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Donald Trump

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OPINIÓN | La purga planificada de estudiantes internacionales por parte de la administración de Trump tiene un cruel propósito

Por Jill Filipovic

Nota del editor: Jill Filipovic es periodista, residente en Nueva York y autora del libro "The H-Spot: The Feminist Pursuit of Happiness". Síguela en Twitter. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente suyas. Ver más artículos de opinión sobre CNNe.com/opinion

(CNN) -- Esta semana, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) anunció nuevas reglas que requieren que los estudiantes internacionales salgan de Estados Unidos si sus colegios o universidades instituyen medidas de aprendizaje solo en línea para el otoño por la amenaza del covid-19.

Es otro ataque asqueroso y transparente de la administración de Trump contra extranjeros e inmigrantes, uno que se trata únicamente de malicia, y uno que disminuye aún más la influencia y la reputación de Estados Unidos mientras pone en riesgo la vida humana.

Con los contagios de covid-19 todavía en todo el país y en aumento en varios estados, colegios, universidades y programas vocacionales están tomando decisiones difíciles sobre el año escolar 2020-2021.

Está claro que, en tiempos normales, las clases en persona tienen beneficios significativos sobre las que se toman en línea. Pero estos no son tiempos normales y reunir a grandes grupos de estudiantes en salas de conferencias es un escenario prácticamente listo para la transmisión del covid-19.

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Las instituciones de educación superior tienen la obligación de educar a sus estudiantes y la obligación de mantenerlos seguros, junto con su profesorado y personal. Eso significa que muchos están tomando la decisión difícil e imperfecta de poner la salud primero, y convocan clases y conferencias en línea. No, no es ideal para todos. Pero es muchísimo mejor que la enfermedad y la muerte en masa.

Esta administración no está de acuerdo. Este imprudente e ignorante presidente ya ha estropeado la respuesta al covid-19 en un grado que hubiera sido inimaginable para cualquier ejecutivo anterior en la historia moderna.

Y todavía no parece entenderlo: está más preocupado por sus calificaciones y la apariencia de normalidad que por tomar los pasos y tomar las decisiones difíciles que salvarán vidas estadounidenses y nos permitirán, eventualmente, volver a la normalidad real.

Cuando los colegios y universidades toman sus clases en línea, eso les indica a los estadounidenses que aún no estamos seguros. Y este presidente parece creer que eso es malo para sus posibilidades de reelección en noviembre. Tuiteó en mayúsculas el lunes que las escuelas "DEBEN ABRIRSE" en el otoño.

En un nivel más amplio, este desarrollo muestra cómo la administración Trump está capitalizando la pandemia para apoyar su larga agenda contra la inmigración. Esta administración ya ha tomado numerosas medidas para hacer de Estados Unidos, una nación que debe tanto a los inmigrantes, menos acogedora a quienes vengan a nuestras costas.

La prohibición del presidente que impide que ciudadanos de algunos países de mayoría musulmana viajen a Estados Unidos se encontró con protestas en todo el país, pero después de algunos pequeños ajustes, la prohibición se mantuvo.

La administración implementó notoriamente una política de separación familiar, que separó a los niños de sus padres migrantes y arrojó a muchos de ellos a desolados centros de detención. Al menos siete niños han muerto bajo custodia de Inmigración, y sin embargo, miembros prominentes de la administración de Trump han dejado en claro que no les conmueve la difícil situación de las familias que sufren esta política ampliamente condenada y devastadora.

Y ahora estas nuevas reglas absurdas para estudiantes internacionales. La regla del ICE es una revocación parcial de una regla emitida al principio de la pandemia que permitió a los estudiantes que toman clases solo en línea retener sus visas de estudiantes internacionales.

Esta nueva regla obligará a miles de estudiantes de otros países a regresar a sus hogares si sus universidades no ofrecen al menos un modelo híbrido de tiempo de clase en persona y tiempo de clase en línea. La lógica parece ser que los estudiantes no necesitan estar en  Estados Unidos si no van a un salón de clases; pueden iniciar sesión desde cualquier lugar.

Excepto, por supuesto, que no puedan. Muchos estudiantes internacionales confían en su escuela para una conexión wifi constante y gratuita; irse a casa significaría acceso a internet limitado o inaccesible, o para muchos, ningún acceso a internet. Los estudiantes de países en desarrollo o países rurales pueden no tener internet.

