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Copa América 2021

Brasil: Jogo bonito, tierra bonita

Por Leandro S. Ricciardelli

(CNN) -- Como si sus playas soñadas y su tierra con mil sabores y colores no fueran suficientes, una vez más Brasil se empeña en ser siempre Brasil y busca seducirnos con todo lo que tiene a su alcance.

En 2014 fue la Copa del Mundo de fútbol; en 2016, los Juegos Olímpicos, y ahora llegó el turno de la Copa América 2019.

Basta con poner un pie en tierras brasileñas para vernos sacudidos por una andanada de colores, sabores, ritmos y alegría… ¡y, por supuesto, de fútbol!

Hasta el más pragmático de los viajeros, tarde o temprano, caerá rendido al encanto y la pasión del país. ¿Qué mortal en esta tierra puede resistírsele a una caipiriña de maracuyá en la playa, a una feijoada después de gritar los goles de su selección nacional, a unos pão de queijos calentitos en un puesto de calle y, ni hablar, de un chapuzón en la mítica Copacabana?

Señoras y señores, esto es Brasil… aquí, fácilmente uno termina el día habiendo reído mucho más de lo que habitualmente lo hace, habiendo bailado más de lo que nos movimos en el último año y, si se deja llevar por las pasiones, hasta es muy probable que termine hablando portuñol en un bar de Río de Janeiro, debatiendo si Messi es melhor que Pelé, si la roja es la mejor selección chilena de la historia o cómo fue que se alinearon los planetas en aquel fatídico 16 de julio de 1950, en el que Uruguay le arrebató el mundial a Brasil en el histórico Maracanazo.

Recorremos sus 5 sedes para ver algo más que fútbol, para el caso, qué visitar, qué comer y qué amar del anfitrión de la Copa América 2019.

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Sao Paulo, moderna, palpitante, increíble

(NELSON ALMEIDA/AFP/Getty Images)

Puede ser que la primera sensación al llegar a Sao Paulo sea que uno está en un país dentro de otro país. Sao Paulo es una súper ciudad con una población estimada de 12 millones de habitantes, y con más de 21 millones, si contamos toda la región metropolitana.

Esta magnífica urbe es un lugar vibrante, cultural y cosmopolita. Las opciones hoteleras y gastronómicas que los paulistas ofrecen parecen interminables. No son pocos los que piensas que en Sao Paulo, como en Nueva York o París, se come como los dioses. ¿Amante del sushi? Estás en el lugar indicado. En Sao Paulo residen más japoneses que en ninguna otra ciudad del mundo fuera de Japón por lo que el sushi es cosa seria. Pero el asunto no termina allí, las colonias coreanas, chinas, italianas y alemanas son enormes, por lo que la ciudad ofrece una extraordinaria propuesta culinaria internacional.

Son 6 los partidos que acogerá la ciudad en sus dos imponentes estadios, el Arena Corinthians y el Estadio Morumbí.

Pero como el fútbol no es todo en la vida —aunque casi—, hay otras cosas para disfrutar de la ciudad. La propuesta artístico-cultural es tan amplia e interesante como la ciudad misma. El Museo de Arte de Sao Paulo y el Museo de Arte Contemporáneo son de visita obligatoria, ambos a la altura de los grandes del mundo. La riqueza arquitectónica de la ciudad es reconocida mundialmente y si le gusta el arte callejero, recuerde: Sao Paulo ostenta el particular récord de ser la ciudad con mayor concentración de arte callejero del planeta, según la publicación Architectural Digest.

Porto Alegre, hogar de los “gaúchos” brasileños

(Photo by Buda Mendes/Getty Images)

A menos de dos horas en avión desde Río de Janeiro se llega a la capital del estado de Río Grande del Sur. Porto Alegre es una ciudad multicultural y de una gran calidad de vida (además de ser la más rioplatense). En la ciudad que vio nacer al genial Ronaldinho usted podrá tomar mate —llamado aquí chimarrao— como un argentino o un uruguayo más y las barbacoas —churrasco en portugués— son tan sabrosas como las que encontraría en las calles de Montevideo o Buenos Aires.

La ciudad tiene un tono europeo con hermosas catedrales y edificios de época.

En Porto Alegre el español para nada es ajeno, por lo que comunicarse no será un problema para los hispanoparlantes que visiten la ciudad.

Por sus parques y atracciones naturales, Porto Alegre es considerada la ciudad más verde del Brasil. Se destacan el Parque da Redenção y Parque Moinhos de Vento.

Vale la pena caminar los 500 metros de la Rúa Gonçalo de Carvalho. Este túnel arbolado, compuesto mayoritariamente de tipuanas, es un sueño para los ojos y los “gaúchos” no dudan en llamarla la calle más bonita del mundo.

Si en cambio prefiere la noche, la ciudad ofrece una variada y movida propuesta nocturna. Eso sí, como ocurre en muchos países de la región, prepárese para comenzar bien entrada la noche.

Belo Horizonte, montañas, cultura y calidad de vida

(Photo by Quinn Rooney/Getty Images)

Los más de dos millones de habitantes de la capital del estado de Minas Gerais residen en una ciudad de ensueño rodeada de montañas y con un clima muy agradable.

