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Ucrania

OPINIÓN | 7 claves para el mundo ante la guerra en Ucrania

Por Rafael Domingo Oslé

Nota del editor: Rafael Domingo Oslé es profesor investigador del Centro de Derecho y Religión de la Universidad Emory y catedrático de Derecho de la Universidad de Navarra. Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a su autor. Puedes encontrar más artículos de opinión en CNNe.com/opinion.

(CNN Español) -- La sangrienta invasión de Ucrania por las tropas rusas ha minado el ordenamiento internacional nacido de las cenizas de los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Nuestro frágil sistema internacional se muestra indefenso ante el ego de una Rusia –miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas– desenfrenada en la búsqueda del control armado de su vecina Ucrania.

El presidente Vladimir Putin se aferra a un pensamiento mítico, que no racional, donde la violencia física juega un papel relevante y poco o nada interesan las pruebas de veracidad. Así lo mostró en el discurso a su pueblo para legitimar la invasión de Ucrania. Putin no aceptó la diversidad y el enriquecimiento de otros puntos de vista y fue incapaz de pensar de manera global sobre los acontecimientos. Se centró exclusivamente en sus preocupaciones nacionalistas y acudió a su propia visión reduccionista de la historia, y no a la razón, para justificar lo injustificable.

La pregunta que surge es la siguiente: ¿cómo debe comportarse la comunidad internacional ante un jefe de Estado con pensamiento mítico que, en sus afanes imperialistas, viola de manera grotesca los principios más básicos del orden mundial al invadir un país soberano? Al no ser suficiente el derecho internacional para dar respuesta a esta pregunta, voy a dar una serie de pautas que puede ser útil para gestionar adecuadamente este conflicto internacional:

- El fin no justifica los medios. No toda actuación internacional está legitimada por el hecho de que busque el bien de la paz. Este principio debe aplicarse a rajatabla en cualquier enfrentamiento, sobre todo si es armado. Por ejemplo, encarcelar, agredir, torturar o ejercer cualquier tipo de violencia física sobre ciudadanos rusos que vivan en países extranjeros para presionar a Putin sería injustificable.

- La invasión de Ucrania es una afrenta a la humanidad, no solo a Ucrania. Bombardear Ucrania es bombardear nuestro planeta Tierra y matar a ucranianos es un fratricidio. Ahora bien, que la humanidad y el planeta en que vivimos sea un todo indivisible, no impide que cada país, en nuestro caso Ucrania, tenga un derecho preferencial, que no es absoluto, sobre su territorio. El territorio de Ucrania es más de los ucranianos, pues son ellos quienes tienen la responsabilidad de cuidarlo conforme al derecho internacional, pero no es exclusivamente de los ucranianos porque la Tierra pertenece a la humanidad como bien indivisible. De ahí que los ucranianos puedan recibir apoyo internacional para su defensa y la comunidad internacional se sienta obligada a ello.

- El pueblo ruso tiene el deber de poner todos los medios para detener el ataque a Ucrania. Los integrantes de las tropas rusas no quedan eximidos de su responsabilidad moral por el mero hecho de cumplir órdenes. Disparar a un ucraniano es un asesinato, por más que se haga vistiendo el uniforme militar. El comportamiento valiente de algunos militares rusos, que han advertido a Putin de su error, merece todo respeto y apoyo internacional. También el de tantos ciudadanos rusos que consideran injusta la invasión y así lo manifiestan públicamente.

- Cualquier medida de la comunidad internacional que amenace con provocar una escalada de violencia debe evitarse, aunque la legitime el derecho internacional. El remedio nunca debe ser peor que la enfermedad. No tendría ningún sentido que Estados Unidos o la OTAN, por ejemplo, invadiesen Rusia a modo de represalia ya que una tercera guerra mundial es absolutamente inaceptable.

- Ponerse del lado del agredido. Todos los países que componen la comunidad internacional tienen la obligación de apoyar y favorecer al injustamente agredido, es decir, a Ucrania y de seguir empleando la diplomacia como medio para que alcanzar la paz. Es inaceptable la actitud de aquellos países que no han condenado la invasión. Mientras dure el conflicto, todos los seres humanos deberíamos solidarizarnos de un modo u otro con los ucranianos, a través de la ayuda, el consuelo, la acogida, la oración, el ayuno, los donativos o los mensajes en las redes sociales.

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- La comunidad internacional tiene derecho a practicar todo tipo de bloqueos (financieros, aéreos, marítimos, comerciales) e imponer cualesquiera sanciones políticas y económicas contra Rusia, como de hecho se está haciendo, en cualquier rincón del planeta.

- Sin embargo, solo en la zona invadida es aceptable repeler la violencia con violencia. No en el resto del planeta mientras no sea atacado físicamente un territorio concreto. La comunidad internacional, especialmente la OTAN, puede facilitar armas a los ucranianos para continuar su defensa frente al Ejército ruso. También puede enviar militares de apoyo al pueblo ucraniano para defenderse de la invasión, pero debe delimitar con mucha cautela el área de conflicto armado.

En suma, la comunidad internacional, como se hace con un cáncer, debe aplicar el bisturí para extirpar el conflicto cuanto antes, pero evitar a toda costa que se extienda a modo de metástasis. El recurso de la diplomacia, las sanciones e incluso el envío de armas y tropas a la zona invadida son admisibles. Pero el uso de la violencia física está justificada solo en territorio ucraniano, y a manos de ese pueblo y de quienes lo apoyan.