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México

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Así se recupera Villa Unión, el pueblo de Coahuila que fue escenario de mortal ataque

Por Rafael Romo, Rey Rodríguez

(CNN) -- Enedelia Estrada Tovar no se percató al principio de que le habían dado un tiro.

Cuando el convoy de hombres armados llegó a su pueblo en el noreste de México, ella y sus vecinos corrieron para ponerse a salvo. Ya con una lluvia de balas encima, en lo primero que pensó la mujer de 56 años, quien se expresa con voz tenue, fue en ayudar a otros. “De repente va llegando el convoy y pues yo andaba ahí ayudando a las demás familias para que se metieran y se acomodaran [para ponerse a salvo]”, le dijo Estrada a CNN.

Dice que no se daba cuenta de que sangraba copiosamente porque trataba de mover a su padre sordo y delicado de salud por su avanzada edad para ponerlo también a salvo.

“Pues yo no sentí nada; absolutamente nada. Yo le dije a mi papá 'ya véngase, vamos'. Y nos fuimos a un cuartito que estaba ahí donde estábamos todos. Y hasta el ratito que vi y dije 'ya me dieron a mí porque, miren, como traigo sangre'”, dijo Estrada.

  • Mira: varios muertos en México por enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y banda criminal

Estrada vive en Villa Unión, una población localizada a unos 70 kilómetros al sur de Piedras Negras, Coahuila, ciudad que hace frontera con Eagle Pass, Texas. El pueblo de unos 3.000 habitantes en el nororiental estado mexicano de Coahuila apareció en titulares en todo el mundo el mes pasado tras ser escenario por horas de enfrentamientos armados entre un grupo criminal y fuerzas de seguridad, hechos de violencia que dejaron 25 muertos y edificios marcados con innumerables impactos de bala.

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En total, 19 miembros del grupo criminal murieron, así como cuatro policías y dos civiles, según el fiscal general del estado de Coahuila Gerardo Márquez Guevara. Tras los enfrentamientos, la policía confiscó 17 vehículos. Cuatro camionetas estaban equipadas con rifles de francotirador.

El ataque había tenido el propósito de aterrorizar a la población, según dijo el gobernador de Coahuila Miguel Ángel Riquelme, citando testimonio de dos sospechosos. “Los dos detenidos dijeron que fueron enviados por el Cartel del Noreste para causar el pánico en Coahuila”, dijo Riquelme.

En cierta forma, lograron su cometido. El miedo cunde en este pueblo que antes una vez se caracterizó por su vida apacible. Otra residente de Villa Unión, quien prefirió no ser identificada por temor a represalias, le dijo a CNN que por fortuna decidió no abrir la puerta. “Me hubieran ‘doblado’”, dijo la mujer de edad mayor. Parte del piso de su casa quedó marcado con impactos de bala. Los disparos eran tan estruendosos, dijo, que al principio pensó que se trataba de explosiones en una gasolinera cercana.

Efectivos del Ejército y la Marina de México patrullan ahora las calles de Villa Unión. Los envió el presidente Andrés Manuel López Obrador para reforzar la seguridad en el estado. Los trabajadores municipales se han dedicado a reparar el extensamente dañado edificio de la presidencia municipal. También barren escombros y recogen objetos rotos mientras que afuera hacen guardia los militares. Y aunque los huecos por los impactos de las balas ya fueron resanados, las huellas del ataque siguen siendo evidentes.

El ataque ocurrió el 30 de noviembre, un día antes de que López Obrador celebrara su primer año en la presidencia. El exalcalde de la Ciudad de México ganó el puesto de elección popular más importante del país precisamente porque prometió mejorar la seguridad en México, aunque el número de muertos a causa de la violencia del crimen organizado ha seguido subiendo.

En los primeros nueve meses de 2019 se registraron 22.059 asesinatos, comparados con 21.581 durante el mismo periodo del año anterior. Ataques de violencia extrema como el ocurrido en Villa Unión y la horripilante masacre a principios del mes pasado de tres mujeres mormonas y seis de sus hijos en el noroeste de México han llamado la atención mundial e incluso provocado ofrecimientos de ayuda por parte de Estados Unidos.

López Obrador ha prometido una investigación a fondo sobre el ataque en Villa Unión, al mismo tiempo que argumenta que la seguridad ha mejorado en algunas regiones de México. “Ustedes se acuerdan de cómo estaba la situación tan difícil en [la región de] La Laguna [en los estados de Durango y Coahuila]. Bueno… ahí bajó la incidencia, ahí se aplicó desde el sexenio pasado, un plan que ha dado buenos resultados. Y en este caso, vamos a decir que es excepcional, que no es algo que se padezca cotidianamente en Coahuila”, dijo López Obrador el 2 de diciembre, dos días tras el ataque, en una de sus conferencias de prensa matutinas desde Palacio Nacional.

Durante su campaña, López Obrador prometió poner en marcha una innovadora estrategia de seguridad que consistiría en “abrazo, no balazos”. Por abrazos se entendía una serie de programas de bienestar social para reducir la pobreza y desigualdad y eliminar los incentivos para que jóvenes de bajos recursos se involucraran con organizaciones criminales.

A pesar de las espeluznantes noticias surgidas recientemente, insistió en la misma estrategia el primero de diciembre en el discurso para marcar su primer año en la presidencia. “No le hemos declarado la guerra a nadie; solo a la corrupción y a la impunidad”, dijo López Obrador.

“Es claro que el presidente no ve la necesidad, por lo menos públicamente, de declarar que va a cambiar su estrategia para reducir la violencia en el país. Sigue siendo una estrategia de ‘abrazos, no balazos’, aunque no lo especificó en esa forma”, le dijo a CNN la exfuncionaria de la Casa Blanca y el Pentágono Ana María Salazar.

“Aunque el presidente insistió en su discurso que la violencia se ha reducido, la verdad es que los datos indican lo contrario. Parece que estas organizaciones criminales están ejerciendo un mayor control territorial en diferentes partes del país y ese tipo de violencia y poder requiere de una estrategia totalmente diferente”, dijo Salazar.

De regreso en Villa Unión, Estrada sigue postrada en su cama recuperándose. Cuando la visitamos no podía caminar. Y seguramente le será difícil olvidar lo difícil que fue detener el sangrado tras darse cuenta de que había recibido un balazo en el pie.

Las heridas para Estrada y sus vecinos no son únicamente físicas. A pesar de las promesas del presidente, los residentes en la otrora apacible población dicen que el ataque ha cambiado su percepción de la seguridad, quizás para siempre.

-- Maegan Vázquez contribuyó a este reporte.