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Nota del editor: Samantha Vinograd es analista de seguridad nacional de CNN. Es consejera sénior del Instituto Biden de la Universidad de Delaware, que no está afiliado a la campaña de Biden. Vinograd trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Barack Obama de 2009 a 2013 y en el Departamento del Tesoro durante el gobierno del presidente George W. Bush. Sígala en @sam_vinograd. Las opiniones expresadas en esta nota son propias de la autora.

(CNN) – El presidente Trump encara numerosas de sus apariciones oficiales como eventos de campaña. En sus compromisos públicos, muchas veces se concentra en criticar a aquellos que considera sus rivales políticos y en vanagloriarse. De hecho, inició su último discurso en la Asamblea General de la ONU con un informe personal sobre cuánto había logrado en su opinión. Ha atacado a la ONU en repetidas ocasiones, pero tal vez le convendría explorar un enfoque diferente esta vez.

La Asamblea General de las Naciones Unidas siempre constituye un evento de gran repercusión para la seguridad nacional de EE.UU., pero la reunión de este año tendrá lugar en medio de las crecientes tensiones con Irán, la nuclearización de Corea del Norte, la degradación de la agenda global de no proliferación, las crisis humanitarias y otros.

Además, una nube oscura de por sí ya se cierne sobre la Asamblea General de la ONU. Mientras los líderes mundiales van llegando a Nueva York, ya están bien informados sobre la urgente denuncia presentada por un informante miembro de la comunidad de inteligencia sobre al menos una de las comunicaciones del presidente Trump con un líder extranjero así como también sobre las propias declaraciones de Trump de haber hablado del exvicepresidente Joe Biden y de su hijo Hunter Biden con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. El domingo, el presidente dijo: “Tuvimos una excelente conversación. La conversación que tuve fue principalmente de felicitación, se trató en gran medida sobre corrupción… toda esta corrupción que tiene lugar; fue en gran parte el hecho de que no queremos que nuestra gente como el vicepresidente Biden y su hijo (contribuyan a la corrupción)”.

Los líderes mundiales tal vez estén convencidos de que Trump está más preocupado por su posición política que por la seguridad del pueblo estadounidense. Esto diluye la credibilidad del trabajo de cualquier agencia estadounidense de seguridad nacional en la medida en que nuestros pares se preguntan qué intereses tiene realmente en la mira Trump: ¿los de Estados Unidos o los propios?

Cambio de postura

En varias ocasiones, EE.UU. se ha coronado campeón al promover el Estado de derecho e iniciativas anticorrupción alrededor del mundo, también a través de la ONU. El concepto de Estado de derecho hasta fue incorporado a la Carta de las Naciones Unidas; y a través del Departamento de Estado y otras entidades gubernamentales estadounidenses contamos con programas que se enfocan en hacer progresos en este ámbito en el extranjero. No obstante, nuestra capacidad para fomentar el Estado de derecho y las iniciativas anticorrupción a escala global recibe un golpe directo cuando nuestro presidente es visto como un ejemplo modelo del tipo de acciones que intentamos frenar en otros países.

Según lo informado a CNN por una fuente, el presidente Trump ha instado al presidente Zelensky de Ucrania a investigar al hijo del aspirante presidencial, el demócrata Joe Biden. Y Rudy Giuliani confirmó que también le ha pedido al gobierno ucraniano que investigue al exvicepresidente, a pesar de que no haya pruebas de actos indebidos cometidos por Joe Biden o su hijo Hunter.

Esta noticia sólo refuerza la idea de que el presidente está abusando de su poder para promover “gestiones propias”. Las alegaciones de nepotismo, violaciones de emolumentos, canalización de negocios hacia propiedades de Trump y otros ya han descripto un cuadro de un presidente que persigue obstinadamente sus propios intereses. Ante las nuevas acusaciones de realizar gestiones propias y abusar del poder, otros líderes ahora tal vez tendrán que incluir la anticorrupción como punto de conversación en la agenda cuando se reúnan con el presidente Trump.

Tenemos un negocio urgente con Ucrania, que incluye ayudarlos a frenar la agresión rusa. En cambio, debido a las presuntas acciones del presidente, la reunión podría ser eclipsada por la denuncia del informante, los esfuerzos de Giuliani y por conocer la verdadera historia detrás de su última llamada telefónica.

Ucrania ya se vio involucrada en esta cuestión interna de EE.UU. Su ministro de Relaciones Exteriores emitió una declaración expresando que Zelensky no se sentía presionado y que Ucrania era un estado independiente.

Zelensky y su equipo de trabajo están tratando de moverse por la delgada línea entre mantener contento al presidente (deben saber que su ira tiene consecuencias) sin hundirse en su caldera política. Batallar en las luchas de Trump seguramente no sea una prioridad para Zelensky quien tiene prioridades reales, entre ellas, el conflicto armado con Rusia.

