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Afganistán

La administración de Trump frenó deliberadamente la entrada de afganos aliados del Gobierno de EE.UU., según fuentes

Por Priscilla Alvarez, Michael Warren

(CNN) --  Stephen Miller pareció quedarse sin palabras ante la idea, planteada durante una reunión del gabinete en otoño de 2018, de mantener abiertas las puertas para la entrada de aliados afganos y otros refugiados de Medio Oriente a Estados Unidos.

"¿Qué es lo que quieren?” preguntó con incredulidad Miller, en ese entonces uno de los principales asesores del presidente Donald Trump, según una persona en la sala. “¿Un montón de iraquíes y de stans (en referencia a los habitantes de los países de Asia central) en todo el país?"

Sus palabras dejaron atónitos a muchos de los presentes en la reunión, pero no fueron casualidad. Bajo la dirección de Miller, varias fuentes dijeron a CNN, la administración de Trump estaba retrasando a propósito la entrada de todos los refugiados, incluidos los aliados que ayudaron a las tropas de Estados Unidos en Afganistán.

Ahora, tras el final de la guerra más larga de Estados Unidos, "la mayoría" de los afganos que trabajaron para Estados Unidos durante su campaña militar de dos décadas probablemente se quedaron en Afganistán, según las estimaciones del Departamento de Estado, a merced del nuevo régimen talibán del país. Y los republicanos están criticando al presidente Joe Biden por la caótica retirada y por investigar a los aliados con demasiada ligereza.

Teniente retirado relata cómo ayudaron en la evacuación 2:01

Pero el caos en Kabul, cuando multitudes de afganos trataron de huir desesperadamente del país en los últimos días de agosto, se debió en gran medida a la lentitud que se produjo durante la administración anterior, según antiguos funcionarios que argumentan que se podrían haber admitido más aliados en los años anteriores.

Los problemas en el programa de visas especiales

La sospecha de la administración de Trump sobre los refugiados estancó un sistema ya engorroso de aprobación de Visas Especiales de Inmigrantes (SIV) para aliados afganos, dijeron estos funcionarios, y la administración de Biden finalmente heredó un retraso significativo de más de 17.000 solicitudes de SIV.

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El programa de visados especiales para ciudadanos afganos ha estado plagado de problemas de gestión y de bajos topes anuales durante los años previos a la retirada de las fuerzas de Estados Unidos. Pero si bien el Congreso y las administraciones de Obama y Biden comparten parte de la culpa, la administración de Trump, específicamente Miller, según exfuncionarios de la administración, hizo mucho para obstaculizar el proceso mucho antes de que Estados Unidos intensificara sus esfuerzos para retirarse del país.

Esa reunión de 2018 en la Casa Blanca fue una de una serie de incidentes con Miller y sus aliados dentro de la administración que sorprendieron a los funcionarios en ese momento. Pero Miller, uno de los asesores antiinmigración más estridentes de Trump, era escuchado por el presidente en la política de refugiados y ejercía un poder considerable en el tema.

Impactantes imágenes del último vuelo de Afganistán 2:05

"No puedo subestimar el impacto de la señal que enviaba Stephen Miller", dijo un exfuncionario a CNN. "No se puede subestimar el impacto que esa gente tenía para estropear el sistema en su conjunto".

Miller no respondió a una solicitud de comentarios el jueves. En declaraciones a CNN el viernes, después de la publicación de esta historia, disputó las palabras que se le atribuyen en la reunión de 2018. Añadió que ha defendido el reasentamiento de los refugiados dentro de los países seguros de su región y no en Estados Unidos.

Entre los defensores vocales de los solicitantes afganos, dijeron exfuncionarios, estaba James Mattis, entonces secretario de Defensa y un general retirado de la Marina. Varios miembros del gabinete y funcionarios de alto rango trataron de dejar en claro que los aliados afganos habían arriesgado sus vidas por las tropas de Estados Unidos y que los refugiados generalmente se encontraban entre los inmigrantes más examinados.

