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Análisis

ANÁLISIS| Las atrocidades recientes en Ucrania eran inevitables... y no serán las últimas

Por análisis de Stephen Collinson

(CNN) — Nunca más, esa frase que se pronuncia con frecuencia luego de crímenes contra la humanidad, casi jamás significa, en la práctica, un nunca más. Las escenas repugnantes de fosas comunes y de civiles asesinados en Ucrania este fin de semana, que se han conocido tras la retirada de las tropas rusas de Kyiv, están arrastrando al mundo a una de las atrocidades más crueles de la humanidad.

Este domingo, un equipo de CNN observó al menos una docena de muertos dentro de bolsas para cadáveres apiladas en una fosa común en la ciudad de Bucha, al noroeste de la capital. Los residentes dicen que alrededor de 150 personas están enterradas allí, mientras el alcalde señaló en declaraciones públicas el día anterior que podría haber hasta 300 víctimas en el lugar. CNN no pudo verificar de forma independiente esas cifras ni las identidades o nacionalidades de quienes están enterrados en la fosa común.

Devastadoras escenas en Ucrania

Estas devastadoras escenas se conocieron luego de que Agence France-Presse publicó las imágenes que tomó en la misma ciudad y que mostraban los cadáveres de al menos 20 civiles alineados en una sola calle de Bucha. Algunos estaban boca abajo. Otros cayeron sobre sus espaldas, con la boca abierta del horror. Las manos de un hombre estaban atadas a su espalda. Otro yacía solo, junto a su bicicleta en un banco con hierba. Rusia ––enfrentando una cacofonía de repulsión global–– acusó característicamente a Ucrania de simular las horribles escenas. CNN no ha podido confirmar de forma independiente los detalles sobre las muertes de los hombres.

Cuerpos sin vida en las calles de Bucha, en Ucrania 0:49

Tal vez haya una pequeña posibilidad de que esas horribles imágenes resulten emblemáticas en un punto de inflexión en la guerra, al catalizar una acción de Occidente más sólida y un nuevo compromiso diplomático que podría cambiar aún más el rumbo del conflicto contra Rusia.

Pero la única forma concebible de que los civiles ucranianos puedan estar a salvo es si las fuerzas occidentales intervienen en el conflicto. O si el presidente de Rusia, Vladimir Putin, suspende repentinamente su ataque.

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Ninguna de las dos opciones es probable. Sobre todo, porque Occidente ha impuesto límites a su propia acción para evitar un conflicto directo con Moscú, que posee armas nucleares. Y Putin siempre ha considerado la vida de los civiles que se atraviesa en su camino como irrelevante.

Aún así, la evidencia de estas atrocidades subraya el trágico entendimiento de que tal maldad no es simplemente el legado histórico de guerras anteriores.

Esto obligará a los líderes y a los ciudadanos a considerar ––o suprimir–– el mismo dilema moral que las generaciones anteriores enfrentaron, en su mayoría, de manera retrospectiva: ¿por qué no se hizo más para salvar a los inocentes de tal horror?

El mundo no debería sorprenderse

La vida sigue, pese a la guerra 2:38

Los cadáveres de civiles, aparentemente ejecutados, que quedaron tirados en las calles de Bucha provocaron una ola de tuits y comentarios de indignación entre los líderes mundiales.

Pero las terribles escenas no deberían sorprender a nadie familiarizado con las tácticas brutales de Putin y la realidad de una cruel guerra terrestre.

En cambio, son el resultado casi inevitable de una invasión despiadada e ilegal contra una nación soberana. Son la reacción violenta de un ejército ruso maltrecho que no esperaba mucho de una pelea. Y también las temibles doctrinas del Kremlin que desataron una matanza en Chechenia y Siria, como una forma de guerra total de la década de 1940 se desarrolla 20 años después del siglo XXI.

Surgen de los mismos impulsos crueles que llevaron a los bombardeo contra ciudades y hospitales, edificios de apartamentos y refugios antiaéreos de parte de las fuerzas rusas en una operación que parece, para la mayoría del mundo, un intento por borrar a Ucrania del mapa.

Hace una semana, Washington estaba en medio de un alboroto porque el presidente Joe Biden dijo que las aparentes atrocidades de Putin significaban que era un "carnicero" que no debería permanecer en el poder. Ahora su supuesta metida de pata parece menos un desliz verbal sobre un cambio de régimen ––que Estados Unidos dice no comenzará–– que un juicio moral profético.

Zelensky pide erradicar "tal mal"

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, emitió su llamado más mordaz sobre acciones adicionales para salvar a su pueblo, después de que el horror en Bucha paralizara al mundo.

"El mundo ya ha visto muchos crímenes de guerra. En diferentes momentos. En diferentes continentes. Pero es hora de hacer todo lo posible para que los crímenes de guerra del Ejército de Rusia sean la última manifestación de tal maldad en la tierra", dijo.

La declaración aguda de Zelensky durante un discurso en video fue una variación del refrán conocido ––después de las atrocidades de Siria a Camboya, y de Ruanda a Bosnia durante los últimos 50 años, y que se remontan al Holocausto nazi–– que nunca se debe permitir que tal inhumanidad vuelva a reinar libremente.

Sin embargo, como muchos otros, este conflicto en Ucrania es susceptible a las mismas advertencias y restricciones de la acción global para proteger a civiles de los tiranos. Incluida. la actual represión que sufren los musulmanes uigures de China o el reciente genocidio de Myanmar contra los rohinyás.

Los ucranianos quedaron expuestos

Occidente simplemente carece de la voluntad política, el compromiso militar total, el mandato legal internacional ––o la aceptación de las consecuencias geopolíticas que habría–– para emprender intervenciones que prevengan crímenes de guerra generalizados.

