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Europa

Europa: los migrantes que SÍ importan

Por Carlos A. Montaner

Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, EE.UU. y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

(CNN Español) -- La ola de inmigrantes islámicos y africanos está provocando la destrucción de la Unión Europea. Eso es muy peligroso.

El acontecimiento más importante ha sido la condena a Hungría por el Parlamento Europeo.

Era la primera vez que ocurría en la historia de la institución: 448 diputados, algo más de las dos terceras partes de los diputados, decidieron aplicarle el artículo 7 que priva a los parlamentarios de ese país de poder votar hasta que no se levante la sanción. Este es el primer paso para aplicar posibles sanciones.

Viktor Orbán, el primer ministro, había invocado el derecho de Hungría a no ser una nación de inmigrantes. Había erigido muros, y barreras de alambre de espino para que los refugiados no llegaran a su país. Existían numerosas historias de personas maltratadas por intentar ingresar ilegalmente en Hungría.

Viktor Orbán

Orbán es el líder de Fidesz, un partido integrado en el Partido Popular Europeo, la fuerza conservadora dominante en ese gran Parlamento, en el que la Democracia Cristiana de la alemana Angela Merkel es el principal partido.

Pero eso no le sirvió para protegerse de la condena. Casi todos los diputados del Partido Popular Europeo votaron en contra de Orbán.

La gran ironía es que la Unión Europea surgió y creció al amparo de EE.UU., pero hoy Donald Trump, con relación a los inmigrantes, está más cerca de Viktor Orbán que de quienes lo han castigado en el Parlamento Europeo.

Mi opinión es que la Unión Europea acabará desintegrándose y eso es muy grave. Sin el liderazgo de EE.UU. difícilmente podrá continuar esa federación que hoy agrupa a 28 naciones.

El resurgimiento del nacionalismo, del racismo y de la intolerancia religiosa acabarán imponiéndose otra vez, y esta es una muy mala noticia en un continente con una pavorosa historia de sangre. Todos, justos y pecadores, acabaremos salpicados.