(CNN Español) – Para evitar el tan temido colapso del sistema de salud y mientras se prolongaba el llamado aislamiento social preventivo y obligatorio, para responder al avance del covid-19 el gobierno argentino amplió la cantidad de camas de terapia intensiva. Según el Ministerio de Salud nacional, antes de la pandemia el sistema contaba con 8.521 camas de cuidados intensivos para adultos y en octubre ascendieron a 12.492.
En todo el país, entre marzo y fines de julio se incorporaron 3.971 camas de cuidados intensivos, un insumo crítico frente al avance del coronavirus. Los fondos fueron aportados a los gobiernos locales por el gobierno nacional, según el Ministerio de Salud. Más de la mitad del total de las camas incorporadas, exactamente 2.008, se distribuyeron en los hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad de Buenos Aires, donde se concentra un poco menos de la mitad de la población del país.
Pero de esas 2.008 camas, solo 1.378 son nuevas, es decir, el 69% de las incorporadas en estas tres jurisdicciones entre marzo y julio. En total, estos insumos críticos costaron más de 328 millones de pesos, equivalentes a más de US$ 5 millones, de acuerdo con las respuestas de las tres jurisdicciones ante pedidos de acceso a la información.
El otro 31% de las camas incorporadas por las tres jurisdicciones, 630 unidades, ya formaban parte del sistema y fueron reasignadas a esta nueva función. Antes pertenecían a terapias intensivas coronarias, de shock y pediátricas, entre otras, según explicaron las autoridades a CNN.
Camas nuevas y camas reasignadas
La provincia de Buenos Aires fue la que más camas compró: 1.000 nuevas. Pero, en total, incorporó 1.318. Las nuevas representan el 75,9%, mientras 318, o sea el 24,1%, fueron transferidas de otras áreas, según informó a CNN el Ministerio de Salud de la provincia.
La ciudad de Buenos Aires incorporó en total 450 camas, de las cuales 234 son nuevas y 216 fueron reasignadas desde otras áreas, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud local y de un pedido de acceso a la información. Del total, el 52% son camas nuevas y el 48% restante son reasignadas.
El Ministerio de Salud nacional incorporó 240 camas a hospitales nacionales en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires. De esas 240, 144 son camas nuevas (60%) y otras 96 (40%) fueron reasignadas de otras áreas médicas, según datos de un pedido de acceso a la información y consultas a las autoridades.
El Hospital de Clínicas José de San Martín, en la ciudad de Buenos Aires, es una de las instituciones nacionales que recibieron camas. Allí, la doctora Célica Irrazábal, que dirige la unidad de terapia intensiva, dijo que antes ese hospital tenía cuatro camas de la guardia, 12 camas de unidad coronaria y 14 en terapia intensiva.
El Ministerio de Salud de la Nación dice que adquirió 30 camas nuevas de la marca argentina Quiromed para el Hospital de Clínicas. A pesar de la ampliación, Irrazábal afirma que la capacidad de terapia intensiva del hospital estuvo siempre al límite. “Nosotros hemos tenido las terapias llenas casi todo el tiempo, con un 95 a 97% de ocupación”.
“Todos los días teníamos camas para atender pacientes”, dijo Irrazábal, pero agregó que, en ocasiones, debieron acelerar altas médicas para liberar camas. “Alguna vez lo hemos hecho dando apoyo a los médicos de clínica médica que nos han recibido pacientes que a veces no estaban 10 puntos para salir de terapia, pero con una buena asistencia en el piso podían ser derivados”.
En un inicio, además, hubo algunas idas y venidas con los recursos de otras patologías reasignados para terapia intensiva: “Lo único que nos mandaron en una tanda, que no era nuevo, eran unas camas que devolvimos inmediatamente, pero no las devolvimos porque no fueran nuevas sino porque no tenían las cualidades para cumplir una función en terapia intensiva”, dijo la médica. Luego recibieron más camas. “Nos las quedamos porque no todas se podían cambiar y queríamos llegar a 70 camas. Todas las instituciones de salud querían ampliar su número de camas. Había que conformarse con lo que había”, añadió Irrazábal.
Ante la consulta a las autoridades nacionales sobre la entrega de camas no aptas en este hospital, el Ministerio de Salud derivó la consulta al gobierno de la ciudad debido a que la adjudicación de camas reasignadas fue delegada en los gobiernos locales. El gobierno de la ciudad respondió: “En el marco de un convenio de cooperación entre el el Gobierno de la Ciudad y el Hospital de Clínicas, el ejecutivo le brindó 8 nuevas camas eléctricas de la marca Quiromed que cumplen con todas las características necesarias para la internación de pacientes en la Unidad de Terapia Intensiva”.
