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Facebook

Dejé Facebook en el 2013 y todo está bien

Por Douglas Rushkoff

Nota del editor: Douglas Rushkoff es un teórico de los medios, autor del libro Throwing Rocks at the Google Bus y profesor de estudios sobre medios en el Queens College, de City University of New York. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen al autor.

(CNN) -- Pueden dejar Facebook. No pasa nada. Sobrevivirán. Y no solo superarán el momento, sino que tendrán una mejor vida.

La revelación este mes de que Facebook vendió, publicó o perdió el control sobre los datos de millones de usuarios dejó a mucha gente con las ganas de abandonarlo, pero preguntándose si pueden irse la plataforma social de la que dependen ellos y cientos de millones de otras personas de este planeta.

Estoy acá para decirles que se puede.

Douglas Rushkoff

Me fui de Facebook en el 2013, y entonces declaré aquí en CNN que "nosotros no somos los clientes, sino el producto". Y ahora tenemos pruebas de que es así. Facebook no fue pirateada ni vulnerada por Cambridge Analytica. La plataforma de Facebook hacía exactamente lo que estaba programada para hacer: recolectar nuestros datos, identificar nuestros disparadores psicológicos y manipular luego nuestra conducta.

Tal y como los usuarios finalmente se están dando cuenta, ni Facebook ni los profesionales de la conformidad que les compran sus datos, a ellos les preocupan sus secretos ni su vida sexual. Les importan sus datos en crudo, de donde pueden inferir sus vulnerabilidades psicológicas.

No es simplemente que pueden hacer que compremos un producto en particular, o que votemos por un candidato o por otro. Las técnicas que están usando intencionalmente impiden nuestras funciones mentales superiores. Usan imágenes y un lenguaje específico diseñado para sortear nuestra lógica y empatía y apuntan directo a nuestros instintos de supervivencia más arcaicos. Nuestras neurosis son como puntos ciegos. Una vez identificados por el psicólogo de las redes sociales, se convierten en paneles de acceso a las partes más impulsivas de nuestros cerebros.

Facebook puede identificar y disparar nuestro terror. Las técnicas de la red no apelan a nuestra lógica ni a nuestra empatía, sino a nuestros miedos más profundos. Sus tácticas apuntan directamente al tronco del encéfalo, la parte de nuestro cerebro que actúa y piensa como un reptil: luchar o huir, matar o morir.

Hemos visto el impacto de esta tecnología en nuestro discurso social y político. Quizás tengamos razones reales para estar enfadados, pero cuando estos son los únicos estímulos entregados por nuestras redes sociales, podemos terminar viviendo en un estado de paranoia y rabia perpetua. No, no es divertido. Pero también es un enorme peligro para la salud pública y una amenaza a la democracia. La democracia requiere un público informado y pensante.

Así, ya sea que usted quiera ser un ciudadano más responsable o, simplemente una persona más feliz, se debe a sí mismo el desvincularse de Facebook de la forma que pueda. Estoy aquí para decirle que puede hacerlo. Estará bien. No es tan terrible. De hecho, es mejor así.

Primero que nada, no será contactado por esos amigos de segundo grado que lleva 40 años tratando de olvidar. ¿Triste? Quizás. Hasta que migre a un directorio en línea menos corrupto de nombres y correos electrónicos, y a la gente que ya no conoce le lleve más tiempo localizarlo.

Pero eso significa que usted se verá forzado a pasar tiempo y poner su energía en interactuar con personas que están en su vida. Las interacciones del mundo real le permiten establecer un entendimiento y un lazo de modos que lisa y llanamente no ocurren en línea. La evolución del ser humano ha dedicado cientos de miles de años a las interacciones cara a cara. Es la única forma en que se liberan al torrente sanguíneo las hormonas sociales, como la oxitocina, en lugar de las hormonas del estrés, como el cortisol, liberado mediante el uso de las redes sociales.

Si los adolescentes en su vida no pueden comunicarse con usted por las redes sociales, en última instancia, las usarán menos. Cuanto menos usen las redes sociales, menos probable es que se depriman y se suiciden. Otro gran beneficio complementario de despegarse de Facebook.

La función útil de Facebook es que nos permite encontrarnos y comunicarnos con la gente; algo así como una agenda telefónica interactiva. Por suerte, hay muchas otras maneras de obtener la misma función sin ponernos en una posición tan vulnerable a las operaciones psicológicas.

Si Facebook es la única forma en que sus parientes le permiten interactuar, entonces ese es un problema. Aceptar esta restricción en sus relaciones es consentir a un sistema que valora los toques virtuales más que las relaciones. Siempre puede enviar correos electrónicos, hablar por Skype o FaceTime, compartir fotos en páginas web, iCloud y PhotoStream, y crear grupos de Google y encuentros en vivo. Pero lo más importante y satisfactorio, debería aceptar menos sustitutos de una reunión con sus seres queridos en la vida real.

También recuperará tiempo. Puede elegir cómo pasar cada minuto que no está conectado a Facebook, estar con otra persona y forjar relaciones psicológicas saludables en lugar de someterse a una empresa activamente abocada a socavar esos lazos.

Lo mejor de todo, puede vivir su vida libre del abuso psicológico constante infligido por empresas que buscan minar sus relaciones sociales, y gobiernos que intentan socavar su fe en la democracia, el gobierno y la naturaleza humana. Puede salir de ese lugar oscuro, y ver la luz del día.

Presionar a Facebook de este modo también sirve para quienes puedan ser menos privilegiados que usted, personas cuyos créditos hipotecarios, audiencias de libertad condicional y estatus inmigratorio se ven afectados por los datos que pensaron estaban compartiendo en confidencialidad por medio de redes sociales como Facebook. Recientemente, China reveló cómo las conexiones de redes sociales de sus ciudadanos y sus "me gusta" son usados para determinar su elegibilidad a empleos y visas. Usted piensa: "Eso no puede ocurrir aquí". Pero ya comenzó. Y si todavía estamos en un país libre, entonces siéntase libre de dejar Facebook sin consecuencias.
Puede hacerlo.

Sé que usted puede.