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Análisis

ANÁLISIS | Esta es la razón por la que Biden va a Polonia

Por análisis de Stephen Collinson

(CNN) -- Si hay una nación que entiende el tormento de Ucrania, es Polonia, que el viernes da la bienvenida al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como parte de su misión de emergencia para reforzar las defensas de la OTAN tras la brutal invasión de Rusia.

En Estados Unidos, las advertencias de Biden de que la democracia está sitiada por autócratas amenazantes pueden parecer remotas, incluso después de la insurrección del expresidente Donald Trump en el Capitolio y su intento de robar las elecciones de 2020.

Pero en Polonia, vecina de Ucrania, la libertad es lo suficientemente fresca como para ser todavía una novedad. En una torturada historia del siglo XX, el país, dividido entre Oriente y Occidente, fue conquistado repetidamente, fue gobernado por tiranos extranjeros y vio cómo millones de sus habitantes eran purgados o expulsados como refugiados de sus hogares destruidos por la guerra.

Polonia vuelve a encontrarse en primera línea de conflicto. Está en la línea divisoria entre los estados del club de la OTAN, al que ahora pertenece, y la órbita rusa del presidente Vladimir Putin, que incluye a otro vecino polaco, Belarús. Polonia abrió sus fronteras a más de 2 millones de los 3,7 millones de ucranianos que huyeron del embate de Putin, y la guerra se acercó a sus fronteras con un ataque ruso en una base en el oeste de Ucrania a principios de este mes.

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Al igual que Ucrania, Polonia vivió durante décadas bajo el puño de hierro comunista de Moscú. Al igual que los ucranianos, los polacos suelen ser valientes, desconfían profundamente de los rusos y tienen la lucha por su libertad y soberanía arraigada en su ADN. A diferencia de Ucrania, una de las repúblicas fundadoras de la Unión Soviética, Polonia llegó a Occidente después de décadas bajo el paraguas del Pacto de Varsovia. Y además de estar en la OTAN, es miembro de la Unión Europea, aunque recientemente ha tenido tensiones con Bruselas por sus propios coqueteos con el nacionalismo populista.

A medida que aumentaba la amenaza de Putin en los últimos años, Polonia acogió rotaciones de tropas y aviones estadounidenses. En febrero, antes de que Putin invadiera Ucrania, Polonia fue una de las naciones a las que Biden envió 3.000 soldados para reforzar el flanco oriental de la alianza. Si la guerra en Ucrania se convierte en un conflicto más amplio entre Rusia y Occidente, una perspectiva aterradora, es muy probable que suceda en Polonia.

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“Creemos que es el lugar correcto para que (Biden) vaya para poder ver tropas, poder ver expertos humanitarios y poder reunirnos con un aliado de primera línea y muy vulnerable”, dijo el asesor de seguridad nacional de EE.UU. Jake Sullivan esta semana.

El viaje de Biden se produce varias semanas después de que la vicepresidenta Kamala Harris estuviera en Varsovia y ayudara a aliviar un desacuerdo entre los dos gobiernos sobre el plan de Polonia de enviar aviones de la era soviética a Ucrania. Biden se opuso a la transferencia, razonando que Putin podría verlo como una escalada del conflicto que podría crear una cascada de consecuencias y un enfrentamiento entre Occidente y Rusia, lo que pondría en riesgo un intercambio nuclear.

Vínculos profundos con Washington

Los estadounidenses --y los presidentes estadounidenses-- son populares en Polonia, un legado del fuerte apoyo estadounidense al movimiento disidente Solidaridad, que se nutrió en los astilleros de la ciudad norteña de Gdansk y creó algunas de las primeras grietas en el Imperio Soviético, con el apoyo del Papa polaco, Juan Pablo II.

