CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Chile

La violencia en Chile se combate con mano dura y sin concesiones

Por Carlos A. Montaner

Nota del editor: Carlos Alberto Montaner es escritor y analista político de CNN. Sus columnas se publican en decenas de diarios de España, Estados Unidos y América Latina. Montaner es, además, vicepresidente de la Internacional Liberal.

(CNN Español) -- Los vándalos han destruido, quemado y saqueado en Santiago de Chile y otras ciudades del país numerosas instalaciones públicas y comercios privados. Los daños ascienden a centenares de millones de dólares.

Las preguntas clave son: ¿por qué lo han hecho?, ¿quiénes lo han hecho? y ¿cómo impedir que lo sigan haciendo?

A mi juicio, lo han hecho por dos razones esenciales: para castigar las posiciones anticomunistas del presidente Sebastián Piñera reflejadas en el Grupo de Lima y para destruir el modelo alterno al colectivismo estatista presente en la Venezuela del cuestionado mandatario Nicolás Maduro.

  • Mira: ¿Por qué están inconformes los manifestantes en Chile?

Chile se ha convertido en la primera economía de América Latina por medio de la libertad y el mercado y ese ejemplo se había trasladado a Perú y a otras naciones de la región.

publicidad

No es verdad que hay que buscar el origen del vandalismo en las desigualdades. Chile había logrado la hazaña de reducir sustancialmente el número de pobres mientras caía el coeficiente Gini que mide las diferencias entre el quintil más próspero y el más bajo de la población.

Tampoco es cierto que los desórdenes ocurrieron por el alza del precio del transporte público en algo menos de un 4%. Esa fue la coartada. Mucho más ha subido el salario mínimo que el precio del transporte.

  • Mira: ¿A qué se debe el estallido social en Chile?

¿Quiénes se han dedicado a vandalizar en Chile? Creo, firmemente, que la responsabilidad cae sobre los comunistas y sobre la legión de jóvenes que convierten las protestas en una violenta aventura que les aumenta los niveles de adrenalina. Disfrutan quemando y haciendo daño.

La forma de combatir este fenómeno para que no se produzca más es, a mi juicio, la mano dura y no hacer concesiones. Chile debe aplicar todo el peso de la ley y el Código Penal. No debe excederse de esos límites, pero sí agotarlos. A grandes males, grandes remedios. Los vándalos deben aprender que sus actos tienen consecuencias. No hay otra forma eficaz de actuar.