“Como complemento, se sumaron almohadas y colchones para que estén listas para su uso”, agregó el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires a CNN en Español a través de un comunicado.
El Hospital Posadas, una institución nacional ubicada en la provincia de Buenos Aires y con un alto nivel de ocupación de camas intensivas, es otro ejemplo de cómo el sistema se amplió de manera mixta, con la adquisición de insumos nuevos y con la readaptación de camas de otras áreas.
Alberto Maceira, director de ese hospital, informó que este pasó de 26 a 90 camas de cuidados intensivos. “Durante la cuarentena, hemos habilitado una terapia intensiva nueva, con 18 camas más y, además, sumamos camas de otros sectores del hospital que se habilitaron como cuidados críticos”, dijo Maceira a CNN.
Diferencias de precios
De las tres jurisdicciones analizadas, el Ministerio de Salud nacional pagó el precio más barato por cama, equivalente a unos US$ 1.636 (al momento de la compra). La inversión total por las 144 camas fue de casi US$ 238.085.
En contrapartida, en la provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Salud del gobierno de Axel Kicillof fue el que compró la cama más costosa, equivalente a US$ 4.200 (al momento de la compra). Invirtió en total más de US$ 4 millones. En un documento, el Ministerio de Salud provincial explicó a CNN que las camas adquiridas por el gobierno nacional (también las compró el gobierno de la ciudad) son más baratas, pero también más pequeñas, resisten menos peso, tienen un motor menos y permiten menor control de movimiento del paciente, que muchas veces, es central para que la cama pueda inclinarse y no movilizar al paciente durante la revisión médica.
La provincia de Buenos Aires adquirió camas de la marca Stryker, fabricadas en el exterior. La ciudad de Buenos Aires compró la misma cama (mismo modelo) en las mismas fechas, pero a un precio distinto. El 18 de marzo, la provincia compró en forma directa 1.000 camas a la empresa Biotrust, una intermediaria entre el gobierno y el fabricante, y pagó 20% más en pesos que la ciudad (en dólares la diferencia asciende al 24%).
Un día después, la ciudad licitó y adquirió la misma cama a unos US$ 3.377 la unidad.
En mayo, la Oficina Anticorrupción advirtió sobre la utilización de intermediarios y las adquisiciones directas en las compras de emergencia. El organismo de control planteó que estas prácticas pueden encarecer los precios pagados por el Estado.
A pesar de las reiteradas consultas de CNN, Biotrust no contestó en qué basó el precio ofrecido a la provincia ni cuáles fueron los costos que encarecieron el valor de las camas Stryker con respecto a lo que pagó la ciudad. Voceros del Ministerio de Salud provincial afirmaron que la diferencia se debe en gran parte a gastos de logística para distribuir las camas en 49 municipios de toda la provincia, con un recorrido de 17.716 kilómetros.
CNN intentó durante semanas comunicarse con Stryker en sus oficinas y también a través de intermediarios, pero ningún representante respondió.
La ciudad de Buenos Aires
El gobierno de la ciudad optó por diversificar sus compras y contrató a tres proveedores distintos por un total equivalente por entonces a US$ 676.071 (todas las compras se realizaron en pesos). Los valores ofertados por los proveedores oscilaron entre US$ 1.916 (al momento de la compra) y US$ 3.377 por cama.
Las más costosas fueron las camas Stryker, a US$ 3.377 por unidad. La multinacional estadounidense vendió a la ciudad 120 camas, en dos tandas, por un total de US$ 405.519.
Pettinari Metal es una fábrica nacional. Vendió 54 camas por un equivalente a US$ 155.481. Cada unidad se cotizaba entonces US$ 2.877. Gustavo Pettinari, dueño de la compañía, dijo a CNN que los productos son fabricados en el país, contienen varias piezas importadas (lo que encarece el valor del producto) y aseguró que la cama de su empresa tiene varias de las características de la cama Stryker.
Quiromed es otra fábrica nacional. Además de vender al gobierno nacional 144 unidades, también vendió 60 camas a la ciudad, pero a un precio diferente, según informaron ambas jurisdicciones.
El Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires adquirió la cama Quiromed unos US$ 300 más cara que el gobierno nacional (US$ 1.916 contra US$ 1.636), un 17% de diferencia en dólares.
Quiromed explicó a CNN que la diferencia de precio se debió a que tuvieron que utilizar un motor más caro para las camas adquiridas por la ciudad.
