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Masacre en Las Vegas

¿Por qué importa el motivo del asesino de Las Vegas para perpetrar la masacre?

Por Eric Levenson

(CNN) – A pesar de revisar más de 1.000 pistas relacionadas con la masacre de Las Vegas, las autoridades aseguran que aún luchan por establecer la razón que llevó al asesino Stephen Paddock a dispararle a una multitud de personas que asistían a un concierto el pasado primero de octubre. El tiroteo, considerado el más letal en la historia moderna de Estados Unidos, dejó 58 muertos y cientos de heridos.

Un frustrado Kevin McMahill, subsheriff de la Policía de Las Vegas, le pidió al público evitar los constantes rumores y especulaciones sobre los motivos que tuvo Paddock. Algo que, según afirmó, es comprensible pero poco útil.

“Lo entiendo”, señaló. “Todos queremos respuestas”.

De hecho, durante los días siguientes a la masacre, se ha vivido un agudo interés por descubrir las motivaciones del asesino. ¿Pero, exactamente, a qué se debe?

Paddock está muerto: una herida de bala autoinfligida acabó con su vida. La Policía trata de investigar si alguien sabía de sus planes antes de que perpetrara el crimen. Sin embargo, también ha dicho que él actuó solo. No habrá un caso criminal en su contra. Así que saber cuál fue la razón que lo llevó a dispararle a miles de personas no traerá a los muertos de vuelta ni ayudará a sanar a las casi 500 personas heridas.

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En últimas, ¿realmente importa su motivo? ¿Por qué nos preocupamos tanto por las razones de los asesinos en los tiroteos masivos?

La respuesta, de acuerdo a los expertos en perfilar a estos atacantes, es que indagamos en los motivos de las masacres para prevenir hechos similares en el futuro, así como para ajustar las políticas públicas y –tal vez en gran parte– para satisfacer nuestra propia curiosidad humana.

“Todo el mundo está hablando de esto. Todo el mundo está preguntando: ‘¿por qué lo hizo?, ¿cuál es la razón?’”, sostuvo Jeffrey Simon, profesor invitado de la Universidad de California en Los Ángeles y autor del libro Lone Wolf Terrorism: Understanding the Growing Threat.

“Simplemente hace parte de la naturaleza humana especular y querer saber por qué algo ocurrió”, explicó.

Lección aprendida

Algunas personas caminan al lado de las cruces ubicadas cerca al famoso letrero de Las Vegas.

Para Mary Ellen O’Toole, exanalista del FBI encargada de perfilar a los criminales y autora de The School Shooter: A Threat Assessment Perspective, entender los motivos de un asesino masivo puede ayudar a prevenir futuros ataques. “Me gusta entender estos hechos como educación”, afirmó.

El público en general ha malinterpretado el modo cómo estos atacantes masivos se radicalizan, consideró. En términos generales, no se convierten de un momento a otro, en un abrir y cerrar de ojos. Por el contrario, se van radicalizando poco a poco hasta el punto en que sus cerebros empiezan a ver a las otras personas como objetos y simples medios para obtener un fin deseado.

Elliot Rodger, quien asesinó a seis personas en la Universidad de California en 2014, escribió un largo manifiesto, en el que detallaba sus planes de matar a “chicas lindas” y “personas populares”, tras años de rechazos y celos.

A sus 22 años, Rodger apuñaló de manera mortal a sus tres compañeros de piso, antes de dispararles a dos mujeres, quienes también murieron, afuera de una casa de hermandad. Su siguiente víctima fue un hombre que estaba dentro de una charcutería. Además, hirió a otras 13 personas durante el tiroteo que perpetro, antes de suicidarse.

Si entendemos esa logro final –el motivo– entonces podemos comprender mejor cómo ocurrió ese proceso de radicalización y si algún grupo o causa contribuyó. Eso podría ayudar al público a predecir correctamente quién podría estar en riesgo de radicalizarse y así prevenir ataques futuros, explicó O’Toole.

“Para mí este es un momento que se puede aprovechar para la enseñanza y no queremos perder esa oportunidad”, insistió.

Cambios en la política pública

Las motivaciones de los atacantes también pueden llevar a cambios en la política pública, al trasladar el tema de algo local a un nivel nacional.

Por ejemplo, Dylan Roof, motivado por creencias de supremacía blanca, asesinó a nueve personas en 2015, dentro de una iglesia históricamente negra de Charleston.

Después del ataque, varios estados del sur de Estados Unidos empezaron a reconsiderar los monumentos o símbolos de la Confederación, que para los críticos glorificaban la historia del racismo y la esclavitud. Específicamente, Carolina del Sur aprobó una ley que ordenaba retirar la bandera confederada de los terrenos del Capitolio del estado.

“Creo que es parte de la naturaleza humana", afirmó Michael Stone, profesor de psiquiatría clínica en la Universidad de Columbia, quien además ha estudiado cientos de asesinatos masivos. "Cuando algo horrible ocurre, quieres saber cuáles fueron los factores que llevaron a eso y si hay algo que pudimos detectar antes”, explicó.

De hecho, otros ataques masivos despertaron cambios en la política pública a una escala más grande. Los tiroteos de 1999 en la escuela secundaria de Columbine llevaron a que se pusiera la lupa sobre el matoneo como una causa subyacente del comportamiento violento. Incluso, varios estados han aprobado leyes contra el bullying desde entonces, según un análisis de las legislaciones estatales sobre este tema.

“Siempre te quedan lecciones aprendidas tras cualquier clase de incidente como este, ya sea que esté relacionado o no con el terrorismo”, indicó Simon.

“Parte de la naturaleza humana”

Pero también hay un componente humano esencial a la hora de saber la motivación de un atacante. Stone –quien escribió el libro "The Anatomy of Evil, en el que explora las motivaciones y mentalidades de los asesinos más famosos del mundo– aseguró que existe una “fascinación” alrededor de esas personas.

“Es muy difícil escapar a la fascinación que despiertan estos asesinos en masa y al deseo de encontrar respuestas para saber qué provocó que hicieran este tipo de cosas”, reveló.

Por lo general, los asesinos masivos –que en su mayoría son jóvenes– están motivados por una combinación entre paranoia y alguna enfermedad mental o problemas financieros y sociales, añadió. Se puede tratar de un trabajador descontento recientemente despedido, tal vez, o un amante abandonado, por ejemplo.

Sin embargo, Paddock no parece encajar en esa categoría. Era un contador jubilado de 64 años, con una novia y un montón de dinero para gastar. Los investigadores señalaron que ni en sus finanzas, ni en sus creencias ni en su vida social encontraron algo que explicara su proceso de radicalización.

“No encaja en las categorías principales”, reconoció Stone. “Y el hecho de que Paddock no entre en lo que ya sabemos lo hace aún más integrante. Así que la gente está diciendo: ‘Tenemos que descifrar a este tipo’”.

La escala de la masacre de Las Vegas, con el alto número de víctimas que dejó, también lleva a que estas preguntas sean particularmente relevantes. No poder saber por qué ocurrió dejaría a muchas de las familias afectadas con muchas preguntas sin resolver.

“Al final, (el motivo) no cambia nada en términos del impacto que tuvo en las pobres personas que murieron, en quienes están heridos y en sus familias”, explicó Simon. “Pero, tal ve ellos también querrían algún tipo de cierre sobre por qué en este mundo ocurrió esto”, agregó.

El subsheriff McMahill explicó que las agencias de seguridad seguirán investigando los antecedentes de Paddock para obtener más información.

Melissa Gray contribuyó a esta historia.