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Brasil

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¿Depende el futuro de Temer del mundial de fútbol?

Por Pedro Brieger

Nota del Editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios argentinos como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión de Argentina.

(CNN Español) -- En la noche del martes 29 de mayo, un Tribunal restituyó los derechos que le corresponden por ley al expresidente Lula da Silva por haber sido presidente de Brasil. Días atrás se los habían retirado con el argumento de que no precisaba de los carros, custodia y asesores dado que estaba preso. Asimismo, el Tribunal Supremo Electoral debía debatir ese mismo día si un condenado por la justicia puede presentarse como candidato a la presidencia y si podría asumir como presidente estando preso en caso de ser electo. Debía debatir, pero no lo hizo y dilató la respuesta sin precisar cuándo responderá.

Las idas y vueltas de la justicia brasileña respecto a Lula son un reflejo de la crisis política que vive este país desde la destitución de Dilma Rousseff en agosto de 2016. Estos son apenas algunos datos políticos que se articulan con la prolongada huelga de los camioneros, que paralizó desde hospitales hasta aeropuertos y debilitó aún más al ya débil gobierno de Michel Temer. Los diversos sindicatos de patrones y trabajadores le pidieron durante semanas al gobierno que congelara el precio del combustible en un país que depende del transporte terrestre por la falta de un desarrollo adecuado de sus vías férreas.

Durante los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff, el precio de los combustibles estaba regulado en función de objetivos políticos para evitar un aumento desmedido que tuviera un efecto inflacionario y afectara las políticas sociales.
Sin embargo, desde que Temer asumió el poder el 31 de agosto de 2016, los reajustes fueron determinados por la estatal Petrobras en función de las variaciones del dólar y el precio del petróleo en el mercado internacional. Es así que el precio del combustible aumentó más de 200 veces provocando un amplio rechazo.

Durante la última semana de mayo, varios parlamentarios que no apoyan al Partido de los Trabajadores de Lula ni su candidatura se atrevieron a plantear abiertamente que el gobierno de Temer había llegado a su fin y que en los próximos cinco meses, hasta las elecciones de octubre, ni siquiera podría avanzar con reformas significativas por su extrema debilidad. La contracara de Temer es una encuesta realizada entre el 23 y el 30 de mayo y difundida por la Central Única de los Trabajadores que le otorga a Lula da Silva un 39 por ciento de intención de voto, nueve puntos más que al resto de los candidatos juntos.

En unos días comienza el mundial de futbol en Rusia. ¿Dependerá el futuro de Temer de una jugada brillante de Neymar que haga olvidar la crisis política e institucional? Muy pronto tendremos la respuesta.