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México

Fútbol

El fútbol femenino mexicano: casi medio siglo de historia y apenas tres años de ser una realidad

Por César López, Kervy Robles

(CNN Español) -- El fútbol es el deporte más popular en México, pero la rama femenina ha tenido que luchar desde hace casi 48 años para abrirse un espacio en el profesionalismo.

Los primeros pasos

Han pasado casi cinco décadas desde que el fútbol femenino en México comenzó a escribir su historia.

Antes del primer Mundial de 1991 realizado en China, la selección mexicana ya había participado en dos torneos internacionales no oficiales.

El primero de ellos en Italia 1970 y el segundo fue en casa un año después. Fue entonces que inició una relación hasta el momento ininterrumpida entre las amantes a este deporte y sus precursores en el país.

La selección mexicana llegó a la final del certamen, disputada en el estadio Azteca, que aún vivía bajo la sombra de la final del Mundial masculino un año atrás. Ese mismo que fue testigo de ver a Pelé levantar su tercera Copa del Mundo y a la selección mexicana caer vapuleada en octavos ante Italia jugando en León.

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Pero, las mujeres querían contar su propia historia y llegaron a la final de un torneo con seis participantes incluyendo a Argentina, Italia, Francia, Inglaterra y Dinamarca. Contra las danesas fue precisamente la final en la que las anfitrionas no pudieron darle una alegría y por qué no decirlo... una sorpresa al país.

O la sorpresa quizás si se dio. A pesar de la derrota 3-0, fue la primera vez que el fútbol femenino recibió la atención del círculo mediático y el interés del público mexicano, poco más de 110 mil personas registraron la entrada al coloso de Santa Úrsula.

Esta primera aventura fue el mayor logro de la selección femenina en 24 años. Ello gracias a nombres, por mencionar algunos, como los de Víctor Manuel Meléndez y Efraín Pérez, en la dirección técnica, y Alicia Vargas y María Eugenia Rubio como jugadoras.

Aquellas protagonistas del histórico subcampeonato regresaron al fútbol amateur. La atención mediática se tornó de nuevo hacia la rama masculina y las pocas y pocos interesados en el progreso del fútbol femenino vieron opacadas sus esperanzas.

Llegó el año de 1995 y con el, un nombre indeleble en el fútbol femenino mexicano: Armando Magaña. El exdefensor y preparador físico del Club Necaxa en Aguascalientes, aceptó el desafío de retomar lo que dos décadas atrás habían originado Meléndez, Pérez, Vargas, Rubio y un puñado más.

“Me invitaron a participar en la creación de este equipo de fútbol femenil. Entonces en 1996 y 1997, estuve yo al frente de la integración de un grupo de jugadoras que formaran un equipo representativo”, dijo Magaña describiendo una de sus responsabilidades como técnico del combinado femenino mexicano.

Antes de llegar a la selección absoluta, Magaña fundó y dirigió Andrea’s Club, una de las primeras academias del balompié femenino en México y semillero constante de futbolistas. En esta escuela formativa, Magaña viajaba por el interior de la nación en busca de talento, una práctica también ejecutada durante su período con la selección mayor debido a la falta de una liga profesional.

“Tuvimos una gira que fuimos hacia el sureste de la república. Fuimos a Campeche, fuimos a Yucatán y regresamos a través de Veracruz de nuevo a la Ciudad de México”, comentó Magaña acerca de las muchas excursiones técnicas de reclutamiento que empleaban.

En diciembre de 1997, Magaña se despidió de la selección para dedicarse, a tiempo completo, a su academia. En su reemplazo llegó Leonardo Cuéllar, y con él, el sueño de clasificar a México a su primera Copa del Mundo en 1999. La que se realizaría en Estados Unidos.

Una trayectoria como futbolista para Pumas de la UNAM y una carrera de entrenador en Cal State University de Los Ángeles, daban a Cuéllar suficiente credibilidad para lograr ese objetivo. Y así fue. México clasificó al Mundial, quedó en el Grupo B, pero el panorama no pudo ser más desalentador.

