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Salud mental

¿Cómo afectan los simulacros de cierre de emergencia a los niños?

Por Madeline Holcombe

(CNN) -- Cuando la hija del Dr. David Schonfeld llegó a casa y contó la historia de que habían tenido un simulacro de cierre de emergencia en la escuela, habló sobre haber bromeado con otros estudiantes mientras su clase se escondía en un armario durante 30 minutos.

Schonfeld, pediatra y director del Centro Nacional de Crisis y Duelo Escolar del Hospital Infantil de Los Ángeles, se sorprendió al escuchar la frivolidad. Fue justo después del 11 de septiembre, y le recordó a su hija, que entonces estaba en la escuela secundaria, que esos simulacros eran serios y debían ser tratados como tales.

"Papá, sé que es algo serio. Por eso estaba bromeando", recuerda que le dijo.

A continuación, habló del miedo que impregnaba el armario y de la creciente sensación de pánico. Los estudiantes sabían que se trataba de un simulacro, pero la idea del peor de los escenarios y la realidad de por qué estaban todos allí les superaba.

La masacre que terminó con la vida de 19 estudiantes y dos profesoras en una escuela de Uvalde, Texas esta semana conmocionó a la nación, pero estos tiroteos son cada vez más frecuentes, dijo Schonfeld. Además de la pérdida y el estrés relacionados con el covid-19, los niños de hoy crecen con noticias sobre estudiantes asesinados en las escuelas y con simulacros para prepararlos ante la posibilidad de que esa violencia pueda ocurrir en su campus.

"Incluso si no estuvieran en Texas, creo que los niños tienen más ansiedades y preocupaciones relacionadas con los tiroteos en las escuelas", dijo el psicólogo clínico Robin Gurwitch. "¿Cómo podemos apoyar mejor a los estudiantes antes, durante y después?"

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Los menores suelen ser conscientes en algún nivel de la violencia que se produce en todo el país, dijo Gurwitch, profesor del departamento de psiquiatría y ciencias del comportamiento del Centro Médico de la Universidad de Duke y asesor principal del programa de terrorismo y desastres de la Red del Centro Nacional de Estrés Traumático Infantil. E incluso los mejores simulacros de cierre de emergencia pueden avivar el miedo y la ansiedad en ellos, añadió Schonfeld.

Se enfrentan a una amenaza a su mundo asumido, o a un acontecimiento que modifica las suposiciones que hacen sobre el mundo desde una edad temprana, dijo. También pueden ser objeto de estrés secundario, que puede ocurrir cuando el trauma que observan les afecta, dijo Charles Figley, director del Instituto de Traumatología de la Universidad de Tulane.

Los simulacros de cierre de emergencia no siempre son una preparación para enfrentarse a un agresor; pueden ser para cualquier amenaza de peligro, pero no necesariamente se realizan de la misma manera en todo el país y pueden tener un impacto negativo en los estudiantes cuando se hacen de manera incorrecta, dijo Jaclyn Schildkraut, profesora asociada del departamento de justicia penal de la Universidad Estatal de Nueva York en Oswego, cuya investigación se centra en los tiroteos escolares y masivos.

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Los estudiantes participan en un ejercicio de entrenamiento de respuesta a un atacante armado en una escuela secundaria de Fountain, Colorado, en 2017.

No todos los simulacros son iguales

Prepararse para una posible catástrofe tiene algunos beneficios, dijo Schonfeld.

Queremos saber que existe algún nivel de protocolo para mantener la calma y la mayor seguridad posible si hubiera un cierre, al igual que si hubiera un incendio, un terremoto o un tornado, dijo.

Pero hay formas de llevarlos a cabo que son mejores para el bienestar mental de los estudiantes, dijo Schildkraut.

Los simulacros no deben ser una sorpresa. Lo ideal es que los padres estén informados y que los alumnos sepan que se trata de un simulacro y que no hay un peligro presente, dijo Gurwitch.

"Puede haber cierta tranquilidad al saber que esto es lo que se supone que debo hacer", añadió. "No creo que mi escuela vaya a incendiarse porque tengamos un simulacro de incendio, pero sé qué hacer en caso de que eso ocurra".

Los simulacros tampoco deben ser sensacionalistas, con sangre y disparos falsos o personas que representen a los agresores, dijo Schonfeld. Esos ejercicios, llamados simulacros de agresor armado o de alta intensidad, no muestran un beneficio para los estudiantes y pueden ser innecesariamente abrumadores, dijo.

"No subimos la temperatura ni ponemos humo en el pasillo para simular un incendio real", dijo.
Schildkraut entrena a las escuelas en los simulacros y recoge datos sobre el impacto que tienen en los estudiantes.

Y la preparación que les enseña a buscar la seguridad puede aliviar cierto nivel de ansiedad, dijo.

Sin embargo, el entrenamiento puede llevarse demasiado lejos, dijo Schonfeld. La preparación que dice a los niños que deben intervenir en una situación de violencia puede ponerlos en una situación imposible y luego dejarlos con sentimientos de culpa y vergüenza tras un ataque real, añadió.

Cómo podemos ayudar a los niños

Ayudar a los niños a superar sus temores sobre la posible violencia en la escuela no es fácil, pero hacer un esfuerzo para ello puede empezar de forma sencilla, dijo Gurwitch.

En primer lugar, los adultos deben iniciar la conversación. Puede ser difícil sacar a relucir temas que dan miedo, pero evitarlos puede hacer que los niños sientan que no tienen un lugar al que acudir para hacer preguntas, lo cual es clave para que se sientan más seguros.

Los niños de distintas edades tienen probablemente diferentes niveles de conciencia, y es importante tener en cuenta su etapa de desarrollo al hablar de la violencia y los simulacros de cierre de emergencia, dijo Gurwitch. Se puede empezar preguntando qué es lo que saben ya.

Como cuidadores, queremos tranquilizar a los niños diciéndoles que nunca les pasará nada malo, pero es mejor evitarlo o minimizar sus miedos, dijo Schonfeld.

Podemos asegurarles que los adultos que forman parte de su vida hacen todo lo posible para mantenerlos a salvo y mostrarles las medidas que su familia, su escuela y su comunidad podrían adoptar, añadió Gurwitch.

También es importante compartir y modelar las habilidades de afrontamiento que se utilizan, como la respiración, la distracción, la meditación y las conversaciones con los seres queridos. Asegúrate de que tus hijos sepan que no todo funciona igual para las personas, pero que estás ahí para ayudarles a encontrar lo que mejor funciona para ellos.

Los informes sobre la violencia y los preparativos para su posibilidad en un lugar al que los estudiantes acuden casi a diario pueden ser estresantes, y no es de extrañar que aviven los sentimientos de miedo, tristeza o ansiedad. La forma en que se manifiestan esos sentimientos puede no ser la misma para todos los niños, pueden producirse dolores de cabeza, cambios de comportamiento o ausencias escolares, así que asegúrate de mantener la conversación abierta y no tengas miedo de buscar ayuda de un profesional de la salud mental, dijo Figley, del instituto de Tulane.