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Análisis

ANÁLISIS | El proceso de confirmación de la jueza Jackson demuestra que las luchas históricamente partidistas en la Corte Suprema son la nueva normalidad

Por Tierney Sneed

(CNN) -- Los desafíos legales en torno a la confirmación de la jueza Ketanji Brown Jackson pueden ser menores de lo que han sido las luchas en la Corte Suprema en la última década. Pero eso no ayudó a calmar el ambiente partidista que ha llegado a definir las candidaturas a la más alta magistratura de Estados Unidos.

La votación final en el Senado sobre la designación de Jackson, a finales de esta semana, será una de las más reñidas de la historia de la Corte Suprema, aunque su confirmación nunca estuvo realmente en duda. Gran parte de los procedimientos de la Comisión en torno a su postulación se centraron en las luchas en torno a los candidatos anteriores y a qué partido se debe culpar por politizar el proceso de confirmación de la Corte Suprema.

Al anunciar su apoyo a Jackson, la senadora Lisa Murkowski, del Partido Republicano de Alaska, dijo explícitamente que, además de estar satisfecha con las credenciales individuales de Jackson, quería rechazar la "corrosiva politización del proceso de revisión de los candidatos a la Corte Suprema, que, en ambos lados del pasillo, está empeorando y alejándose más de la realidad cada año".

"Aunque no he estado ni estaré de acuerdo con todas las decisiones y opiniones de la jueza Jackson, su enfoque de los casos es cuidadosamente considerado y generalmente bien razonado", dijo Murkowski.

Más tarde dijo a CNN sobre las audiencias de la Comisión Judicial: "Creo que hubo un nivel de ataque personal que no estaba justificado".

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Esa valoración dista mucho de la forma en que la mayoría de los otros republicanos han resistido la designación de Jackson, incluso cuando elogiaron lo que Jackson –quien será la primera mujer negra en la Corte– ha logrado en su ascenso legal.

Durante la votación de la Comisión Judicial del Senado el lunes, el senador republicano de Texas, Ted Cruz, dijo que Jackson sería "la jueza más extrema y más a la izquierda".

El senador demócrata de Delaware, Chris Coons, diría más tarde: "No es una jueza activista liberal radical y no creo que ninguno de nosotros deba hacer proclamas sobre lo que estamos seguros que haría a la trayectoria del derecho estadounidense".

Con tres votos republicanos esperados a favor de Jackson, la candidata del presidente Joe Biden tendrá menos votos del partido que se opone a ella que los nueve y cinco votos respectivos de los republicanos que recibieron las juezas de Obama, Sonia Sotomayor y Elena Kagan. El apoyo republicano a Jackson, sin embargo, será mayor que el que los demócratas dieron a los jueces Amy Coney Barrett y Brett Kavanaugh: la primera no recibió ningún voto demócrata y el segundo solo uno.

Cuando el juez conservador Antonin Scalia y la liberal Ruth Bader Ginsburg fueron confirmados hace una generación, recibieron poca oposición en el Senado, incluso cuando sus inclinaciones ideológicas eran bien conocidas.

El lunes, sin embargo, el senador Lindsey Graham afirmó que un Senado controlado por los republicanos ni siquiera habría celebrado una audiencia para Jackson, que recibió apoyo bipartidista en confirmaciones anteriores y ha sido respaldada ahora por muchos prominentes abogados y exjueces conservadores.

"Si estuviéramos al mando, ella no se habría presentado ante esta Comisión", dijo Graham, republicano de Carolina del Sur. "Tendrían a alguien más moderado que esto".

El retraso en la llegada del senador demócrata, Alex Padilla –por problemas de viaje–, fue otro recordatorio de lo peligroso que es el camino para un candidato demócrata en un Senado 50-50. La Comisión esperó durante tres horas su regreso antes de llegar a un punto muerto en la aprobación de su nombramiento.

Un aplazamiento de unas horas no hizo que los demócratas abandonaran sus planes de confirmar a Jackson antes de las vacaciones de Semana Santa del Senado. Pero hubo otros episodios en el último año que mostraron la escasa ventaja que tiene Biden en su capacidad de poner un nuevo juez en la Corte Suprema.

