CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery

Elecciones en Estados Unidos

Elecciones en Estados Unidos

¿Qué le conviene más a América Latina?

Por Jorge G. Castañeda

Nota del editor: JJorge G. Castañeda, es colaborador de con CNN. Fue Ministro de Relaciones Exteriores de México, es profesor de la Universidad de Nueva York, y su próximo libro "America through Foreign Eyes" será publicado por Oxford University Press en el mes de junio. 

(CNN Español) -- Hasta el martes 10 de marzo, o en todo caso hasta el día 3 del mismo mes -el llamado supermartes- era lógico y necesario preguntarse cuál de los posibles candidatos del partido demócrata resultaría más receptivo y favorable a los intereses latinoamericanos. Por este último término convenía entender los intereses de habitantes y gobiernos de los países de América Latina, y de los ciudadanos de primera o segunda generación procedentes de Latinoamérica y que residen, con o sin papeles, en EE.UU. Hoy esa pregunta comienza a perder sentido. Es preciso sustituirla por otra: ¿qué tipo de alianza, encabezada por el ex vicepresidente Joe Biden, con el sector más progresista del Partido Demócrata le conviene más a América Latina?

En efecto, las aplastantes victorias de Biden en los dos conjuntos de elecciones primarias celebradas el 3 y el 10 de marzo, en estados tan definitorios como Virginia, Texas, Michigan y Missouri, prácticamente garantizan que él será el abanderado demócrata. Bernie Sanders, el ahora líder único de la corriente progresista de ese partido, enfrenta una casi imposibilidad matemática de conquistar un número suficiente de delegados para arrebatarle la candidatura a Biden. A Sanders, simplemente no cuadran las cuentas.

Muchos analistas de la escena política estadounidense lo han afirmado con claridad: las diferencias programáticas entre todos los aspirantes presentes desde el principio de la contienda no eran abismales. En temas como establecer algún tipo de seguro médico universal, suprimir las políticas inmigratorias de Trump y buscar una reforma inmigratoria integral,  garantizar la gratuidad de la educación superior pública, limitar la posesión y la compra de armas, combatir en serio el cambio climático, crear guarderías gratuitas para todos los niños y aumentar las pensiones públicas, impulsar algún tipo de legalización de la marihuana, incrementar los impuestos –sobre la renta y/o sobre el patrimonio- las divergencias eran, y son, más bien de grado, de ritmo y de énfasis. 

LEE: 5 conclusiones del supermartes II: Biden toma el mando de la carrera demócrata

Asimismo, figuras como Paul Krugman –economista Premio Nobel, cercano al ala “izquierda” del partido- han subrayado la necesidad para Bernie Sanders, Elizabeth Warren y sus partidarios de definir los términos de su apoyo a Joe Biden, cuando llegue el momento de pronunciarse y  consolidar. Biden, por su parte, deberá muy pronto -comenzó el martes en la noche, por cierto- a acercarse a los votantes de Sanders y al propio aspirante socialista, para fijar las condiciones de su adhesión.

publicidad

Todo esto puede resultar sumamente interesante y atractivo para las sociedades latinoamericanas. En ciertos aspectos, el desplazamiento hacia la izquierda de Biden, así como la incorporación a su equipo de personajes abiertamente progresistas, se antoja altamente benéfico para América Latina: en materia inmigratoria, de política antidrogas, de cambio climático, por ejemplo. 

Frente a Trump, e incluso con Obama, al menos en lo que se refiere a la plataforma del candidato y al equipo destinado a ponerla en práctica, el cambio traerá ventajas evidentes. Pero en lo demás, es decir, en el fondo, en lo que se refiere a la construcción de un estado de bienestar como Dios manda, los beneficios para muchas sociedades latinoamericanas serán trascendentales si los demócratas pierden, pero extraordinarias si ganan.

Las demandas, las carencias y los agravios de muchos ciudadanos estadounidenses se parecen enormemente a los de millones de latinoamericanos, guardando las proporciones o las diferencias de ingreso. Las impagables deudas estudiantiles, las pensiones que no alcanzan, los sistemas de salud deficientesincumben a todas las naciones de las Américas. ¡Qué mejor manera de responder a estas aspiraciones que con una comunidad de miras, de respuestas y de esfuerzos, para el hemisferio entero!