Ronald Reagan, el presidente de Estados Unidos al que se atribuye principalmente haber ganado la Guerra Fría, fue reverenciado en Polonia. Y sus sucesores a menudo han encontrado una cálida bienvenida en las giras europeas. Polonia, consciente de su deuda con EE.UU. y ansiosa por construir lazos más fuertes con Occidente, envió tropas a las guerras estadounidenses de principios del siglo XXI en Afganistán e Iraq, incluso cuando muchos de los aliados más antiguos de Washington se resistían a unirse al último conflicto.

Durante los próximos dos días, Biden se reunirá con el presidente polaco Andrzej Duda y se espera que visite las fuerzas estadounidenses enviadas para reforzar las defensas de Polonia. Biden insinuó que también visitaría a algunos de los miles de refugiados ucranianos en el país, para destacar la grave crisis humanitaria desatada por Putin que está poniendo a prueba los servicios gubernamentales y de salud en Europa del Este. Biden, quien anunció el jueves que Estados Unidos aceptaría hasta 100.000 refugiados ucranianos, insinuó después de una cumbre de la OTAN que se reuniría con algunas de las multitudes que huyeron de los bombardeos civiles de Putin en Ucrania.

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Antes de esa posible visita, el presidente reflexionó sobre los refugiados que había conocido en campamentos en otras partes del mundo a lo largo de los años.

"Ves niños sin padres en esos campamentos... hombres y mujeres que están completamente perdidos... y ves esa mirada en blanco en sus rostros, ese sentimiento absoluto de 'Dios mío, ¿dónde estoy?'", dijo Biden.

Polonia está acostumbrada a ser una metáfora presidencial

Los presidentes de EE.UU. han visto durante mucho tiempo a Polonia como un ejemplo de la salvaguarda de las libertades para las que la OTAN se creó y han elogiado su larga y exitosa batalla por su propia existencia, una lucha que Ucrania ahora está librando.

Polonia fue destripada a mediados del siglo XX cuando casi toda su importante población judía murió en el Holocausto. Los campos conservados en Auschwitz-Birkenau, al oeste de la ciudad sureña de Cracovia, se alzan como un recuerdo inquietante de los horrores de la ocupación nazi. Sin embargo, la caída del Tercer Reich no trajo la liberación. Polonia soportó entonces casi medio siglo de represión comunista impuesta por Rusia.

En 2003, en Cracovia, el presidente George W. Bush elogió la expansión hacia el este de la OTAN, que tanto ha irritado a Putin, y dijo que había traído "la paz y la seguridad de nuestra alianza a las jóvenes democracias de Europa". En ese momento, sin embargo, Bush estaba más preocupado por las guerras gemelas en Afganistán e Iraq lanzadas después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 que por un renovado enfrentamiento con Moscú.

En 2014, en conmemoración del 25 aniversario de una elección que inició un proceso que condujo a la caída de los gobernantes comunistas en Varsovia, el presidente Barack Obama dijo: "La victoria de 1989 no fue inevitable. Fue la culminación de siglos de lucha polaca".

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Pero Trump eligió un tono diferente al viajar a Varsovia en 2017 para alinearse con las fuerzas de derecha en Polonia y Europa hostiles a la UE, un bloque que el entonces presidente aborrecía. En un discurso que redefinió los valores occidentales tradicionales y desarrolló su propia marca de nacionalismo populista, Trump reafirmó el credo del Artículo 5 de la OTAN de que un ataque a un miembro es un ataque a todos. Pero también criticó las evaluaciones de inteligencia de EE.UU. de que Rusia había interferido en las elecciones de 2016 en comentarios que reforzaron a Putin, advirtió que una ola de inmigración musulmana y controles fronterizos laxos amenazaban los valores occidentales y arremetió contra los periodistas estadounidenses en una nación que había sido acusada por el UE de erosionar sus propias libertades de prensa.

El mensaje de Biden será muy diferente.

Después de reunirse con Duda en Varsovia el sábado, el presidente pronunciará un discurso que, según la Casa Blanca, enmarcará la invasión rusa de Ucrania como un desafío al propósito central de su presidencia en el país y en el extranjero: asegurar "un futuro arraigado en principios democráticos".