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Nota del editor: Samantha Vinograd es analista de seguridad nacional de CNN. Sirvió en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Obama de 2009-2013 y en el Departamento del Tesoro bajo la presidencia de George W. Bush. Síguela como @sam_vinograd en Twitter. Las opiniones expresadas en este comentario son propias de la autora.

(CNN) – La filtración de cablegramas secretos escritos por el entonces embajador británico en EE.UU., Kim Darroch, revela cómo ven al presidente Donald Trump los diplomáticos que representan al aliado más cercano de Estados Unidos. La filtración posiblemente complicará aún más las relaciones cada vez más tirantes entre Trump y el Reino Unido y podría afectar de modo más amplio el diálogo diplomático con Estados Unidos.

En los cables filtrados al Daily Mail, Darroch escribió lo que la mayoría de los pares de Trump posiblemente estaban pensando: es inseguro, incompetente e inepto, y su carrera podría terminar en deshonra.

No hace falta tener autorización de seguridad para hacer estas evaluaciones. Las inseguridades y la ineptitud de Trump están a plena vista en su Twitter. Pero Darroch hizo esas evaluaciones sobre Trump en un espacio seguro, mediante cablegramas confidenciales.

Trump hace públicas muchas de sus apreciaciones. Brinda sus evaluaciones públicamente sobre cómo le está yendo a distintas personas, y no se guarda demasiado, ni siquiera los apodos peyorativos de los funcionarios públicos. Es difícil saber cuál es el propósito de las valoraciones públicas de la personalidad realizadas por el presidente aparte de agitar a sus votantes o calmar su ego, porque de otro modo los guardaría para sí.

Otros líderes confían en las evaluaciones confidenciales internas de sus pares, desarrolladas por profesionales, para guiar sus estrategias políticas. Eso es inconcebible para Trump, viendo como confía en sus sensaciones sobre los líderes extranjeros (normalmente déspotas) en lugar de las evaluaciones de su equipo nacional.

Sitios seguros

La confidencialidad de estos medios de comunicación interna debería ser una protección contra momentos como el que estamos viviendo en la actualidad. Los diplomáticos necesitan tener privacidad para comunicarse para que sus homólogos extranjeros, incluidos sus anfitriones en el exterior (en este caso Trump), no se sientan avergonzados por ellos, ni reciban información sobre un análisis confidencial de algún modo que innecesariamente dañara las relaciones diplomáticas.

Incluso antes de que tuviéramos un presidente tan excepcionalmente sensible, los diplomáticos mantenían en secreto sus evaluaciones de personalidad de los líderes estadounidenses para poder tener el tiempo y el espacio de operar sin insultar a nadie. Los diplomáticos estadounidenses dependen de esos mismos principios de funcionamiento cuando formulan sus propios análisis privados de líderes extranjeros. Chelsea Manning mostró cuán perjudicial puede ser la filtración de cables confidenciales cuando filtró más de 700.000 cablegramas diplomáticos. Esas filtraciones causaron un daño significativo a relaciones clave en el extranjero, e incluyeron cables en los que un embajador estadounidense expresaba sus críticas de las fuerzas de seguridad mexicanas. El embajador renunció después de esa revelación.

Se supone que los cables sean un espacio seguro y confidencial para compartir un análisis. Filtrarlos, sin importar cuán predecible sea su contenido, como mínimo les impone una presión innecesaria a los diplomáticos que los escriben y a las relaciones bilaterales de manera más amplia.

Relación especial

La “relación especial” entre Estados Unidos y Gran Bretaña ha estado bajo presión con Trump, en particular cuando él interfirió en la política británica y criticó a Gran Bretaña. Ahora, tenemos el conocimiento agregado de que el embajador dice que cree que Trump podría estar endeudado con “rusos poco fiables.” Existen aun más motivos para creer que los británicos están tratando a Trump con guantes de seda y están manteniendo una distancia prudencial de una líder que, según Darroch, podría “derrumbarse de manera explosiva”.

Lógicamente, si los superiores de Darroch y la primera ministra consideran que el análisis de Darroch es creíble, son pocas las posibilidades de que hayan interactuado con Trump de manera tan amplia y profunda como lo hicieron con sus predecesores por temor a que esté influenciado por Rusia, por un lado, o que esté marcado por la desgracia y la ruina, por el otro. Si bien la reina Isabel II le dio un trato especial a Trump durante su visita reciente a Gran Bretaña, si las evaluaciones de Darroch fueron divulgadas más ampliamente dentro del gobierno británico, es posible que sean indicativos de una reducción del trabajo cercano con el gobierno de Trump por la opinión tan baja que tienen los funcionarios británicos del liderazgo estadounidense.

Esto impactará seriamente las políticas sobre asuntos clave, como Irán. Darroch supuestamente cuestionó el razonamiento de Trump por suspender el ataque a Irán, lo que probablemente indica una mayor desconfianza en lo que Trump dice en materia de seguridad estratégica. En un momento en que las tensiones con Irán están escalando y necesitamos estar en sincronía con nuestros aliados, el embajador británico no confía en lo que dice Trump.

No maten al mensajero

Trump puede repartir muchas diatribas públicas, pero no soporta las críticas. Trump se ha quejado sobre las filtraciones adentro de nuestro gobierno, por lo que debería entender lo difícil que han de ser para sus homólogos británicos. Pero posiblemente reaccionará a estas filtraciones no lamentándose sobre estas violaciones a la seguridad sin criticando a Darroch.

Pero no debería matar al mensajero. Darroch solo hacía su trabajo y compartía el análisis con su gobierno para ayudar a elaborar estrategias con respecto a Trump. Si bien Trump posiblemente no podrá dejar pasar esto, y denigrará a Darroch,él es quien ha perjudicado más nuestra relación especial, no nuestros cables.

(Traducción de Mariana Campos)