Pero Miller, dijeron los exfuncionarios, insistió en que eran necesarios más controles de seguridad para mantenerse en línea con la política de Trump de "investigación extrema", que se derivó de su prohibición de ingreso de los países de mayoría musulmana. Miller dijo a CNN el viernes que impulsó y defiende el aumento "holístico" de los controles de seguridad de los visados, lo que habría afectado las concesiones de visados para los aliados afganos.

'Nos dejaron de lado'

La administración de Trump tenía un "enfoque de tolerancia de riesgo cero" para admitir a los refugiados, incluidos los que ponen sus vidas en peligro por las tropas de Estados Unidos, según dos exfuncionarios de la administración.

Fue "inquietante", dijo un exfuncionario, al recordar las reuniones internas de la Casa Blanca en las que se dejó de lado a los afganos que trabajaban junto al gobierno de Estados Unidos.

"Parte de lo que ocurrió fue un cambio en la forma de evaluar la información derogatoria. Esto no se hizo necesariamente con órdenes estrictas, pero se alentó a las personas que realizaban la investigación de antecedentes para que afirmaran que cualquiera que tuviera información ambigua era inelegible o que los apartaran para un procesamiento posterior", dijo el exfuncionario a CNN.

La consecuencia: los solicitantes podían ser enviados al final de la fila si surgía alguna duda sobre la información relacionada con su solicitud, lo que podía retrasar los casos meses, si no años.

"Perdimos tiempo", añadió el exfuncionario.

Como punto de comparación, bajo la administración de Obama, el número de visados especiales para inmigrantes afganos emitidos aumentó de 262 en el año fiscal 2009 a 3.626 en el año fiscal 2016. Pero bajo la administración Trump, el número cayó a 1.649 en el año fiscal 2018, aumentó a 2.347 en el año fiscal 2019 y culminó en 1.799 para el año fiscal 2020.

Teniente retirado relata cómo ayudaron en la evacuación 2:01

Trump también redujo drásticamente el número de refugiados que podían llegar a EEUU y puso una serie de límites que restringían quiénes eran elegibles para entrar al país, lo que dio lugar a unas admisiones históricamente bajas. Un refugiado es alguien que fue obligado a huir de su país. Aunque eso también puede ser cierto para los solicitantes del programa de visados especiales, ese programa está diseñado para proporcionar una vía de acceso a Estados Unidos a los afganos que fueron empleados por el gobierno de Estados Unidos o trabajaron en su nombre.

Funcionarios actuales y exfuncionarios han subrayado la importancia de investigar a fondo a los refugiados y a los solicitantes del programa de visados especiales para inmigrantes. Aunque los afganos son investigados a fondo antes de trabajar junto a las fuerzas de EE.UU., siguen pasando por un meticuloso proceso plagado de comprobaciones antes de obtener un visado para venir a Estados Unidos, lo que les convierte en algunos de los inmigrantes más investigados que llegan a Estados Unidos.

Los exfuncionarios dijeron que trataron de transmitir esto a la administración de Trump, pero se encontraron con que se les cerró el paso y se les privó de recursos. Las reuniones en la Casa Blanca sobre los refugiados se redujeron, y los críticos del enfoque de Miller no eran informados.

"Simplemente pedíamos una justificación para el tipo de decisiones que nos parecía que se tomaban de forma arbitraria", dijo un exfuncionario. "Nos dejaron de lado".

 

Un programa que necesita reforma

El programa de visados especiales para inmigrantes se estableció en 2009 específicamente para los ciudadanos afganos, junto con sus cónyuges e hijos solteros menores de 21 años, que trabajan para el gobierno de Estados Unidos en Afganistán, y que se enfrentan a amenazas por su lealtad a Estados Unidos. Posteriormente se modificó en 2013 para mejorar la eficacia. Sin embargo, los retos persisten.

Los visados especiales para inmigrantes "siempre han sido el hijastro olvidado de los procesos de inmigración", dijo anteriormente un funcionario de la administración a CNN. "Muy lentos, y con poca atención para solucionarlos".

Un informe del inspector general del Departamento de Estado publicado el año pasado descubrió que los niveles de personal durante el proceso de control interinstitucional y de seguridad contribuían a los retrasos, así como la dependencia de múltiples sistemas de tecnología de la información.