En tres enfrentamientos, ante Alemania, Italia y Brasil, la selección mexicana recibió 15 goles y anotó uno, obra de Maribel Domínguez, a la postre máxima goleadora del conjunto nacional femenino con 82 anotaciones.

Los números resumen la actuación de la selección en ese Mundial, pero alcanzar esa primera clasificación fue un paso gigantesco en el desarrollo del fútbol femenino mexicano.

Con Cuéllar firme en el cargo, México clasificó a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, una vez más, bajo el liderazgo de Domínguez y otras talentosas jugadoras como la defensora Mónica Vergara. Este grupo ilusionó con su actuación en los Panamericanos 2003 con la medalla de bronce. En Atenas, Brasil las despachó en cuartos de final y ese podio olímpico terminó en manos de las potencias de fútbol femenino: Estados Unidos, Brasil y Alemania.

En los Juegos Olímpicos no han habido más participaciones y para volver a un Mundial tuvieron que esperar 12 años. México asistió a la cita en Alemania 2011 y por primera vez sumaron puntos.

Volvieron a asistir cuatro años más tarde a Canadá, de nuevo sumaron puntos, pero no avanzaron de ronda. Cuéllar se despidió después de 18 años, pero la semilla quedó sembrada y la Federación Mexicana de Fútbol apostó por un proyecto a largo plazo, aunque por ello se tuvo que esperar.

El 5 de diciembre del 2016, Enrique Bonilla, actual presidente de la Liga MX, anunció el nacimiento de una liga femenina en el país.

Un presente alentador

Los planteles, por reglamento, deben ser conformados por jugadoras de la categoría sub-23, cuatro futbolistas sub-17 y solo dos refuerzos sin restricciones de edad. Pese a que los equipos no podían contar con extranjeras, las mexico-estadounidenses eran elegibles, siempre y cuando cumplieran con los requisitos de la FIFA.

El 28 de julio de 2017, las Tuzas del Pachuca y las Pumas de la UNAM disputaron el primer partido de la Liga MX Femenil, la victoria fue para el Pachuca, aunque las verdaderas triunfadoras, sin duda alguna, eran las futbolistas mexicanas que finalmente tenían una liga profesional.

En el año del debut, seis equipos tuvieron derechos de transmisión; Chivas, Pachuca, Monterrey, León, Xolos y Santos, un contrato vigente de la Liga MX Femenil hasta el 2023. Las Chivas de Guadalajara entraron a la historia como el primer campeón de la Liga Femenil en el Apertura 2017 ante 32 mil 466 espectadores.

Para el Clausura 2018, Tigres de UANL recibió a las Rayadas de Monterrey en el Estadio Universitario con una asistencia de 38 mil 230 personas. En la vuelta, 51 mil 211 asistentes vieron a las jugadoras de Tigres consagrarse en una definición por penales.

Las de Tigres volvieron a jugar la final del Apertura 2018, pero esta vez no la ganaron. El Club América ganó su primer título, de la mano de su máxima figura Diana González. La mediocampista ahora con 25 años,  integró la primera selección mexicana sub-17 en clasificar a un mundial de la categoría.

“Realmente ha sido un gran impacto. Yo te puedo decir ahorita un recuerdo fresco que tengo, que es la final de la ida en el Azteca con 30 mil espectadores (33.420), para mí fue algo que jamás imaginé haber vivido y ahora la final de vuelta en el Volcán, estadio lleno, 42 mil espectadores (41.212). Ese es el reflejo del impacto que tiene la Liga en la sociedad mexicana”, dijo González, autora de dos goles en las dos finales disputadas ante el equipo de Tigres.

