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Televisión

Miniserie de HBO "Patria": Dos mujeres, una sola tierra

Por Miguel Ángel Antoñanzas

La historia de “Patria” es la historia de muchas patrias, de muchas tierras que sufrieron la violencia nacionalista, no sólo en España, también en diferentes puntos del mundo.

Porque la patria se puede arrebatar al amigo, al vecino, al que no habla mi lengua y finalmente al enemigo. Y puede ser arrebatada por la fuerza de las palabras o amartillando una pistola o accionando un detonador.

Cuando en octubre de 2011 el grupo separatista vasco ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, ponía fin a una pesadilla que a muchos les costó la vida y a muchos otros les condenó a terribles secuelas físicas y psicológicas, es decir, a un sufrimiento indefinido.

Se ponía fin a casi cinco décadas de las actividades de una organización considerada terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos, y a la que se atribuyen más de 800 muertes y miles de heridos, muchos de ellos civiles.

Una lucha política y militar por crear un país nuevo entre el actual País Vasco, la comunidad foral de Navarra y tres territorios franceses fronterizos.

Cinco décadas de terror, de bombas indiscriminadas, de tiros en la nuca, de secuestros de hasta 500 días, de extorsiones, de silencios cómplices de una sociedad alienada, temerosa de alzar la voz por miedo a ser señalados, como le pasa a la víctima de la serie, el Txato, un pequeño empresario de transportes al que ETA extorsiona y finalmente mata.

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La historia de la miniserie “Patria”, basada en el best seller de Fernando Aramburu, ocurre a menudo entre cocinas pequeñas, entre dormitorios oscuros, entre plazas mojadas por la lluvia, donde sus protagonistas van desgranando sus temores, sus sueños, su pasado, pero sobre todo su dolor.

LEE: Aitor Gabilondo, el hombre detrás de la serie «Patria»

Hay lucha, pero a menudo, la que vemos en la serie no es una lucha épica de soldados vascos o “gudaris” contra un estado supuestamente opresor. De hecho, casi no hay escenas de los atentados con bomba o de operaciones policiales espectaculares. Porque lo que se refleja en la serie es una batalla que tiene lugar más en el corazón de sus protagonistas. Es una lucha de sentimientos, de lealtades, de una madre que es capaz de justificar lo injustificable por su hijo, y de una viuda que se plantea perdonar porque simplemente quiere irse en paz.

Bittory y Miren son dos amigas y vecinas que comparten confidencias hasta que la tragedia las golpea en su pequeño pueblo del País Vasco.

Las dos mujeres protagonistas de “Patria”, Bittori y Miren, fueron una vez vecinas y amigas, compartieron intimidades en meriendas en cafeterías de San Sebastián. Sus maridos salían a menudo a montar en bicicleta juntos, a bares con los amigos. Sus hijos coincidían en festejos populares en el pueblo, donde rezaban en la misma iglesia y ante el mismo sacerdote. Un sacerdote que justifica la violencia por lo que considera el destino de un pueblo.

Son dos familias que se conocían de toda la vida hasta que el “Txato” es extorsionado por ETA para pagar el llamado “impuesto revolucionario” con el que se financiaba el grupo terrorista, y posteriormente asesinado en el puente del pueblo. El “Txato” era el marido de Bittori.

Ese es el arranque de todo. Tras la tragedia, ambas mujeres se separan y arrastran con ellas a sus familias. A menudo hablan con sus propios fantasmas. Miren, con una imagen de San Ignacio, al que le pide que ahuyente a Bittori, porque le incomoda la vuelta de su vieja amiga y ahora enemiga de la causa de su hijo. Y Bittori habla con su hombre, que yace bajo una losa en un cementerio, y al que le va contando sus planes. Ha regresado al pueblo porque quiere saber quién lo mató. Tiene una enorme duda en su corazón y no va a parar hasta que consiga la respuesta o hasta que la enfermedad se le adelante.

(Cortesía HBO)

Hay una tremenda escena en la serie, donde Miren va a visitar a su hijo Joxe Mari a la prisión alejada del País Vasco donde cumple condena por varios asesinatos de su comando de ETA.

En ese espacio y tiempo vigilados, separados por una mampara, Miren, entre lágrimas, coloca la palma de su mano sobre el cristal que los separa y en esas manos se lee una pregunta: ¿Fuiste tú? Y su hijo, la mira pero no contesta.

Llodio, SPAIN: Graffiti in favor of armed Basque separatist group ETA, reading in Basque "Up ETA" (L) and another bearing the "Spain" in a target, are seen 25 February 2006 in the northern Spanish Basque village of Llodio. The Victims of Terrorism Association (AVT) and the opposition conservative Popular Party (PP) have called for a demonstration in Madrid 25 February 2006 today against any negotiations with ETA. The AVT and rightwing parties accuse the Socialist government of Prime Minister Jose Luis Rodriguez Zapatero of negotiating secretly with ETA, although Madrid has insisted this is not the case and that the group must lay down its arms before a dialogue can take place. AFP PHOTO / RAFA RIVAS (Photo credit should read RAFA RIVAS/AFP via Getty Images)

(RAFA RIVAS/AFP via Getty Images)

Una pregunta difícil de responder, no sólo por Joxe Mari, sino para gran parte del pueblo que le hizo la vida imposible a el “Txato” cuando su nombre aparecía en pintadas amenazadoras en la calle. Unos grafitis con el conocido símbolo de la diana y el nombre de la víctima en el interior. Al principio se ponía la palabra España, luego ya fueron pintando algo más abatible, vulnerable, algo de carne y hueso, un nombre, una vida para acabar.

Pero los creadores de “Patria” tampoco han dejado de lado la otra cara de la moneda, las presuntas violaciones a los derechos humanos, la represión y torturas contra sospechosos o simpatizantes de ETA que diversos organismos internacionales y sectores políticos nacionalistas en el País Vasco denunciaron durante todos estos años.

Torturas que se ven en la serie sin tapujos con detenidos de ETA para sacarles información sobre otros compañeros en la lucha armada. Humillaciones verbales y físicas, privación de sueño, golpes, simulaciones de asfixia con una bolsa de plástico. Y que ocurren ante la indiferencia de sus interrogadores, que hablan tranquilamente de asuntos cotidianos mientras fuman cigarrillos y su víctima, semidesnuda, atada de pies y manos, yace en el suelo.

Por eso “Patria” no quiere ser la tierra de unos y otros, no quiere ocultar los delitos y faltas de algunos de los protagonistas de una lucha que finalmente ha acabado, pero que las nuevas generaciones desconocen.

No saben del enorme precio que mucha gente ha pagado sólo por sus ideas o sus negocios.

La serie nos conduce por un viaje emocional que salta continuamente la línea del tiempo antes, durante y después de la muerte anunciada de el “Txato”, para llevarnos a momentos claves de las vidas de esas nueve personas.

Nueve personas atrapadas en un sólo acto bajo una lluvia torrencial, un asesinado y una mujer que busca la verdad. Una escena que les perseguirá toda la vida.

Acerca del autor

Miguel Ángel Antoñanzas

Miguel Ángel Antoñanzas fue productor y reportero de CNN en Español.