El tiempo que el senador demócrata de Vermont, Patrick Leahy, pasó en el hospital al principio del Gobierno de Biden envalentonó los llamados de la izquierda para que Breyer no postergara su retiro hasta que fuera demasiado tarde para garantizar que Biden pudiera confirmar su reemplazo. Después de que Breyer anunciara en enero sus planes de retirarse tras este mandato, el senador demócrata de Nuevo México, Ben Ray Luján, sufrió un derrame cerebral que le mantuvo alejado de la Cámara del Senado durante un mes.

La senadora de Maine, Susan Collins, una de las otras republicanas que apoyan a Jackson, calificó el proceso de confirmación del Senado de roto, en parte porque en los últimos años se ha dejado de juzgar a los candidatos por su "experiencia, cualificación e integridad".

El tercer senador republicano que votará a favor de Jackson esta semana se había opuesto, a diferencia de Murkowski y Collins, cuando fue designada el año pasado a la Corte de Apelaciones del Circuito de Estados Unidos.

"Aunque no espero estar de acuerdo con todas las decisiones que pueda tomar en la Corte, creo que cumple con creces el estándar de excelencia e integridad", dijo el lunes el senador republicano de Utah, Mitt Romney.

Ketanji Brown Jackson ante el Senado: Mi papel como jueza es limitado 4:48

"Sentimientos heridos" que los senadores aún conservan

Republicanos y demócratas no discrepan en que el proceso de confirmación de la Corte Suprema ya no es lo que era. Pero la responsabilidad de que se haya descarrilado fue un punto de discusión frecuente durante el proceso de confirmación de Jackson, incluso en la votación del lunes.

"Está claro que hay algunos sentimientos heridos, algunos, algunos rencores que los miembros de la Comisión pueden estar guardando, y lo entiendo", dijo el senador Jon Ossoff, un demócrata de Georgia que fue electo apenas el año pasado.

A medida que Jackson avanzaba en el proceso, los republicanos sacaron a relucir repetidamente no solo las recientes luchas en el Senado en torno a la confirmación de Barrett y Kavanaugh, sino cómo los demócratas abordaron las postulaciones judiciales hace décadas, remontándose a la designación de Robert Bork para la Corte Suprema en 1987, cuya confirmación fue rechazada por un estrecho margen en una votación bipartidista en el Senado.

Los republicanos afirmaron que, al enmarcar su oposición en torno al enfoque jurídico de Jackson, no hacían más que juzgarla, según el estándar establecido por los demócratas que se oponían a los candidatos judiciales en función de sus puntos de vista sobre la ley.

"Si las preguntas fueron difíciles es porque su historial está en el extremo", dijo Cruz el lunes, una afirmación rebatida por el mentor legal del senador, Michael Luttig, un exjuez de apelación conservador que ha apoyado a Jackson.

Los republicanos también señalaron una batalla de confirmación a la Corte de Apelaciones de la década de 2000 para afirmar que los demócratas se habían interpuesto en el camino de una mujer negra que hiciera historia en la Corte Suprema en el pasado.

Graham dijo que "la única razón" por la que Jackson es la primera mujer negra designada a la Corte Suprema fue porque los demócratas pusieron en práctica el filibusterismo durante dos años la postulación a la Corte de Apelaciones de Janice Rogers Brown y amenazaron con hacerlo de nuevo si también era nombrada a la Corte Suprema. (Brown fue finalmente confirmada para la Corte de Apelaciones del Circuito de EE.UU. y nunca fue postulada para la Corte Suprema).

Para los demócratas, sin embargo, fue el tratamiento que los republicanos dieron al ahora secretario de Justicia, Merrick Garland, cuando fue nominado para la Corte Suprema por el entonces presidente Barack Obama, en 2016, lo que realmente cambió el juego.

El senador de Nueva Jersey, Cory Booker, denunció no solo la "ridiculez" de que la designación de Garland no obtuviera una audiencia en el Senado, controlado por los republicanos, sino también cómo algunos republicanos en ese momento prometían seguir bloqueando cualquier postulación de Hillary Clinton si esta era elegida presidenta ese año.

Lo que diferencia a Jackson de las luchas por Garland y Bork –y de las batallas en torno a Kavanaugh y Barrett– es que no se espera que cambie significativamente la inclinación de la Corte. Una vez que sea confirmada, los votos decisivos seguirán siendo Kavanaugh y Barrett, que han votado mayoritariamente con los otros conservadores desde que se convirtieron en los votos fundamentales de la Corte Suprema.