Belo Horizonte es la primera ciudad planificada en la república de Brasil y lejos del mar y las playas, esta ciudad fundada en el siglo XIX ofrece otros atractivos no menos interesantes. Es un centro cultural y económico muy importante que combina pasión por el fútbol, cultura y una de las ciudades con mejor calidad de vida de Latinoamérica, según un estudio realizado por la Unesco.

Su comida es singular y variada, se destacan el frango ao molho pardo, un pollo cocinado en su sangre —sí, leyó bien, en su sangre y es delicioso—; el tutu à mineira, un puré de frijoles que vale la pena probar; y el feijão tropeiro, unos frijoles preparados con harina de mandioca. Tampoco faltan los adictivos brigadeiros (¡cuidado con ellos, no podrá parar!) y el dulce de leche, cada vez más presente en todo el Cono Sur.

La ciudad respira cultura, y particularmente la música es muy importante. Varios expertos opinan que la sede la Orquesta Filarmónica de Minas Gerais ofrece una acústica de altísima calidad. Milton Nascimento se apropió de la ciudad de joven y lanzó su carrera aquí, al igual que uno de los mayores exponentes del heavy metal a nivel mundial, la banda de rock metálico Sepultura.

Su arquitectura es también variada y distintiva. El Conjunto Moderno de la Pampulha, diseñado en 1940 por el reconocido arquitecto Oscar Niemeyer, es una visita obligada. Este complejo es un referente mundial de la arquitectura moderna y la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Salvador, exponente de la energía y color de la comunidad afrobrasileña

(CHRISTOPHE SIMON/AFP/Getty Images)

Salvador de Bahía es una de esas ciudades que puede dejarnos boquiabiertos apenas la visitamos. La ciudad, que fuera la primera capital del país hasta 1763, es un museo colonial al aire libre, rebosante de historia, aromas y ritmos.

Probablemente no haya ciudad en el mundo que preserve mejor la cultura traída por los africanos esclavizados que Salvador de Bahía. Magníficas colecciones de arte, religión y arquitectura inundan cada rincón de esta colorida y novelesca ciudad. Su música y su danza está impregnada de raíces y acentos africanos.

Si visita Salvador será difícil no animársele a la capoeira.

La ciudad acogerá cuatro partidos de grupos y un partido correspondiente a los cuartos de final.

Aunque no coincide por las fechas, vale la pena recordar que el carnaval bahiano es un evento único. Cada año, la denominada “tierra de la alegría” reúne a unas dos millones de personas durante seis días consecutivos, según el sitio salvadorcarnaval.info.

La infraestructura hotelera es diversa y atrae todo tipo de viajeros, ofreciendo desde hoteles de lujo hasta una infinidad de posadas y hostales más accesibles.

La oferta gastronómica también es extraordinaria. La influencia aborigen, africana y portuguesa dio forma a una cocina distintiva e impar. Llegar hasta aquí y no animarse a un bobó de camarão, un cremoso manjar hecho con base de camarones, puré de yuca, jengibre y especias verdes, o un “acarajé”, una masa rellena de camarones y vegetales, sería un pecado en lo que posiblemente sea la ciudad más religiosa de Brasil.

Sus 1.200 kilómetros de playas lo ofrecen todo, desde manjares a la orilla del mar hasta buceo, pesca submarina, piscinas naturales y deportes acuáticos.

Por todo esto, y mucho más, recuerde: si su selección pierde o hace un mal partido, no se preocupe, no tardará mucho en olvidar las penas. Bahía lo enamorará como pocas ciudades del planeta pueden hacerlo.

Río de Janeiro, maravilla de maravillas en la bahía de Guanabara

Y llegó el turno de ella. La única, la maravillosa Río de Janeiro.

¿Por dónde empezar? ¿Por el Cristo Redentor, el Maracaná, el Pan de Azúcar, Ipanema, Prainha, Lapa, Copacabana, el Museo de Arte Moderno, el Teatro Municipal, la Pedra do Sal, playa de Aporador, Santa Teresa, el Sambódromo?

La lista podría seguir y seguir y la copa América habría terminado.

Por ello, aquí la idea es perderse —siempre con cuidado— en esta ciudad mágica, única e inigualable. Río lo sorprenderá, aún si ya la ha visitado con anterioridad.

Comerá, bailará, beberá y disfrutará como un soberano, y además, si su equipo gana, la visita será épica.

La Copa América 2019 ya está entre nosotros. Ya sea que viaja como acompañante o lo transporte su amor a la Vinotinto, la Verde amarela, la Roja o la Tricolor —por nombrar algunas—, Brasil ofrece mucho, muchísimo más.

El país, lejos de quedarse en una pelota de fútbol, nos bombardea con un carnaval de emociones y sabores.

Parafraseando al gran Caetano Veloso, Brasil es Beleza Pura.

Por eso no lo dude: en esta Copa América, pase lo que pase con su equipo, si decide viajar a Brasil, siempre saldrá ganando.