugiere una metáfora política convincente para nuestro tiempo. El dragón es un calculador Vladimir Putin. La punzada puede haber sido dada hace más de un año por Natalia Veselnitskaya, una abogada rusa con conexiones en el Kremlin. La víctima es la presidencia de Trump, que está aferrada a un escándalo purulento y potencialmente fatal.

En el último giro de la crisis de Trump/Putin, el New York Times reveló que el hijo del presidente, Donald Jr., su yerno Jared Kushner y su gerente de campaña, Paul Manafort, se reunieron con Veselnitskaya en junio del 2016, después de que ella les dijera que tenía información del gobierno ruso que podría ser perjudicial para su oponente en las elecciones de ese año.

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Y este martes, el joven Trump publicó, a través de Twitter, la cadena de correos electrónicos que aparentemente recibió antes de la reunión, en la que un intermediario le dijo que el equipo de Trump recibiría "documentos e información que incriminarían a Hillary Clinton y sus tratos con Rusia", y ofreció "información de alto nivel y sensible" descrita como "parte del apoyo de Rusia y su gobierno al señor Trump". A lo que Trump Jr., respondió: "... si es lo que dices, me encanta".

Estas revelaciones podrían señalar el día y la ubicación (Torre Trump) donde el equipo del actual presidente fue envenenado por la campaña rusa para desestabilizar la política estadounidense y destruir la campaña presidencial demócrata de Hillary Clinton.

Putin tiene una animadversión de larga data por Clinton y ha estado comprometido en un esfuerzo a largo plazo para volver a llevar a Rusia, con una economía una décima parte del tamaño de la estadounidense, a la condición de superpotencia.

Llevada a cabo por hackers informáticos y un diluvio de propaganda, la intromisión rusa en las elecciones estadounidenses fue barata, efectiva y ha metido a la presidencia de Trump en un escándalo que ha disminuido la posición estadounidense en el mundo, lo que ha hecho aparecer al equipo del mandatario como inepto en el mejor de los casos, y como corrupto en el peor.

La ineptitud sería la explicación más inocente para la decisión de Donald Trump Jr. de reunirse con Veselnitskaya por recomendación de un conocido que representa a una estrella pop rusa, cuyo propio padre copatrocinó el concurso de Miss Universo en el 2013 de Donald Trump en Moscú.

Un político experimentado habría reconocido el peligro, pero Trump Jr., que pertenece a un clan que considera que la confianza en sí mismo es la misma que la competencia, no sólo le dio la bienvenida a Veselnitskaya sino que llevó a Kushner y Manafort a la reunión.

Durante y después de la campaña electoral, el presidente Trump y sus asistentes han negado repetidamente haber trabajado con Rusia para ganar la presidencia. En lugar de investigar a fondo el ciberataque ruso en nombre de los Estados Unidos, han negado febrilmente cualquier connivencia, han criticado a quienes revelaron hechos ocultos y le recordaron al mundo una y otra vez que ganaron las elecciones.

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El propio presidente negó cualquier acto ilícito, atacó la integridad de los periodistas que informaron sobre el creciente escándalo e intentó sofocar la "presión" al despedir súbitamente al director del FBI, James Comey.

Con cada giro en esta crisis, el equipo de Trump ha sufrido tropiezos y retortijones. Trump Jr. afirmó en primera instancia que fue mal guiado por "un conocido" que ni siquiera le dijo el nombre de la persona rusa con la que se reuniría. No dijo nada de esperar reunir algo de informaciones sucias rusas sobre Clinton, explicando en cambio que la reunión se trató acerca de restaurar un proceso que permitiera a parejas en Estados Unidos adoptar huérfanos rusos.

Menos de un día después llegó una segunda declaración que confirmó que Trump Jr. había estado intrigado por una promesa de ayuda rusa en pro de derrotar a Clinton, y que el encuentro incluyó la discusión de sanciones estadounidenses contra personas y entidades rusas sospechosas de corrupción y abusos de derechos humanos. La ley que habilita estas sanciones, la Ley Magnitsky, lleva el nombre de un denunciante ruso que murió bajo custodia tras afirmar que los compinches del Kremlin habían engañado al gobierno.

El capítulo de Veselnitskaya en la polémica Trump/Rusia podría haberse evitado completamente si alguien en la Torre Trump, tal vez incluso Donald Trump Jr., hubiera puesto su nombre en un motor de búsqueda en internet y echado un vistazo a los resultados que muestran su trabajo contra las sanciones de la Ley Magnitsky, ya que su pasión refleja la ira de Putin contras las sanciones, a las que ha calificado de "ultrajantes". En su lugar, los hombres que estaban entre los asesores más confiables de Donald Trump se amontonaron en una habitación esperando la entrega de alguna información jugosa.

Jared Kushner (Crédito: NICHOLAS KAMM/AFP/Getty Images)

Para creer que Trump Jr. le dio la bienvenida a una huésped misteriosa de una nación hostil para encontrarse en una habitación no lejos de donde estaba trabajando el candidato presidencial del Partido Republicano, tendríamos que pensar que el hijo presidencial carece peligrosamente de inteligencia y sentido común.

Teniendo en cuenta las propias afirmaciones de Donald Jr. sobre sus habilidades superiores, que él me ha hecho personalmente, tengo que pensar que él sabía quién iba a verlo, y su entusiasmo por lo que ella podría revelar lo llevó a invitar a Kushner y a Manafort. Según la segunda declaración emitida por Trump Jr., "Rápidamente se hizo evidente que no tenía información significativa".

En otro contexto, el episodio de Veselnitskaya sería relegado al barril de rarezas donde se encontraría a Billy Carter y Roger Clinton. En su lugar, sin embargo, parece ser una prueba seria que señala el tipo de posible connivencia entre Rusia y Trump que ha sido consistentemente negada por el presidente, sus asistentes y sus partidarios.

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Esto llega después de que el consejero de seguridad nacional Michael Flynn se viera obligado a renunciar luego de que se demostrara que no había declarado pagos de entidades rusas. Y sigue la corrección retroactiva de Jared Kushner de una solicitud para una autorización de seguridad, en la que inicialmente había omitido sus contactos con Rusia. Hay que agregar el fracaso del secretario de Justicia, Jeff Sessions, en revelar sus reuniones con los rusos. Aparte de ello, el presidente Trump se reunió en la Oficina Oval con funcionarios rusos, a quienes les contó sobre su decisión de despedir al "lunático" de Comey. Las implicaciones del último episodio aún están por verse.

En la naturaleza, la mordida del dragón de Komodo predice el final para su presa porque causa una infección. La lesión es seguida por la enfermedad y la fiebre ataca de forma virulenta antes de que su blanco sucumba. En el caso de Rusia, la campaña de Trump y la presidencia, el peligro representado por el dragón fue ignorado por un grupo que, al igual que su candidato, era agresivo hasta el punto de parecer, a veces, desquiciado.

Metafóricamente, al igual que la presa del dragón, carecían de los elementos de una defensa adecuada del sistema inmune, la humildad, la cautela y los límites éticos, necesarios para preservarse.

Casi paralizado, el gobierno ahora trabaja bajo una nube de escándalo que proyecta una sombra sobre la nación y el mundo, los cuales han sido privados de un liderazgo apropiado para la Casa Blanca.

Si el dragón triunfa, el 9 de junio del 2016 puede ser identificado como el día en que la herida mortal fue infligida.