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Tiroteos

Hay algo importante que fue diferente en el tiroteo de Santa Fe

Por Juliette Kayyem

Nota del editor: Juliette Kayyem, Analista para CNN, es autora de uno de los libros más vendidos: "Security Mom: My Life Protecting the Home and Homeland". Es profesora en la Facultad Kennedy de Harvard, fue exsecretaria asistente en el Departamento de Seguridad Nacional en el gobierno de Obama y presidenta ejecutiva de Zembar. Las opiniones aquí expresadas son propias de la autora.

(CNN) -- Este nuevo tiroteo parece, tristemente, familiar, pero es importante que prestemos atención a lo que aquí es diferente. El mortífero ataque del viernes en Santa Fe, Texas, dejó un saldo de al menos 10 muertos. Los niños aterrorizados, los padres conmocionados, las fuerzas policales con autoridad, los reporteros inquisitivos y los políticos sombríos actúan como si se tropezarán con un guión bien conocido.

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El horror es real; pero también es verdad que ya no es inusual: como lo recalcó The Washington Post, el número de estudiantes muertos en tiroteos en las escuelas en el 2018. Representa esto, "casi el doble" que el número de víctimas pertenecientes a nuestras Fuerzas Armadas.

Aun así, el tiroteo en Santa Fe no se ajusta a los modelos que hemos visto anteriormente; el más reciente es el tiroteo masivo ocurrido en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida el pasado 14 de febrero.

El supuesto atacante en este caso, Dimitrios Pagourtzis, no parecía tener antecedentes criminales, según lo que sabemos, ni interacción previa con la policía y no generaba preocupación en la comunidad. Usó dos armamentos --una escopeta y un revolver calibre 38-- que no están en la mira de las reformas de control de armas.

Asimismo, la escuela Santa Fe tenía dos policías armados con amplio entrenamiento en protocolos de hombres armados.

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En otras palabras, el ataque a la escuela del viernes nos recuerda incidentes anteriores, fue diferente y sus lecciones son importantes.

Primero que nada, Pagourtzis accedió a las armas por su padre quien, según sabemos, tenía porte legal. Los defensores de la segunda enmienda siempre hablan sobre poseer armas en forma segura. Deberían entonces estar a la vanguardia promoviendo la seguridad en las normativas para la posesión de armas, al igual que la responsabilidad de los padres que por negligencia, permiten que sus hijos accedan a armas que no podrían comprar por su cuenta.

Sí, es como el padre, que permite tomar bebidas alcohólicas en su casa a los amigos de su hijo adolescente, y negligentemente admite que manejen un vehículo para después dejar hogares vestidos de luto. Con el manejo de las armas debería pasar igual.

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Usar cajas con llave y mantener las municiones separadas de las armas de fuego son protecciones razonables que los padres deberían adoptar. En la medida en que nuestra sociedad busca un terreno común para el debate del control de armas, la posesión responsable de las armas --y el uso de la ley para procesar a los adultos que no lo promueven-- es esencial. Desafortunadamente, la Asociación Nacional del Rifle en EE.UU., la N.R.A. por sus siglas en inglés, tradicionalmente se ha mostrado firme en contra de responsabilizar legalmente a las personas cuyas armas son utilizadas en un crimen, así sea o no por negligencia propia.

En segundo lugar, Pagourtzis, quien, según dijo el gobernador Greg Abbott a los reporteros, supuestamente no llevó a cabo su intento de suicidio, sino que fue capturado, también se presume que colocó explosivos cerca y afuera de la escuela. Mientras, los funcionarios, con razón, no han brindado detalles específicos y continúan evaluando las posibles amenazas latentes.

Si bien no sabemos qué animó a Pagourtzis, sí sabemos que un mero "tiroteo en una escuela" parecía no ser suficiente para él. El uso de dispositivos explosivos sugiere que los atacantes quieren algún tipo de "diferenciador". El pistolero busca diferenciarse. Busca infligir mayores daños.

Este fenómeno a menudo se verifica en los grupos terroristas; al Qaeda, por ejemplo, abandonó el uso de explosivos en edificios o sitios concurridos y eligió usar los aviones como armas porque los diferencia a la de otros grupos terroristas. Este caso de Santa Fe muestra que las escuelas y las comunidades también deben monitorear las compras o conductas sospechosas (como las detonaciones).

Simplemente, el que la tragedia de hoy sea diferente, no quiere decir también que no sea posible enfrentarla y resoverla. Ya gasté mucha tinta en estas páginas, demasiado tiempo en el aire, abogando por leyes de control de armas para proteger a nuestros hijos. Quizás ninguna ley hubiera podido frenar lo ocurrido hoy, pero eso no quiere decir que no podamos hacer algo mejor. Los padres que poseen armas: miren a su alrededor y asegúrense de estar haciendo un mejor trabajo.