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Sociedad

Las palabras del año de 2019 hilan una historia

Por Samantha Allen

Nota del editor: Samantha Allen es periodista y autora de los libros “Real Queer in America: LGBT Stories from Red States” y “Love & Estrogen”. Las opiniones expresadas en el artículo son propias de la autora.

(CNN) -- Juntas, las palabras más importantes de 2019 –las designadas por los principales diccionarios como sus “palabras del año”— hilan una historia. El martes, Merriam-Webster seleccionó el pronombre no binario “they” (ellos, ellas), que había sido agregado al diccionario tan solo en septiembre, citando un aumento del 313% de consultas. Dictionary.com eligió “existential” (existencial), inspirado en el cambio climático, la violencia armada y los comentarios del exvicepresidente Joe Biden sobre el presidente Donald Trump como “una amenaza existencial para Estados Unidos”. Entretanto, Oxford eligió una frase como su palabra del año: “emergencia climática”, que fue “100 veces tan común” este año como en 2018.

¿Qué nos dicen estas palabras? Que ahora el mundo es de la Generación Z, y si todavía no lo es, pronto debería serlo. La Generación Z, definida por el Pew Research Center como quienes tienen actualmente entre 14 y 22 años, hereda un mundo que se acerca a “su punto de no retorno” de manos de generaciones que no resolvieron problemas generalizados (incluso “existenciales”) como el cambio climático y la violencia armada. Según un estudio reciente del Pew, el 70% de la Generación Z quiere ver que el gobierno “haga más para resolver los problemas”. Una mayoría, el 54%, cree que la actividad humana está causando el cambio climático, en comparación con una minoría, el 45%, de los baby boomers nacidos entre 1946 y 1965. La Generación Z cree también, en gran medida, que la diversidad “es algo bueno para nuestra sociedad” y casi un tercio de ellos conocen personalmente a alguien que usa pronombres de género neutral.

Para muchos en la Generación Z, según parece, los debates que han dividido a las generaciones previas se ven mucho más como cuestiones zanjadas: el cambio climático es real. Las protecciones contra las armas son necesarias. ¿Igualdad LGBTQ? no hay que pensarlo siquiera. No es coincidencia que la activista sueca sobre la crisis climática Greta Thunberg, de 16 años, haya sido elegida como la Persona del Año de la revista Time, o que haya chocado con el Presidente de Estados Unidos de 73 años, que se burló cruelmente de ella en Twitter (si bien ella dejó en claro que puede cuidarse sola y hasta Michelle Obama la respalda). ¿Podría haber una demostración más cruda de dónde está nuestro mundo ahora cuando una adolescente que aboga por la supervivencia de nuestra especie debe eludir las críticas de un líder mundial que llamó al cambio climático un “engaño” y que se retira del Acuerdo de París? La Generación Z quiere salvar el planeta. Si al menos los dejáramos hacerlo.

Cada una de las palabras del año en 2019 pueden verse a través de ese lente: según Dictionary.com, “existencial” describe “la sensación de luchar (literal y figurativamente) por la supervivencia de nuestro planeta, de nuestros seres queridos, de nuestro modo de vida”. La Generación Z ha estado peleando por su propia supervivencia desde muy temprana edad, realizando simulacros de “tirador activo” en sus aulas y pasillos. Fue designada la “generación del cierre en emergencia”. Un informe de la Asociación Psicológica de EE.UU. ha identificado a la violencia con armas como un grave problema para la Generación Z, ya que un 75% dice que los tiroteos masivos son “una fuente significativa de estrés”. Nadie que tenga corazón podría culparlos: desde 2009, como informó CNN, han habido más de 177 tiroteos en escuelas estadounidenses. Entretanto, la legislación sobre las armas sigue paralizada en el Congreso.

Oxford seleccionó “emergencia climática”, señalando que este año se convirtió “en (el tipo de) emergencia sobre la que más se escribió por un amplio margen”. Eso es en gran parte gracias al modo en que la lúcida Thunberg pudo sobresalir para darle voz a un problema realmente existencial. No es coincidencia que la activista más influyente de la crisis climática hoy no haya cumplido los 18 todavía: Thunberg creció totalmente consciente de la emergencia inminente, frustrada por la falta de acción de sus mayores, que se quedaron enredados en tribalismos insignificantes. En septiembre, cuando dijo en la Cumbre Climática de la ONU que si los líderes mundiales no actuaban, “nunca los perdonaremos”, no hablaba en su nombre sino por “todas las generaciones futuras”, como ella recalcó. El mismo sentimiento lo expresó más escueta –y sarcásticamente— el mes pasado con “Ok, boomer”, la parlamentaria neozelandesa Chlöe Swarbrick en su inolvidable réplica a alguien que interrumpió su discurso sobre cambio climático. (Swarbrick, 25, es un poco mayor que la Generación Z, pero viene al caso).

Y si bien un pronombre singular neutral de género como “elle” puede parecer a primera vista haber sido tomado de un hilo cultural diferente a “existencial” o “emergencia climática”, las palabras tienen más en común de lo que uno podría pensar. Incluso cuando la Generación Z ha puesto su atención en problemas más urgentes como la violencia con armas y la crisis climática, ha sido estereotipada por algunos como “demasiado liberal” o “demasiado despierta”; demasiado preocupada por asuntos que en realidad no importan. (Los temas transgénero suelen citarse como prueba de que está enredada en tonteras o temas intrascendentes.) Pero quien piense así no ve lo más evidente: para la Generación Z, los asuntos de igualdad LGBTQ no son preocupaciones de un nicho o especiales; son parte indispensable de quienes somos.

Los milénicos ya se identifican como LGBTQ en mayor proporción en la historia, y por ahora, todo indica que la proporción de la Generación Z será igual o mayor: un estudio de una empresa de investigación de mercado británica llegó a sugerir que solo dos tercios de la Generación Z se identifica como “exclusivamente heterosexual”, si bien tendremos que esperar conjuntos de datos más grandes para confirmarlo. (Sabemos por los datos del Pew que solo el 23% de la Generación Z cree que la sociedad “acepta demasiado” a las personas no binarias, en comparación con el 41% de los encuestados de la generación silenciosa. Esos argumentos de “demasiado despierta” tienen fecha de vencimiento).

Además, no es que las generaciones más viejas se hayan expresado más que la Generación Z sobre temas políticos ostensiblemente más graves que el cambio climático o la violencia armada. Aparentemente los jóvenes pueden caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Pueden apoyar la igualdad LGBTQ e intentar mantenerse con vida. La Generación Z sabe qué es real: la amenaza del calentamiento global, la falta de fuertes protecciones sobre las armas a nivel federal; y qué no lo es: los roles de género socialmente arbitrarios que muchos de ellos se rehúsan a aceptar.

Las palabras y las frases que captaron nuestra atención este año surgieron de la colisión cultural entre una generación más joven que llama a las cosas por su nombre y generaciones mayores que recurren a Google para ponerse al día. Para la Generación Z, “cambio” es un término demasiado neutral para describir lo que está ocurriendo con nuestro clima: es una “emergencia”. Para ellos, la idea de recibir un disparo en la escuela no es materia de debate político; es una amenaza “existencial” que sienten todos los días. Para los no binarios de la Generación Z, “elle” se trata del reconocimiento personal pero también es una declaración poderosa: se rehúsan a aceptar las nociones formales de género que las generaciones mayores intentan heredarles.

La Generación Z no está cambiando el modo en que hablamos del mundo; está cambiando el mundo y punto. Las palabras del año son la prueba.

Traducción de Mariana Campos