(CNN) – La Corte Suprema acordó este jueves por la noche detener la ejecución de un recluso de Texas, Patrick Henry Murphy, después de que argumentó que el estado se negaba a permitir que su asesor espiritual budista lo acompañara a la cámara.
“El Estado no puede llevar a cabo la ejecución de Murphy”, dijo el tribunal en una orden sin firmar, “a menos de que el Estado permita al asesor espiritual budista de Murphy u otro reverendo budista de la elección del Estado acompañar a Murphy en la cámara durante la ejecución”.
Los jueces Clarence Thomas y Neil Gorsuch negaron la petición.
El juez Brett Kavanaugh escribió para explicar por qué votó para otorgar la solicitud.
“El gobierno no puede discriminar contra la religión en general o contra determinados valores religiosos”, escribió Kavanaugh.
El caso marca la segunda vez en las últimas semanas que a los jueces se les ha pedido que suspendan una ejecución porque una política de prisión permite que estén presentes capellanes cristianos o musulmanes, que son empleados de la prisión, pero no asesores de otras religiones. La prisión prohíbe a los asesores de otras denominaciones que no sean empleados de la prisión ingresar a la cámara por razones de seguridad.
Los casos ponen en evidencia los reclamos que hay por libertad religiosa de parte e reclusos contra los funcionarios de la prisión, que dicen que las solicitudes son infundadas y que son los últimos intentos para evitar la ejecución.
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Murphy, que está en el corredor de la muerte por el asesinato del policía Aubrey Hawkins en 2000, tenía previsto morir el jueves a las 7 p.m. hora del este, pero el tribunal suspendió la ejecución después de las 9 p.m. por una serie de peticiones de última hora. Los abogados de Murphy dijeron que el Estado violó su libertad religiosa porque impidió que el reverendo Hui-Yong Shih estuviera presente en la cámara de ejecución.
En febrero, en un caso sorprendentemente similar en Alabama, una dividida Corte Suprema votó 5-4 y permitió la ejecución de un recluso, Domineque Ray, a pesar de que Ray argumentó que sus derechos de libertad religiosa fueron violados cuando la prisión prohibió a su imán estar presente en la ejecución.
La prisión de Alabama solo empleaba a un capellán cristiano. Los conservadores en la corte dijeron que actuaron porque Ray había esperado demasiado tiempo para la petición.
Pero la jueza Elena Kagan escribió una mordaz misiva de desacuerdo, a la que se unieron los otros tres jueces liberales en el tribunal, calificando la decisión de la mayoría como “profundamente errónea”.
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“Aquí, Ray ha presentado una poderosa afirmación de que sus derechos religiosos serán violados en el momento en que el Estado lo mate”, escribió Kagan, diciendo que el tratamiento “va en contra del principio central de la cláusula de establecimiento de neutralidad de denominación”. Ella dijo que sus colegas deberían haber permitido, en mayoría, que el tribunal inferior escuchara la reclamación en su totalidad.
Los partidarios de la libertad religiosa también criticaron duramente el voto de los conservadores. Al escribir para la National Review, David French lo llamó una “grave injusticia”.
Al explicar su voto en el caso de Texas el jueves por la noche, Kavanaugh ofreció una razón, en una nota al pie, que podría explicar por qué votó a favor de Murphy después de haber despejado el camino para la ejecución de Ray.
“Concluyo que Murphy hizo su solicitud al Estado de manera suficientemente oportuna, un mes antes de la ejecución programada”, escribió Kavanaugh.
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Kavanaugh también dijo que los estados tenían dos opciones en el futuro: permitir que todos los reclusos tengan un asesor religioso de su religión en la sala de ejecución o permitir que los internos tengan un asesor religioso, incluido un capellán empleado por el estado, solo en la sala de observación, no la sala de ejecución.
“Lo que el Estado no puede hacer, en mi opinión, es permitir que los reclusos cristianos o musulmanes, pero no los budistas, tengan un asesor religioso de su religión en la sala de ejecución”, dijo.
El fiscal general de Texas, Ken Paxton, había argumentado en un escrito que el tribunal debía fallar en contra del preso porque “es una estrategia dilatoria suya, él falló en demostrar un éxito probable en sus méritos por una variedad de razones y falló en demostrar que eso le traería un daño irreparable”. Además, Paxton dijo que el protocolo de ejecución de la prisión que prohíbe a los capellanes que no son empleados de la cámara de ejecución, ha estado vigente desde julio de 2012. Paxton dijo que la política tiene por objeto garantizar la “seguridad y la protección” del proceso de ejecución.
El caso incitó a un amigo del tribunal a presentar un informe del Fondo Becket para la Libertad Religiosa, una firma de abogados sin fines de lucro. El abogado principal, Eric Rassbach, dijo que estaba presentando el informe para “aclarar la ley” porque le preocupaba que la “naturaleza apretada del tiempo” de la apelación pudiera “ocultar” importantes problemas de libertad religiosa en juego, y que los jueces seguramente se enfrentarán a peticiones similares en el futuro.
“El derecho de una persona condenada al consuelo del clero, y los derechos del clero de consolar a los condenados, se encuentran entre las formas más antiguas y reconocidas de ejercicio religioso conocidas por la civilización”, escribió.
“Sin duda, Texas es capaz de hacer esta adaptación si es necesario”, agregó Rassbach.
Después de que el tribunal actuó, Rassbach emitió una declaración. “La libertad religiosa ganó hoy”, dijo. “La Corte Suprema dejó en claro que la Primera Enmienda se aplica a todos los estadounidenses, sin importar su fe”.