(CNN) – La tos ha regresado, sin previo aviso y aparentemente sin razón; también la fatiga. Es cierto, ninguno de las dos es tan debilitante como cuando tenía el virus real, pero están de vuelta.
Como muchos otros, ahora me estoy dando cuenta de que estoy viviendo y sufriendo la larga cola del covid-19.
Me infecté a mediados de abril. La aparición de los síntomas llegó rápidamente. De repente noté que me sentía muy cansado y tenía una tos nueva. Me hice la prueba y la mañana después recibí una llamada telefónica del centro médico: obtuve un resultado positivo de coronavirus.
El virus es como un tornado. Cuando aterriza, se arremolina a través del cuerpo, causando caos, confusión, tos y daños en cada órgano que toca. Algunos no sobrevivirán su visita. Para aquellos que sí, cuando se ha ido, uno examina el daño al paisaje humano y se da cuenta de que es mucho mayor de lo que se pensaba. Mis síntomas estaban en el lado más leve: nunca tuve dificultades para respirar, o pérdida de sabor u olfato. Estaba completamente cansado y siempre tuve “tos”, que ahora ha regresado.
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La tos del covid no es como tu tos profunda habitual (lo que los médicos cortésmente llaman “tos productiva”). Es muy distintiva. Es una tos seca, rasposa, sibilante. En mi caso, un montón de jadeos cortos, seguidos de una tos de expiración larga, profunda y desgarradora, que me hacía preguntarme si me iba a desmayar.
He resultado negativo para el virus y positivo para los anticuerpos, y mi médico dice que no volverá. Pero hay días en que siento que sí.
También estoy descubriendo nuevas áreas de daño: ahora me he vuelto increíblemente torpe. Nunca fui la persona más ágil, nadie me llamó nunca agraciado, pero mi torpeza está fuera de serie. Si alcanzo un vaso, o saco algo de un armario, lo golpearé o lo dejaré caer al suelo. Me he tropezado con la acera y he salido volando. Me caigo sobre los muebles. Es como si esa parte de mi cerebro, que ajusta inconscientemente la mano y el movimiento a los obstáculos que ve, no funciona.
A veces hay una sensación de leve confusión. El micro retraso en un pensamiento, la vacilación con una palabra. Nadie se daría cuenta excepto yo.
Mi sistema digestivo es peculiar, por decir lo menos.
No importa si los llamo síntomas, rasgos o despojos; mi cuerpo no se siente del todo bien.
Los médicos intentan tranquilizarme, diciendo que esto desaparecerá, pero no pueden decirme cuándo. La semana pasada fue mala. La tos ha estado conmigo durante días, he estado cansado y necesitaba tomar siestas. Me tropecé con el trípode de la cámara y luego me caí sobre una silla. Estoy preocupado pero no en pánico, todavía. Esta semana ya se siente mucho mejor.
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Para aquellos que no han tenido covid, o no han sido testigos del desastre que deja, nuevamente, les insto, hagan lo que puedan para evitar este tornado.
Rugirá a través del cuerpo, matará a algunos en el camino, lesionará a todos en su ruta y luego, cuando pienses “bueno, gracias a Dios que se ha ido”, mira a tu alrededor, el daño está esparcido por todas partes y estará contigo mucho después de que la crisis haya pasado.
El covid es un tornado con una cola muy larga.