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Crisis EE.UU. - Irán

Trump vs. Irán: la confrontación está lejos de terminar y esta es la razón

Por análisis de Stephen Collinson

(CNN) – Aunque el enfrentamiento del presidente Donald Trump con Irán, afortunadamente, terminó antes de una guerra completa, la situación no hizo nada para desactivar una confrontación que seguramente volverá a subir de tono pronto.

Aunque las dos partes pueden adjudicarse avances estratégicos y ventajas políticas, el enfrentamiento más riesgoso entre estos enemigos de décadas pudo haber llevado su confrontación a una fase nueva y aún más peligrosa.

Eso se debe a que siguen vigentes las estructuras de conflicto y la desconexión diplomática entre un Irán revolucionario y el gobierno nacionalista de Estados Unidos que rompió el acuerdo nuclear que involucra a los dos países.

El enfrentamiento desató una feroz controversia en Washington, donde hay una creciente disputa partidista sobre la justificación de Trump para la operación en la que murió el general iraní Qasem Soleimani, situación que provocó la crisis.

El hecho, que ya cumple una semana, también dejó un recuerdo escalofriante de cómo las elecciones impulsivas de un presidente que se guía por su intuición llevaron a su país a la cúspide de otra guerra en Medio Oriente. Es posible que ahora Trump aprenda las lecciones equivocadas sobre su política arriesgada.

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Y el drama expuso las fallas de un equipo de seguridad nacional molesto que está compuesto en gran parte por funcionarios inexpertos o profundamente ideológicos aparentemente propensos a la confusión y a los mensajes mixtos.

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Por el lado positivo, no se salieron de control las tensiones que culminaron en la evaluación de Trump de que Irán estaba “retirándose” después de no asesinar a ningún estadounidense en los ataques contra bases en Iraq. Al parecer, las dos partes pudieron comunicar sus intenciones, a través de la retórica pública y un canal diplomático suizo, para evitar errores de cálculo que podrían haber terminado en una guerra.

Si bien hay esperanzas de que retroceder del límite le dará a cada parte un incentivo para comenzar un nuevo proceso diplomático, es más probable que regresen al mismo estado de odio mutuo que ha prevalecido durante 40 años.

Iraq aún está al límite: un par de misiles aterrizaron en la altamente fortificada Zona Verde de Bagdad este miércoles, el área que alberga la embajada de Estados Unidos, que había sido previamente atacada previamente por una mafia pro-Irán.

Los drones y los misiles pueden estar suspendidos por ahora, pero sería ingenuo asumir que este episodio ha terminado. Los eventos en Medio Oriente tardan meses y años en desarrollarse. Y la historia de Irán sugiere que no considerará un ataque limitado con misiles como una venganza suficiente por la muerte de un alto líder como Soleimani, quien encabezó la fuerza élite Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, lo que significa que es probable que haya más violencia por parte de la milicia.

“Creo que cualquiera que diga que esto terminó y que las represalias han cesado y que todos podemos hacer valoraciones basadas en dónde estamos ahora... eso es muy poco probable. La historia está lejos de terminar”, señaló Susan Hennessey , exabogada de la Agencia de Seguridad Nacional que ahora es analista legal de CNN, en el programa "The Situation Room".

Lo que Trump logró

Aún así, después de que aparentemente estaba arrastrando a Estados Unidos al tipo de aprieto en Medio Oriente que criticó como candidato, Trump estuvo de acuerdo en dar un paso hacia atrás este miércoles.

“Irán parece estar retirándose, lo cual es bueno para todas las partes involucradas y algo muy bueno para el mundo”, dijo el presidente en la Casa Blanca.

El equipo del presidente, sin perder de vista la carrera por la reelección, tiene material para trabajar. Presumirán de cómo Trump, atreviéndose a dar un paso que sus predecesores descartarían como demasiado provocador, borró del planeta a Soleimani, a quien criticó como un “monstruo” terrorista.

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Más estratégicamente, Trump pudo haber establecido un principio que podría ser significativo en las futuras tensiones de Estados Unidos e Irán. La muerte de Soleimani, quien ideó la red regional de milicias aliadas a Irán como Hezbollah y Hamas, indica que Washington ahora ve la actividad de poder de Irán como base para una acción militar, un nuevo umbral en la confrontación.

“Hubo un ataque directo, una agresión directa a la embajada de Estados Unidos, suelo soberano de Estados Unidos, por parte de delegados iraníes”, destacó David Urban, alto asesor político de Trump y veterano de la primera Guerra del Golfo.

“Este presidente, a diferencia de presidentes en el pasado, decidió decir: ‘Estados Unidos ya no permitirá que Irán ataque a Estados Unidos a través de afiliados’”, le dijo Urban a Christiane Amanpour de CNN.

Este nuevo estándar podría ser significativo dado el historial de Irán de utilizar grupos afiliados para atacar objetivos estadounidenses, como el asalto al cuartel de la Marina de EE.UU. en el Líbano en 1983.