Países como China, por ejemplo, restringen radicalmente a qué pueden acceder los usuarios de internet, lo que potencialmente hace que sea imposible para los estudiantes completar su investigación y cursos. Y cualquier estudiante de muchas naciones fuera de América estará viendo un horario de clases en línea que será, para ellos, a deshoras y en medio de la noche.

Y esos son los afortunados. Los internacionales son de una variedad de orígenes; incluyen refugiados, estudiantes cuyos países de origen se han hundido en conflictos, estudiantes cuyos países de origen han sido devastados por el desastre y estudiantes de extrema pobreza. No todos los estudiantes internacionales tienen un hogar al que pueden regresar.

Sin mencionar los riesgos para la salud global de obligar a miles de personas a salir de uno de los países más afectados por el covid-19 en aviones con destino a todos los rincones del mundo. No está claro que muchos de estos estudiantes pudieran regresar a casa si quisieran, ya que las naciones cierran aeropuertos, suspenden vuelos y ven a los viajeros provenientes de Estados Unidos como particularmente riesgosos.

Pero no solo los estudiantes internacionales se ven afectados por esta política; son los estadounidenses también y nuestros intereses nacionales.

Tener una gran experiencia, talento y perspectiva de un cuerpo estudiantil diverso mejora todos nuestros colegios y universidades; Fomenta la innovación, la creatividad y la excelencia.

La economía estadounidense, la atención médica estadounidense y el pueblo estadounidense se benefician de los inventos, investigaciones y contribuciones de quienes vienen a estudiar a Estados Unidos.

Igual que la influencia estadounidense y el poder blando: nuestro fenomenal sistema de educación superior es respetado en todo el mundo, y los estudiantes internacionales que vienen a Estados Unidos pueden a su vez ser embajadores de los mejores valores y aspiraciones estadounidenses, incluida la libertad de expresión, la igualdad, la libertad de religión, diversidad de experiencia y pensamiento y al menos un esfuerzo hacia la meritocracia.

Los presidentes anteriores, incluso aquellos con puntos de vista conservadores sobre la inmigración, al menos han reconocido que hay algo importante y estratégico en la educación de los futuros líderes mundiales, pensadores influyentes, creadores, grandes artistas e innovadores.

Y muchos de nosotros entendemos que nuestras universidades, como nuestro país en general, son más fuertes, mejores y más efectivas no solo cuando atraen a los mejores y más brillantes del mundo, sino también cuando reúnen a un grupo diverso de curiosos y ambiciosos jóvenes que aprenden no solo de sus instructores, sino también de los demás.

A diferencia de otros cambios de la administración de Trump a las reglas de inmigración, aquí ni siquiera hay un pretexto de un beneficio. Este presidente y sus lacayos al menos afirmaron que las políticas anteriores se referían a proteger los empleos estadounidenses, defender la seguridad nacional o mantener a los estadounidenses a salvo del crimen.

Esas afirmaciones fueron engañosas, cínicas y fáciles de desacreditar, pero al menos hubo un intento de decir que se trataba de poner a Estados Unidos y a los estadounidenses primero. Aquí, han eliminado incluso esa farsa.

Esta regla no tiene que permanecer en su lugar; es mucho más un comunicado de prensa sobre orientación que una regla formal. Se espera que el Departamento de Seguridad Nacional publique la regla formal pronto, lo que significa que todavía hay tiempo para que el público la rechace.

Los colegios y universidades también, muchos de los cuales ya están respondiendo a esta purga potencial con confusión y alarma, deberían tomarse este tiempo para encontrar una manera de mantener a sus estudiantes internacionales en el país mientras mantienen segura a toda la comunidad del campus.

Es terrible que, en medio de una pandemia mortal, los recursos se destinen a la creación y, finalmente, a la aplicación de reglas de inmigración inútiles e innecesarias que no hacen que una sola persona sea más segura, pero comprometen la educación de miles de estudiantes y además arriesgan la salud de miles de personas más en todo el mundo.

No hay excusas; ni siquiera hay una pizca de razón. Excepto: Este presidente y su administración son fanáticos imprudentes que dañarán los intereses estadounidenses si eso significa que también pueden lastimar a los inmigrantes.