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Nota del editor: Ivanka Trump es asesora del presidente de EE.UU. Las opiniones expresadas en este artículo son propias de la autora. Vea más columnas de opinión en CNN.

(CNN) – Viajé recientemente a África para promover la Iniciativa mundial de prosperidad y desarrollo femenino de la Casa Blanca, W-GDP en inglés, que busca alcanzar a 50 millones de mujeres en el mundo en vías de desarrollo para 2025. Trabajaremos para lograr este objetivo al apoyar a la mujer en el lugar de trabajo, ayudándolas a prosperar como emprendedoras y avanzando en reformas legales que crearán mayor igualdad de género.

La parte más notable de este viaje fue conectar con mujeres de todo el continente que han superado tremendos obstáculos para abrir el camino al cambio. Sus historias son prueba tangible de lo posible si proveemos asistencia de desarrollo inteligente para empoderar a las mujeres para que tengan éxito en sus economías.

En Etiopía, conocí a Sara Abera. Hace catorce años, Sara fundó Muya, una empresa de manufactura de textiles y cerámica. Con la asistencia de la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID en inglés) y socios del sector privado, ha hecho crecer su empresa de 10 a casi 600 empleados. Sara contrata y capacita a mujeres, creando así un efecto multiplicador directo, beneficiando a miles de familias mucho más allá de la inversión inicial de asistencia de desarrollo internacional de Estados Unidos. Actualmente, Sara es la principal exportadora de prendas tejidas y cerámica; y sus productos están en estanterías de tiendas por todo Estados Unidos.

Queremos replicar el modelo del éxito de Sara. Su camino ilustra el objetivo de asistencia de desarrollo estratégico: ayudar a la gente, a las comunidades y, en última instancia, a los países para que hagan la transición de ser receptores de asistencia de Estados Unidos a ser socios comerciales autosuficientes.

El acceso al financiamiento es uno de los más grandes que las mujeres como Sara enfrentan en África, y en todo el mundo en vías de desarrollo. Es por eso, que durante mi viaje, me enorgulleció anunciar un nuevo programa trascendental dentro del W-GDP: 2X África. Por medio de financiamiento a través de la Corporación para Inversiones Privadas en el Extranjero, 2X África busca invertir de manera directa US$ 350 millones para ayudar a movilizar más de US$ 1.000 millones en capital alentando proyectos que apoyan a la mujer, de propiedad de mujeres y liderados por mujeres en el África subsahariana.

En Costa de Marfil visité la aldea de Adzope, en donde las mujeres realizan un trabajo agotador en los cultivos de cacao. La industria del cacao constituye aproximadamente un 40% de las exportaciones de Costa de Marfil, y es su más grande exportador a Estados Unidos. Mientras que la mujeres hacen gran parte del trabajo, y representan el 68% de la fuerza laboral, ganan solo 21% del ingreso creado de la producción de cacao.

Debido a restricciones legales a la titularidad de tierra por parte de mujeres, las mujeres de Costa de Marfil poseen solo un 25% de las granjas de las plantaciones de cacao, por lo que les es más difícil conseguir financiamiento. Es por eso que las mujeres de Adzope han establecido una asociación para aprovechar la bonanza y aportar productividad de manera colectiva para competir en el mercado y comerciar a escala competitiva.

Durante mi visita a Adzope, el administrador de USAID, Mark Green y yo anunciamos que Estados Unidos, en colaboración con la Fundación Mundial de Cacao, dará US$ 2 millones adicionales para crear más de 300 asociaciones de ahorro nuevas para que las mujeres en la industria del cacao puedan acceder al capital y a los programas de capacitación que necesitan para sustentarse a sí mismas y a sus familias.

En nuestra primera cumbre para la Iniciativa de finanzas de emprendedoras (We-Fi), lanzada en los primeros días del gobierno en colaboración con el Banco Mundial, también conocí a emprendedoras de decenas de países africanos. Entre ellas estaba Jeanine Cooper de Liberia. De niña, Jeanine quería seguir los pasos de su padre y poner en marcha una granja de arroz, pero tuvo que enfrentar barreras significativas para obtener el préstamo. Jeanine perseveró, y recibió apoyo temprano de USAID. Ahora, la empresa de Jeanine es la productora más grande arroz de Liberia, y ella ayuda a otros agricultores en el país a obtener acceso a los mercados nacionales e internacionales.

El desafío de Jeanine para acceder a la financiación es solo un ejemplo de las incontables barreras que enfrentan las mujeres en el continente. Debido en gran medida a las leyes y costumbres que restringen la habilidad de la mujer de ser propietaria o de heredar tierras y, en algunos casos, incluso de abrir cuentas bancarias, las mujeres representan solo el 15% de los propietarios de tierras en el África subsahariana.

Durante mi visita a la sede central de la Unión Africana, Estados Unidos y la Unión Africana publicaron un comunicado conjunto reafirmando su compromiso compartido de “promover leyes, políticas e instituciones eficaces” que “promocionen la igualdad de género, los derechos de la mujer, el empoderamiento económico de la mujer y el emprendimiento en todo el continente”. Asimismo, nos comprometimos a combatir injusticias graves en materia de derechos humanos, como el matrimonio infantil y el forzado, la violencia de género, el tráfico de personas y la explotación y el abuso sexual.

A pesar de las increíbles dificultades que enfrentan, las mujeres en África ya están trascendiendo la pobreza, creando empleos y siendo pioneras de un futuro más brillante. Ahora, queremos empoderarlas a ellas y a sus hermanas para que se despliegue una mayor prosperidad económica y paz para el pueblo de África, para nuestro país y para el mundo.

(Traducción de William Montes)