Pero también podría ser la chispa de un conflicto futuro.

Irán cuenta sus ganancias

Irán también envió mensajes a Trump después de tomar el paso significativo de disparar misiles desde su propio territorio contra las tropas estadounidenses, cruzando una nueva línea en el enfrentamiento con el presidente.

Puso bajo aviso a sus vecinos aliados de EE.UU. de que sus misiles podían alcanzar objetivos como bases, aeropuertos y ciudades civiles. Y la próxima vez es posible que no estén programados para fallar. Además, Teherán orquestó hábilmente los ritos funerarios de Soleimani para promover una impresión de unidad, semanas después de desatar una brutal represión contra las protestas antigubernamentales en medio de la devastación económica provocada por el severo paquete de sanciones económicas de Trump.

La amenaza de Trump sobre impactar objetivos culturales iraníes, mientras tanto, ayudó a solidificar la noción de que Irán enfrenta una amenaza existencial por parte de Estados Unidos, lo que el gobierno clerical ha utilizado durante años para consolidar su legitimidad.

Pero las tendencias más profundas reveladas por estos días de tensiones sugieren que es probable que Irán y Estados Unidos no vuelvan a sus respectivos rincones y cuenten sus ganancias.

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Para comenzar, el discurso de Trump en la Casa Blanca que dejó entrever que la acción militar había terminado por ahora incluyó una promesa de endurecer las sanciones. Si bien el presidente dijo que estaba dispuesto a “abrazar la paz con todos los que la buscan”, no mostró señales de condiciones menos tensas para el diálogo con Irán que efectivamente requerirían que la República Islámica capitulara sobre sus principales problemas. Eso significa que no hay forma de que Irán afloje la camisa de fuerza impuesta por la “campaña de presión máxima” de Trump, aparte de los ataques indirectos contra el transporte marítimo, los campos petroleros y, en un posible escenario más serio, los objetivos estadounidenses en la región.

Cómo el entrenamiento podría volver a estallar

Estados Unidos –a pesar de que Trump presuma de que sus ciudadanos están más seguros con Soleimani muerto– parece haber salido del conflicto con una peor posición geopolítica. Irán se ha ecapado de las últimas limitaciones del acuerdo nuclear de la era de Obama, elevando los temores de una posible carrera hacia un arma atómica en cuestión de meses.

EE.UU. también parece estar más cerca ahora de ser obligado a abandonar Iraq tras el ataque a Soleimani en suelo iraquí, un insulto a la soberanía de ese país. Trump agravó el daño al amenazar con sancionar a la nación invadida por las tropas lideradas por Estados Unidos en 2003 si las fuerzas estadounidenses son expulsadas. Cualquier salida de EE.UU. de Iraq obstaculizaría la lucha contra el extremismo y le entregaría un premio al vecino más grande y poderoso de Bagdad. Por razones de logística militar, probablemente obligaría a Estados Unidos a abandonar los restos de su lucha contra ISIS en Siria.

En Washington, el paso para retroceder en la confrontación con Irán ha quitado algo de intensidad al enfrentamiento de Trump con los demócratas en el Congreso sobre lo que en un momento parecía otra guerra.

Pero los legisladores demócratas y algunos republicanos dejaron este miércoles las sesiones informativas, que hicieron altos funcionarios sobre la crisis, disgustados por la presentación. Trump ha afirmado que frustró los inminentes ataques terroristas contra estadounidenses con la muerte de Soleimani.

El senador republicano Mike Lee de Utah aseguró que fue “la peor sesión informativa que he tenido sobre un tema militar”, mientras él y sus colegas criticaban al gobierno por descartar sus preocupaciones sobre la justificación legal de Trump para atacar a Soleimani.

El también congresista republicano Rand Paul de Kentucky le dijo a Wolf Blitzer de CNN que no le dieron pruebas abrumadoras de que actos específicos estuvieran por suceder.

“No se nos proporcionó información específica sobre un ataque específico. No supe nada diferente en la audiencia que no hubiera visto en un periódico”, sostuvo Paul.

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La pregunta sobre el momento de un ataque iraní es importante porque se basa en la justificación legal de los ataques de Trump contra Soleimani.

También hubo nuevas pruebas del desorden en el equipo de seguridad nacional de Trump durante una crisis que en un momento vio señales contradictorias enviadas sobre si las tropas estadounidenses se retiraban de Iraq.

Fuentes del gobierno hablaron el miércoles sobre las señales iraníes enviadas a través de diplomáticos suizos e iraquíes acerca de que los ataques con misiles no estaban destinados a matar estadounidenses.

Pero el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, rompió filas.

“Creo, con base en lo que vi y lo que sé, que estaban destinados a causar daños estructurales (destruir vehículos, equipos y aviones) y matar personal. Esa es mi evaluación personal”, sostuvo Milley.