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Mujer

OPINIÓN | El salario no tiene género cuando se ancla en el talento

Por Silvina Moschini

Nota del editor: Silvina Moschini es emprendedora especializada en la transformación digital del mundo del trabajo. Es fundadora y presidente de TransparentBusiness, una plataforma que permite gestionar equipos remotos de forma transparente. Además, es fundadora y presidenta ejecutiva de SheWorks!, una tienda virtual para contratar mujeres profesionales con modelos flexibles. Las opiniones expresadas en este comentario pertenecen exclusivamente a la autora. Vea más artículos de opinión en CNNE.com/opinion

(CNN Español) -- Las mujeres en América Latina ganamos hasta un 30% menos que los hombres por posiciones y trabajos similares, a pesar de obtener mayor cantidad de títulos universitarios, maestrías y doctorados. Sin embargo, el escenario laboral tras la pandemia de covid-19 podría cambiar la ecuación hacia la equidad salarial.

El trabajo remoto llegó para probar que no todas las decisiones importantes se toman en una sala de directorio. Algunas pueden provenir de una laptop apoyada sobre la mesa de una cocina, con voces de niños de fondo. La pandemia de covid-19 nos puso a hombres y mujeres por igual a trabajar desde casa, lo que impactó en una distribución más equitativa del tiempo que nosotras y ellos le dedicamos a la familia y al trabajo.

Y, sin embargo, esta realidad no necesariamente significa un progreso en las condiciones laborales de las mujeres. Por un lado, subsiste la brecha salarial que compensa distinto a hombres y mujeres: las estadísticas de 2020 indican que recibimos 81 centavos por cada dólar que se le paga a un hombre.

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Por otra parte, el impacto de la pandemia fue más negativo para ellas que para ellos. El estudio Women in the Workplace, que publica anualmente McKinsey, revela que las mujeres, en especial las de color, tienen más probabilidades de haber sido despedidas durante la crisis por la pandemia. Aquellas que sí los han conservado han tenido que enfrentar el doble desafío de repartirse entre su profesión y las tareas del hogar, actividades que todavía recaen más sobre nosotras.

La buena noticia es que el trabajo remoto permite mayor flexibilidad laboral y esto va un beneficio de las mujeres. Varias estadísticas indican que la llegada de los hijos afecta la carrera profesional de las madres más que la de los padres. En este sentido, 43% de las madres abandona su puesto de trabajo o pone en pausa su carrera. Otras buscan soluciones que van desde renunciar a parte de su paga por flexibilidad de horarios hasta optar por carreras freelance o lanzarse a emprender.

Pero el escenario post-coronavirus puede contener la simiente de un viraje. Aunque la flexibilidad que permite el trabajo remoto no solucionará automáticamente todas las desigualdades de género, el hecho de poder competir estrictamente con nuestras capacidades marca otro punto de partida. Cuando la moneda de cambio es el talento, la brecha salarial pierde su sustento.

Trabajar en la nube multiplica las oportunidades de empleo, que son tantas como profesionales talentosos hay en el mundo, de cualquier género, edad y nacionalidad. Y también tiende a igualar el valor del trabajo. Si antes el salario se definía con base en referencias locales, ahora se establece según pautas internacionales. Tal vez, en promedio, el salario universal resulte un poco más bajo en valor que el que se maneja en los países más desarrollados, pero permite acceder a oportunidades transatlánticas en las mejores compañías.

La digitalización del trabajo promueve esquemas en los que se valoran los resultados. Invertir la ecuación nos ayudará a todos a despertar de esos esquemas obsoletos en los que el profesionalismo todavía se mide por variables externas a la competencia y a la entrega. Próximos a celebrar el Día Internacional de la Mujer, trabajamos con convicción por un mundo laboral en el cual el salario se mida por el talento, sin sesgos de ningún tipo.

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