(CNN) – El lanzamiento del telescopio espacial James Webb fue apenas el principio.
Anunciado como el principal observatorio espacial de la NASA de la próxima década, el telescopio se lanzó el día de Navidad, y todavía le queda un camino por recorrer antes de entrar en órbita y observar el universo.
La agencia se refiere a este proceso como “29 días al límite” mientras el observatorio despliega su enorme parasol y alcanza un punto especial en la órbita que está a 1,6 millones de kilómetros de la Tierra.
El telescopio Webb observará todas las fases de la historia cósmica, incluidos los primeros resplandores tras el Big Bang que creó nuestro universo y la formación de las galaxias, estrellas y planetas que lo llenan hoy. Sus capacidades le permitirán asomarse al interior de las atmósferas de los exoplanetas e investigar las débiles señales de las primeras galaxias formadas hace 13.500 millones de años.
Para lograr todo esto, la NASA construyó su telescopio más complejo hasta la fecha, y todo tiene que funcionar a la perfección antes de que pueda ponerse manos a la obra.
Durante estos 29 días, Webb se establecerá, desplegando su gigantesco espejo dorado y el parasol protector del tamaño de una cancha de tenis. En este proceso intervienen miles de piezas que deben funcionar en armonía, en la secuencia correcta. Afortunadamente, cada paso puede ser controlado desde tierra en caso de que haya problemas.
De momento, Webb ha tenido un gran comienzo. La nave ya ha realizado dos de las tres quemas críticas de corrección de rumbo para asegurarse de que está en la trayectoria correcta.
También se utilizó menos propulsor de lo previsto debido a la precisión del lanzamiento del telescopio a bordo del cohete Ariane 5, por lo que “el observatorio debería tener suficiente propulsor para permitir el apoyo de las operaciones científicas en órbita durante bastante más de una vida científica de 10 años”, según la NASA.
La misión fue diseñada para durar cinco años. Pero, como hemos visto con otros telescopios que han superado con éxito su plazo previsto, como Spitzer y Hubble, los científicos apuestan a que lo mismo puede ocurrir con Webb.
El 26 de diciembre, Webb estrenó su conjunto de antenas, incluida una antena parabólica de alta velocidad de transmisión de datos, que servirá para que el telescopio envíe 28,6 gigabytes de datos científicos dos veces al día.
Los astrónomos, incluidos los del Proyecto Telescopio Virtual, incluso han podido seguir el viaje de Webb desde su lanzamiento, compartiendo imágenes y videos del observatorio con un telón de fondo de estrellas.
Protección contra el sol
Ahora, Webb está empezando a adoptar una forma familiar, la que tendrá una vez que todo esté completamente desplegado. La nave ha desplegado y encajado las estructuras de paletas que finalmente conducirán al despliegue del parasol, un proceso que se espera que continúe hasta el domingo. El equipo también extendió el conjunto de la torre desplegable, que crea distancia entre las dos mitades de la nave espacial.
El observatorio se compone de tres elementos principales.
Uno es el Módulo de Instrumentos Científicos Integrados, que alberga el conjunto de cuatro instrumentos de Webb. Estos instrumentos se utilizarán principalmente para la captación de imágenes o la espectroscopia, es decir, la descomposición de la luz en diferentes longitudes de onda para determinar los componentes físicos y químicos.
El elemento del telescopio óptico, el ojo principal del observatorio, incluye los espejos y la placa posterior, o columna vertebral, que soporta los espejos.
Por último, el elemento de la nave espacial, que incluye el bus de la nave y el parasol. El bus incluye los seis subsistemas principales necesarios para el funcionamiento de la nave espacial, como la propulsión, la energía eléctrica, las comunicaciones, los datos y los controles térmicos.
El enorme parasol de cinco capas protegerá el gigantesco espejo y los instrumentos de Webb del calor del sol, ya que deben mantenerse a una temperatura muy fría de -188°C para poder observar el universo tal y como fue diseñado.
Según la agencia, el despliegue del parasol es fundamental para el funcionamiento del telescopio Webb y, además, es uno de los más complicados que la NASA ha llevado a cabo.
“Hay 50 despliegues principales que transforman al Webb de su configuración de lanzamiento en un observatorio en funcionamiento”, dijo Michael McElwain, científico del proyecto del observatorio Webb en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Maryland, en un comunicado.
“Aunque estos pasos han sido probados en tierra y ensayados operativamente en el Centro de Operaciones de la Misión, estas actividades críticas deben ser ejecutadas para una misión exitosa. Mis mejores deseos para nuestro equipo, y ¡mantente fresco, Webb!”.
Los próximos pasos
A continuación, Webb lanzará las cubiertas del parasol, extenderá los brazos y estirará las cinco capas del parasol en su lugar, si todo sale según lo esperado.
Luego está el espejo, considerado el distintivo del telescopio Webb.
El telescopio viene equipado con un espejo que puede extenderse 6,5 metros, una longitud enorme que permitirá al espejo recoger más luz de los objetos que observe una vez que el telescopio esté en el espacio. El espejo incluye 18 segmentos hexagonales recubiertos de oro, cada uno de ellos de 1,32 metros de diámetro.
Es el mayor espejo que ha construido la NASA, pero su tamaño creó un problema único. El espejo era tan grande que no podía caber dentro de un cohete. Así que los ingenieros diseñaron el telescopio como una serie de piezas móviles que pueden plegarse estilo origami y caber dentro de un espacio de 5 metros para su lanzamiento.
Esta es la siguiente serie de pasos cruciales para el Webb: asegurarse de que todos esos espejos se desplieguen y encajen para crear un espejo gigante.
Se espera que todos estos pasos estén completos para finales de la próxima semana.
Por último, Webb realizará un ajuste de trayectoria más para insertarse en una órbita que llegue más allá de la Luna.
Si bien con esto completará los 29 días de despliegue, el telescopio entrará por un periodo de puesta en funcionamiento en el espacio que durará seis meses, y que implica el enfriamiento de los instrumentos, la alineación y la calibración. Todos los instrumentos pasarán por un proceso de comprobación de su funcionamiento.
El Webb comenzará a recopilar datos y sus primeras imágenes ya entrado el 2022, y se espera que se publiquen en junio o julio, cambiando para siempre la forma en que vemos y entendemos el universo.