Según Soccer America, en el 2018, la Liga MX Femenil tuvo cinco de los récords en asistencias en un partido de fútbol femenino. A las previamente mencionadas, se le suma la del clásico regiomontano del Apertura 2018, entre los Tigres y el Monterrey ante un público de 37 mil 601 espectadores.

En apenas año y medio de su creación, la Liga MX femenil triunfaba en su lucha por la equidad de género, compitiendo con patrocinios televisivos y asistencias a los estadios poco que envidiarle a los de la liga masculina. De esta manera, las mujeres han podido ganar un espacio en el fútbol profesional.

“Al final del día eso es lo que buscamos, que las pequeñitas puedan voltear y decir, “Si nos podemos dedicar al fútbol, sí puedo ser futbolista profesional”, dijo Diana González.

Futuro esperanzador

El 2018 fue un año inolvidable para el fútbol femenino mexicano, la selección sub-17 llegó a la final del Mundial de la categoría en Uruguay. Solo dos seleccionados mexicanos de la rama masculina han alcanzado dicha instancia en un Mundial; ninguno de ellos la absoluta. Los combinados masculinos campeones del mundo sub-17 en el 2005 en Perú y en el 2011 en casa.

Mónica Vergara, presente en el primer Mundial de las mexicanas como jugadora, ahora volvía a una cita mundialista, pero dirigiendo al conjunto nacional. Y las llevó hasta la final después de un camino difícil en el que vencieron a un gigante como Brasil, además de Ghana y Canadá.

En la final España fue la piedra en el zapato, perdieron por 2-1. Pero, de nuevo, el saldo general fue positivo. Si el objetivo del nacimiento de la Liga MX Femenil era formar jugadoras jóvenes y potenciarlas para hacer de este torneo uno realmente competitivo, y aún más importante, impulsar el fútbol femenino mexicano a nivel internacional, la misión a corto plazo se está cumpliendo.

De 21 futbolistas convocadas, 12 militan en la Liga MX Femenil. Entre las más experimentadas, a pesar de su corta edad, estaban Nicole Pérez de Chivas (18), Natalia Mualeón (17) del Club Deportivo Toluca y Ximena Ríos (17) del Club América.

Siete de los nueve goles, incluidos los penales ante Ghana, fueron anotados por futbolistas del ámbito nacional. Y si se trata de seguridad en la portería Jaidy Gutiérrez del Club América, titular en todos los encuentros del Mundial, recibió apenas cinco goles.

Desde la estadística se está comprobando el rol fundamental de la Liga MX Femenil. Su creación prueba que es un generador de experiencia para las jugadoras, especialmente las más jóvenes.

“Como la liga tiene las puertas abiertas para jugadores de diferentes edades yo creo que las categorías como yo, que era sub-17, no nos enfrentábamos a niñas de nuestra edad, nos enfrentábamos a más grandes, y yo digo que eso a nosotras las menores, nos impulsa a crecer como persona y como jugadora”, dijo Gutiérrez, responsable de atajar dos penales ante Ghana en los cuartos de final.

A diferencia de las subcampeonas del torneo internacional no oficial en 1971, Gutiérrez y sus compañeras retornaron a casa con el incentivo de seguir sus carreras futbolísticas en una liga profesional. Ellas simbolizan hoy el presente alentador y el mañana optimista de la mujer en el fútbol femenino mexicano.

A pesar de que la selección mayor no clasificó a la Copa del Mundo de Francia 2019, el fútbol femenino mexicano vive una realidad totalmente distinta a la de hace 20, 30 y 50 años.

La sociedad mexicana aceptó la inclusión de la mujer en el deporte más popular de su país como un negocio viable y un proyecto alimentado por goles, calidad y esperanza en sus actuales jugadoras, y por supuesto en las que están por venir.

“Que luchen, que trabajen por sus sueños, que no se rindan, que obviamente toma sacrificios, y si, pero en un futuro todos esos sacrificios que llegaste hacer en un momento van a valer la pena”, dijo Gutiérrez.