CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Turismo

Perdidos por Guatemala: país de eterna primavera y perene belleza

Por Leandro S. Ricciardelli

(CNN Español) -- Son varias las presunciones del origen de su nombre, ninguna con una versión oficial. Quizás, la más popular, sea que deriva de la lengua náhuatl. Quauhtlemallan significa “muchos árboles” y vaya si en la bella Guatemala los hay.

El país, apodado “el país de la eterna primavera”, es un mimo para los ojos y el espíritu, además de, por supuesto, el estómago.

Es que aquí comer autóctono, rico y fresco es cosa de todos los días. La calidad y variedad de sus productos originarios parece inmejorable. Sus aguacates, su variedad de maíces, frutas, papas, café, chocolate y especias, además de la tradición de su cocina, tan impregnada de la herencia maya, hacen de Guatemala un paraíso gastronómico.

Tortillas, tortillas y más tortillas

El maíz es la piedra fundamental de la gastronomía guatemalteca y sus tortillas están en la cúspide de cocina. Estas maravillas de forma circular son manjar digno de saborear. Es común aquí escuchar “tortillas los tres tiempos”, ya que las consumen en el desayuno, el almuerzo y la cena. Algo más gorditas que sus primas, las tortillas mexicanas, es posible encontrarlas de varios colores dependiendo el color de la mazorca. En cada barrio -y a veces- hasta en cada esquina, es posible encontrar una tortillería y los “chapines”, como se conocen a los guatemaltecos, las consumen con fruición.

Se sirven con verduras, sopas, frijoles, carnes y hasta con arroz, trigo o papa... Y hasta solas.

publicidad

Primera parada: Antigua

La ciudad de Antigua fue la tercera capital declarada por los españoles, en el año 1543, luego de la catastrófica inundación de su predecesora, la ciudad de Valle de Almolonga. Por aquellos años, fue bautizada como Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala.

La ciudad no corrió mejor suerte, y en 1773, varios terremotos la destruyeron casi en su totalidad.

Con el paso del tiempo y mucho trabajo la ciudad recobró vida y hoy es uno de los atractivos turísticos más importantes del país.

Se le conoció como Antigua Guatemala pero hoy solo conserva su primer nombre: Antigua y está a apenas 40 kilómetros de la ciudad de Guatemala, un viaje de algo más de una hora en carro por la Ruta Nacional 10.

Antigua es una apacible y hermosa ciudad colonial abrazada por tres volcanes: Agua, Fuego y el volcán Acatenango. Bajar por el Cerro de la Cruz y perderse por sus callejuelas cargadas de mercados artesanales y puestos de comida hasta dar con el arco Santa Catalina resulta no solo obligatorio, sino que una experiencia deliciosa e inolvidable.

Antigua es una de las ciudades más visitadas en Centroamérica y visitar lugares como la mítica casa Popenoe, en donde es posible experimentar cómo se vivía en la época colonial, la antigua iglesia La Merced o disfrutar de un atardecer en el parque Central, harán que su visita a Antigua sea un deleite.

En 1979 Antigua fue declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El increíble lago Atitlán

Este lago, rodeando por volcanes y bellísimos pueblos, es también uno de los destinos más populares de Guatemala y con buena razón.

Para donde se mire, la belleza natural dice presente, y con contundencia.

El lugar parece de cuentos y sus hermosos pueblos aledaños, no hacen más que incrementar la alegría de haber llegado hasta este lugar en el mundo.

Son 78 kilómetros los que separan el lago Atitlán, en el departamento de Sololá, de la ciudad de Antigua.

Aquí, la lista de actividades puede resultar casi infinita. Ya sea disfrutar de una inolvidable caminata hasta La Nariz del Indio para regocijarse con una vista fantástica, nadar en la reserva natural Cerro Tzankujil o perderse en los maravillosos poblados vecinos, como San Lucas, San Pablo o Santiago no hacen más que confirmar que, indudablemente, el lago Atitlán es una maravilla.

Las ruinas de Tikal

Desde la capital del país, su homónima Guatemala, es posible volar hasta el aeropuerto internacional Mundo Maya, en el departamento de Flores. El vuelo, de apenas una hora, nos deja a algo más de 60 kilómetros de un lugar de película.

El Parque Nacional Tikal alberga las ruinas de Tikal, una de las mayores ruinas arqueológicas y centros urbanos de la civilización maya precolombina.

No hay dudas que Tikal es una gema arqueológica a nivel mundial.

Se afirma que los pobladores del lugar ya conocían su existencia y potencial, pero no fue hasta una expedición dirigida por el Coronel Modesto Méndez, en 1848 cuando Tikal se dio a conocer. En 1956, un equipo de arqueólogos llegó hasta el lugar para desarrollar un profundo trabajo de excavación y estudio. Fue una expedición de 13 años financiada principalmente por la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.

“En la Acrópolis del Norte, los trabajadores encontraron evidencia del primer asentamiento de los mayas en Tikal. Con la prueba de carbono 40 sobre las cenizas obtuvimos una fecha de 600 años antes de Cristo”, afirma con entusiasmo Tony Ortíz, propietario del hotel Jungle Lodge. Atrás en el tiempo, sus padres regenteaban el hotel de doce habitaciones que albergó al equipo arqueológico entre 1956 y 1968.

Según cálculos realizados por The History Channel, en su máximo apogeo Tikal tuvo una población de casi 100.000 habitantes.

Además de su importancia arqueológica -Tikal fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979-, el Parque Nacional de Tikal posee una extraordinaria y significativa biodiversidad. Debido a sus más de 55.000 hectáreas de sabanas, bosques tropicales y de palmeras, este paraíso natural fue declarado el primer Patrimonio de la Humanidad mixto, ecológico y arqueológico, del mundo.

Guatemala ofrece una inagotable agenda turística. Arranca suspiros, sorprende con su belleza natural y cultural y agrada en demasía con el calor y amabilidad de su gente.

Lagos, selva y volcanes por doquier, bonitas playas, manjares para ser descubiertos, ecoturismo, historia y tradición.