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Bolivia

Evo Morales es el fantasma de Jeanine Áñez

Por Pedro Brieger

Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de más de siete libros y colaborador en publicaciones sobre temas internacionales. Actualmente se desempeña como director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. Colaboró con diferentes medios nacionales como Clarín, El Cronista, La Nación, Página/12, Perfil y para revistas como Noticias, Somos, Le Monde Diplomatique y Panorama. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina.

(CNN Español) -- Una vez consumado el golpe de Estado que derrocó a Evo Morales el 10 de noviembre la presidenta de facto Jeanine Áñez dijo que su gobierno era de transición y que su tarea era organizar las elecciones lo antes posible. Sin embargo, toda ruptura institucional acarrea problemas que van más allá del reglamento que se quiera aplicar o lo que dice la constitución, ya que es la política la que termina dirimiendo cualquier pleito.

Si quienes festejaron la renuncia de Evo Morales y su posterior traslado a México pensaban que allí se acabaría su carrera política tal vez festejaron de antemano sin tomar en cuenta que desde sus comienzos como dirigente social en la región del Chapare Morales fue perseguido por su activismo. En 2002, incluso fue expulsado del parlamento cuando era diputado. Ese año estaba al frente del país Jorge “Tuto” Quiroga, compañero de fórmula del dictador Hugo Banzer que ganó las elecciones en 1997 y renunció por problemas de salud, siendo sucedido por Quiroga, que ahora es delegado de Áñez para difundir en el extranjero que en Bolivia no hubo un golpe de Estado.

Morales no se quedó mucho tiempo en México y era previsible. No podía llegar a la Argentina mientras gobernaba Mauricio Macri que no condenó el golpe, y esperó que asumiera la presidencia Alberto Fernández el 10 de diciembre. Dos días después viajó en clase turista en un avión de línea que lo depositó en Buenos Aires. A diferencia de México, en la Argentina existe una gran comunidad boliviana que lo apoya mayoritariamente, hay un gobierno que lo respalda y los dirigentes de su movimiento pueden ingresar con facilidad a la Argentina por algunos de los tantos puestos de frontera que existen entre ambos países. Por otra parte, desde el gobierno de Fernández aclararon que -como refugiado- no está impedido de realizaron declaraciones ni de realizar actos proselitistas.

El gobierno de Áñez es consciente de que Morales, cerca y en actividad es su peor enemigo. Por dicho motivo no parece casual que la fiscalía de Bolivia haya emitido una orden de detención en su contra. Cuesta creer que esto intimide a Morales, curtido en persecuciones. Además, sabe que goza de un gran apoyo popular. Al fin y al cabo, ganó varias elecciones, mientras que a la presidenta de facto la banda presidencial se la colocó un militar.