Aun así, el programa no estaba diseñado para funcionar en una situación de tanta presión, como se ha puesto de manifiesto en las últimas semanas. Tampoco tuvo en cuenta una pandemia mundial, lo que hizo que las entrevistas se pausaran temporalmente.

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Pero los defensores de los refugiados y los veteranos argumentan que la administración de Biden debería haber hecho más para preparar a los miles de aliados afganos que se enfrentan a represalias, incluso a la muerte, por trabajar para Estados Unidos, antes de la retirada.

"Lo que tememos es que si nuestras cifras son correctas, hay unas 175.000 personas, los SIV, los familiares y los solicitantes P1 y P2 que se quedaron atrás", dijo Matt Zeller, un veterano de Afganistán, refiriéndose a los programas de refugiados abiertos a los afganos que huyen. "Calculamos que esto podría llevar la mayor parte de los próximos 10 años. Eso es si conseguimos sacarlos con vida".

Faiza Sayed, directora de la clínica Safe Harbor, dijo a CNN que el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional, que supervisan el programa de visados especiales, "podrían, pero no han logrado acelerar el proceso".

Un funcionario del Departamento de Estado dijo a los periodistas esta semana que en las primeras etapas de la evacuación EE.UU. trató de priorizar el acceso para los solicitantes de la última etapa del SIV y otras categorías, pero dijo que el esfuerzo fue infructuoso porque "cada credencial que tratamos de proporcionar por vía electrónica se difundió inmediatamente al grupo más amplio posible".

"Cada día era un esfuerzo constante de improvisación para averiguar qué iba a funcionar ese día", dijeron. "A medida que nos adentrábamos en el proceso, desgraciadamente tuvimos que empezar a dar prioridad a las personas con las que teníamos una obligación legal en primer lugar, que eran nuestros conciudadanos estadounidenses".

A finales de julio, el Senado aprobó disposiciones de un proyecto de ley para agilizar el programa SIV y ampliar el número de visados autorizados.

"El esfuerzo acelerado para aprobar mi legislación con la senadora Ernst y procesar rápidamente a los solicitantes del SIV es en parte una respuesta a la incapacidad de la administración de Trump para procesar las solicitudes del SIV, que dejó que el programa languideciera durante años", dijo en un comunicado a CNN la senadora demócrata Jeanne Shaheen, una defensora del programa desde hace mucho tiempo y copatrocinadora del proyecto de ley, refiriéndose a su trabajo con la republicana de Iowa Joni Ernst.

Algunos republicanos electos, principalmente veteranos como Ernst, se han manifestado a favor de acelerar el proceso del y de ayudar a los afganos que han trabajado con miembros del servicio estadounidense. Pero mientras se han hecho esfuerzos para acelerar el procesamiento para satisfacer la necesidad urgente, los republicanos han tenido poco que decir sobre la culpabilidad de la administración de Trump.

Muchos legisladores y líderes de opinión del Partido Republicano siguen pidiendo cautela en la investigación de antecedentes. Con Trump y Miller fuera de la Casa Blanca, la preocupación por las posibles amenazas a la seguridad de los aliados afganos sigue siendo un tema de conversación en los medios de comunicación conservadores, lo que subraya la influencia de la anterior administración en la derecha.

La presentadora de Fox News Laura Ingraham, por ejemplo, advirtió a sus espectadores el 16 de agosto sobre una vaga amenaza de "refugiados potencialmente no verificados de Afganistán".

Y en una entrevista con la revista conservadora Spectator publicada el 27 de agosto, el propio Miller repitió su opinión de que el reasentamiento de refugiados de lugares como Afganistán amenaza la seguridad nacional.

"Cuando hay grandes flujos de migración de lugares donde prevalece la ideología yihadista, se pueden crear fácilmente las condiciones para que un gran número de personas, especialmente los jóvenes, puedan radicalizarse o ser arrastrados por un fervor radical", dijo.

Días después, el senador republicano Chuck Grassley envió una carta al gobierno de Biden solicitando más información sobre el proceso de verificación de antecedentes.