Números globales
Las autoridades afirman que la inversión total en salud durante la pandemia ha implicado una de las mayores inyecciones de recursos en el sistema. Martín Sabignoso, secretario de Equidad del Ministerio de Salud de Argentina, sostuvo en una entrevista con CNN que esa expansión se ha dado “particularmente del sistema público”. La incorporación de camas de cuidados intensivos permitió a Argentina pasar de un promedio de 18,8 camas a 27,7 camas por cada 100.000 habitantes, sostuvo Sabignoso.
El Ministerio de Salud argentino indica que la inversión total por la pandemia “es cercana a los 45.000 millones de pesos”, afirmó Sabignoso, una cifra equivalente a más US$ 541 millones (a valores del 19 de octubre). Además, dijo, “se adquirieron 4.136 respiradores, que es uno de los insumos más importantes para una sala de cuidados intensivos y eso fue fundamental para ampliar casi en 50% del número de camas en el país”.
Claudio Belocopitt, presidente de la Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS), que representa a las empresas de seguros médicos, conocidas en Argentina como prepagas de salud, relativizó ese crecimiento. “Creció el sistema, pero seguramente no creció en la capacidad que se sostiene, pueden haber exagerado”, dijo a CNN en referencia a que parte de las camas incorporadas fueron reasignadas o derivadas de otras áreas. Según las cifras obtenidas por CNN, la porción de camas redirigidas fue de alrededor de un tercio del total incorporado.
En el sector privado, el relevamiento de la UAS determinó que “las instituciones habían aumentado su capacidad de oferta de camas entre un 10% y un 20%”, agregó Belocopitt. “No sobró nada y estuvimos funcionando al límite, pero bien”, dijo el empresario.
El otro colapso
A mediados de octubre, la cantidad de pacientes de covid-19 internados en terapias intensivas en todo el país ya había superado el número de camas incorporadas al sistema para la pandemia, según datos del Ministerio de Salud argentino.
Esto no implicó un colapso total del sistema, que cuenta con camas de cuidados intensivos para otras patologías que están disponibles, sostienen las autoridades. Un mes antes, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) advirtió, en una carta abierta, sobre una situación límite: “Los recursos físicos y tecnológicos como las camas con respiradores y monitores son cada vez más escasos”.
La presidenta de la SATI, Rosa Reina, aseguró en una entrevista con CNN que “no hay mucho más margen de ir abriendo más camas… las estructuras edilicias tienen un límite”. El director del Hospital Posadas, Alberto Maceira, coincide: “No tenemos más posibilidades de agregar más camas críticas”.
A su vez, las particularidades propias del nuevo coronavirus han cambiado los tiempos de internación en las unidades de cuidados intensivos. “El promedio de internación de los pacientes con covid-19 en las terapias intensivas es de alrededor de 20 días y, en muchos casos, se extiende más tiempo. Esto va disminuyendo la posibilidad de tener camas libres e ingresar a otros pacientes”, explica Reina.
Además, desde la SATI advierten sobre otro tipo de colapso. “El personal ya se está volviendo insuficiente para el número de camas”, sostiene Reina. “Esperemos haber llegado a que las autoridades comprendan la situación de las terapias intensiva y de los trabajadores en la terapia intensiva y el sistema de salud en general”, señaló la especialista.
En este sentido, el director del Hospital Posadas explicó que “no es lo mismo tener el 98% de ocupación de 90 camas que tener el 98% de ocupación de 25 camas”. Si hay más pacientes, agrega, se requieren más médicos, más enfermeros y kinesiólogos.
Las autoridades lo saben, pero dotar a los hospitales de personal suficiente implica una planificación mucho más grande y con mayor anticipación que la adquisición de recursos materiales. “Ampliar la capacidad de cuidados intensivos no refiere únicamente contar con esta tecnología. Se requiere esta tecnología, el espacio físico adecuado y particularmente el personal sanitario. Sabemos que, en cuanto al personal sanitario, es muy difícil ampliar su potencial en tan poco tiempo”, afirmó Sabignoso desde el Ministerio de Salud nacional.
La preocupación es doble: por un lado, la sobrexigencia de los profesionales de terapia intensiva y por otro, el temor a que las camas no sean suficientes frente al avance del covid-19.
“Preocupa porque hay el doble de camas; porque el personal está cansado; porque venimos llevando esta situación desde marzo y se mantiene en el tiempo; y si continúa con estos números vamos a pasar octubre, noviembre y diciembre con la misma situación”, dice Maceira. “Es muy difícil decir ‘el sistema no se va a colapsar’ o ‘el sistema se va a colapsar’. Trabajamos día a día. La foto del hospital hoy es esta y no sabemos qué va a pasar mañana”.
Nota del editor: Este artículo se ha actualizado para incluir la respuesta del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.