(CNN) – Nosotros los neoyorquinos nunca nos olvidamos que nuestra ciudad se mantiene como el blanco terrorista número uno a nivel mundial. Pero muchos de nosotros creímos que evitaríamos el horror de un ataque con un camión de escasa tecnología.
No fue verdad. El fatal ataque de un ciudadano uzbeko, de quien la Policía dice que arrolló a personas inocentes con un camión alquilado antes de recibir un disparo en el abdomen, coloca a Nueva York, entre las ciudades como Londres, Barcelona, Estocolmo y Berlín, las cuales han sido impactadas por terroristas al mando de camiones, en los últimos años.
Los neoyorquinos nunca imaginamos que estaríamos libres del terrorismo por completo. Estaba viviendo y trabajando en la ciudad el 26 de febrero de 1993, cuando ocurrió el primer ataque con bomba al World Trade Center. Ocho años y medio después, vi a las torres arder, el 11 de septiembre, y caminé alrededor de las ruinas unos días después.
Mientras muchos forasteros reaccionaban al ataque con rabia, mi memoria es que la mayoría de los neoyorquinos sintieron tristeza por el dolor, la pérdida y la destrucción que golpearon al corazón de nuestra amada ciudad. Y junto con la tristeza, una determinación de salvaguardar nuestras vidas, a nuestras familias y nuestra forma de vida, sin importar cuántos fanáticos dementes quieran intentar asustarnos.
Impresionantes capas de protocolos de seguridad se han vuelto parte de la vida en Nueva York. Nos acostumbramos a ver a miembros de la élite del Departamento de Policía de Nueva York fuertemente armados, ejecutando simulacros en la ciudad. En el metro, a menudo establecen puntos de control para realizar búsquedas aleatorias en mochilas.
También se ha creado un mayor sentido de alerta. Cuando un terrorista intentó hacer explotar un coche bomba en pleno Times Square, en el 2010, los vendedores ambulantes vieron el automóvil humeante y alertaron a las autoridades. Y cuando una bomba fue abandonada en una calle en el barrio de Chelsea, el año pasado, un fotógrafo local vio el artefacto y el escuadrón de bombas entró en acción.
Nos volvimos buenos en interceptar terroristas. A principios de este mes, las autoridades anunciaron que habían frustrado silenciosamente otro intento de un ataque con bomba en Timex Square.
Al igual que otros estadounidenses, los neoyorquinos saben algo que los yihadistas nunca entenderán: que las bendiciones y beneficios de una cultura próspera, basada en la compasión, prosperidad y apertura, es la ola hacia el futuro. Y vamos a sobrevivir y vencer a los demonios en la oscuridad, con sus retorcidos y letales propósitos, sin importar cuantas bombas, camiones y esquemas traigan a nuestro paso.