La pregunta más apremiante ahora es si las tragedias individuales de los civiles que fueron asesinados sin piedad en Ucrania tendrán algún efecto en mitigar la tragedia más amplia del conflicto que indirectamente condujo a sus muertes.

Los ucranianos quedaron expuesto a tales represalias cuando Biden y otros líderes de Occidente decidieron que la intervención militar directa en el conflicto ––incluidas las zonas de exclusión aérea sobre Ucrania, que no es un miembro de la OTAN–– podría desencadenar una fuerte guerra con Rusia. Lo que a su vez implicaría el riesgo de una escalada nuclear que amenazaría a toda la humanidad.

A largo plazo, tales consideraciones bien pueden ser prudentes. El primer deber de un líder electo es la seguridad de su propia gente.

Putin entiende claramente el dilema de Occidente. Su ruido de sables nucleares al principio de la invasión, por ejemplo, provocó una alarma generalizada en Occidente. Y también especulaciones sobre el estado mental y emocional del hombre que tiene un dedo en el botón nuclear de Rusia.

EE.UU. ha proporcionado grandes cantidades de misiles antitanques y antiaéreos a Ucrania. Sin embargo, la preocupación por atravesar una línea roja invisible y provocar a Putin hizo que Biden y otros líderes de la OTAN frustraran un plan de Polonia para enviar aviones de la era soviética que ayudaran a los pilotos de Zelensky a establecer el dominio sobre los cielos.

Los próximos días determinarán si el horror de este fin de semana llevará a Biden a acercarse a esa línea. Antes de que estallara la noticia sobre las atrocidades en Bucha, varias fuentes le dijeron a Jim Sciutto y Kaitlan Collins, de CNN, que Estados Unidos estaba listo para facilitar la transferencia de tanques T-72 de la era soviética a Ucrania.

Líderes mundiales lamentan un fin de semana de terror en Ucrania

El impacto inmediato y práctico de las terribles imágenes de Bucha desató consternación y condena entre los gobiernos de Occidente. Además de llamados para investigaciones sobre crímenes de guerra y promesas de sanciones aún más duras contra el régimen de Putin.

Es posible que el descenso a un horror todavía más profundo en Ucrania este fin de semana lleve a una investigación formal sobre crímenes de guerra. Pero el tribunal de la ONU en La Haya no realiza juicios en ausencia. Así que la justicia podría estar a años de distancia, en el mejor de los casos. Y si bien es valioso investigar y documentar los crímenes de guerra, así como responsabilizar a los que están más abajo en la cadena de mando, es difícil ver alguna circunstancia en el futuro cercano en la que Rusia entregue a Putin.

Ucrania: destrucción, luto y niños heridos en Mikolayv 1:39

Cualquier acción de las Naciones Unidas seguramente enfrentaría un veto en el Consejo de Seguridad de parte de Rusia. Otro de los cinco miembros permanentes del consejo, China, probablemente también consideraría tales investigaciones como una amenaza potencial dado su complejo historial de derechos humanos.

Posibilidad de rendición de cuentas por crímenes en Ucrania

Esa posibilidad limitada de rendición de cuentas significa que Occidente podría recurrir a su herramienta ya conocida: más sanciones contra Rusia, contra Putin y contra las personas que lo rodean. Las supuestas atrocidades en Ucrania sin duda conducirán a más demandas para que los líderes de Occidente envíen más ayuda letal al gobierno de Kyiv. Es aún más difícil que a Rusia se le permita volver a la actividad diplomática regular con líderes occidentales, al menos mientras Putin esté en el poder.

A pesar de la potencia de los misiles antitanque y antiaéreos occidentales, así como de los costos debilitantes que se le imponen a la economía de Rusia y el estatus de paria que ahora estigmatiza al país, hay poca evidencia de que Putin sea influenciado para que deje de apuntar los civiles. Simplemente nunca ha sido parte de su carácter en más de 20 años de gobierno de hombre fuerte.

Y mientras las fuerzas rusas parecen reagruparse lejos de Kyiv ––un factor para descubrir las atrocidades que aparentemente dejaron atrás––, Putin da todos los indicios de que se prepara ara una larga guerra cimentada en el este de Ucrania.

Así que la indignación es, por ahora, la reacción occidental dominante.

El primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, calificó de "despreciables" los ataques contra civiles inocentes y prometió justicia a través de la Corte Penal Internacional. En declaraciones al programa "State of the Union" de CNN, el secretario de Estado de EE. U., Antony Blinken, dijo este domingo que las imágenes de civiles muertos eran "un puñetazo en el estómago". Además, prometió que EE. UU. documentaría los crímenes de guerra de Rusia y buscaría la rendición de cuentas. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, expresó "horror, dolor e indignación". El primer ministro de Italia, Mario Draghi, dijo que las imágenes lo dejaron "asombrado".

¿Qué hay más allá de la indiganción?

Sin duda, las expresiones de disgusto fueron sinceras. Pero, en momentos como estos, los líderes mundiales a menudo parecen estar atrapados en concursos sobre quién puede registrar el mayor horror en un proceso de inflación retórica que oculta las verdaderas preguntas en juego.

Johnson, por ejemplo, advirtió que "ninguna negación o desinformación del Kremlin puede ocultar lo que todos sabemos que es verdad: Putin está desesperado, su invasión está fracasando y la determinación de Ucrania nunca ha sido más fuerte".

Pero es probable que nada de lo que dijo Johnson cambie el enfoque despiadado y la voluntad del líder ruso de infligir el dolor más brutal a los civiles. Además, las lecciones de la historia y las limitaciones estratégicas de Occidente significan que es casi seguro que las horribles escenas descubiertas en Bucha este fin de semana están lejos de ser los últimos, o los peores, crímenes contra la humanidad en esta feroz guerra.