Este nubarrón de un potencial conflicto de intereses y abuso de poder seguramente también saldrá a la luz en otras reuniones, como con el primer ministro de Pakistán Imran Khan, el presidente de Polonia Andrzej Duda, el primer ministro de Gran Bretaña Boris Johnson y el primer ministro de la India Narendra Modi.

Aún antes de la denuncia del informante y la decisión del gobierno de bloquear la asistencia de seguridad a Ucrania a principios de este año, los líderes mundiales ya sabían que Trump estaba dispuesto a interrumpir la asistencia brindada en el extranjero a países que no quieren (o no pueden) hacer su voluntad. La idea de que el presidente se ampare en quid pro quos explícitos o implícitos para obtener victorias políticas se ha visto reafirmada por los acontecimientos recientes. Los líderes extranjeros ahora tienen una buena razón para preguntarse si en el caso de futuras solicitudes de Trump se trata de acciones para la campaña 2020 o si de hecho están relacionadas con la seguridad nacional.

Simpatizante oportunista

Mientras que las reuniones bilaterales de Trump esta semana durante la Asamblea General de la ONU serán cruciales, su visión de las Naciones Unidas podría indicar que es un simpatizante oportunista de esta organización.

Incluso antes de entrar en funciones, el presidente Trump se había manifestado en contra de las Naciones Unidas sosteniendo que la organización “no era amiga de la democracia” y, en calidad de presidente electo, dijo que la ONU estaba causando problemas y que constituiría un derroche de tiempo y dinero si no llegara a la altura de su potencial.

Con su agenda “Estados Unidos primero”, Trump ha preferido no jugar con otros: no es un fanático de la coordinación con otros países a través de instituciones internacionales. Se ha retirado de algunas entidades de la ONU y recortó la financiación de otras. En la solicitud presupuestaria para 2019, Trump incluso proponía recortar la financiación voluntaria de EE.UU. a UNICEF. En sus comentarios en la Asamblea General del año pasado hasta declaró que “Estados Unidos siempre elegirá la independencia y cooperación por encima de la gobernanza, el control y la dominación global”.

Este año, el presidente tal vez necesite dirigirse a la ONU en busca de apoyo. A pesar de que la agenda formal de la ONU incluya una serie de temas que no le gustan al presidente, -entre ellos, el cambio climático y el desarrollo sustentable- seguramente intentará que otros estados miembro se enfoquen en las prioridades que él tiene en mente como los informes que indican que Irán está detrás de los recientes ataques a las instalaciones petroleras de Arabia Saudita tras varios meses de actividades ilegales en aguas internacionales, y un cúmulo de otras actividades malignas. El comportamiento cada vez más agresivo de Irán seguramente será un tema clave para Trump tanto en diálogos públicos como privados.

El gobierno recientemente implementó nuevas sanciones contra Irán y anunció el despliegue de tropas estadounidenses adicionales en Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Pero estas acciones se beneficiarían del apoyo de la ONU. Ya hemos interrumpido la mayoría de las transacciones con Irán y las sanciones unilaterales de EE.UU. seguramente no surtirán mucho efecto salvo que estemos dispuestos a castigar a entidades extranjeras e individuos que violen nuestras nuevas sanciones o que la ONU apruebe sanciones similares. Por lo tanto, exponer un argumento convincente sobre las actividades de Irán en la Asamblea General estará bien arriba en la lista de cosas por hacer de Trump.

La excepción

A pesar de que esté intentando convencer a sus pares globales de la amenaza de Irán, Trump seguramente intentará atenuar el foco sobre otro actor maligno: Corea del Norte.

Corea del Norte llevó a cabo varias pruebas de misiles durante los últimos meses -una señal de su creciente arsenal- y expertos dicen que su armamento nuclear se está expandiendo. El anterior asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton expresó que las pruebas de misiles de Corea del Norte quebrantan las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero Trump de todos modos intentará restarle importancia a las pruebas de misiles. Su postura respecto de Corea del Norte seguramente estará en pugna con la de nuestros aliados en la ONU y sumará a la percepción general que no hay coherencia cuando se trata de la postura de Trump ante regímenes que no se conducen de acuerdo a las normas internacionales.

Mientras Corea del Norte dice estar abierta a un “nuevo método” de diálogo con Estados Unidos, la discusión sobre la desnuclearización sigue estancada. Entre tanto, Trump sostiene que a Kim “le gusta probar misiles” y probablemente aproveche su tiempo en la Asamblea General de la ONU para argumentar que Kim se merece un trato especial a los ojos de la comunidad internacional. Mientras muchos de nuestros aliados están preocupados por las crecientes capacidades ilegales de Corea del Norte, Trump es la excepción. La percepción de que su estrategia de seguridad nacional es irregular e incoherente, en el mejor de los casos, -y que posiblemente esté impulsada por puro interés personal- proliferará.

Traducido por Carola Lehmacher-Richez