Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(CNN Español) – La mayor tragedia latinoamericana hoy es el éxodo venezolano. Hasta la llegada del chavismo Venezuela fue un país receptor de inmigrantes. Millones de extranjeros fueron a Venezuela en busca de las oportunidades que no encontraban en sus países.
En los últimos años, opino, la dictadura, el socialismo, la corrupción y la pésima gerencia, han provocado la hiperinflación, el desabastecimiento y la pobreza creciente que generan el éxodo de millones de venezolanos rumbo a países que en el pasado eran mucho más pobres.
Por supuesto, el gobierno de Maduro afirma que los venezolanos huyen por una combinación entre la supuesta guerra económica y la propaganda imperialista, pero esa versión choca con las imágenes de las gentes buscando comida en los basureros, hospitales devastados por el descuido oficial y la creciente falta de electricidad y agua potable. Venezuela es un horror sin paliativos.
Dentro de ese éxodo terrible, 89 personas que viajaron a Perú decidieron regresar a Caracas porque —dice el comunicado oficial— fueron maltratadas y víctimas de la xenofobia.
Parece un acto de propaganda barata, pero es verdad que ha habido cierto rechazo a la presencia masiva de venezolanos. Sin embargo, la manera de acabar con el problema —opino— es ayudar colectivamente a esa inmensa mayoría de venezolanos que se oponen al chavismo a quitarse de encima ese gobierno de incapaces y delincuentes que han destruido la convivencia.
Está muy bien ayudar a las víctimas que huyen, pero es más sensato y económico, entre todos, acabar con los victimarios para que Venezuela vuelva a ser un país viable y receptor de inmigrantes. Eso es lo que debe hacerse.