Hong Kong (CNN) – Durante décadas, el Gobierno de China ha tratado de borrar todos los recuerdos de su sangrienta represión militar de las protestas de la Plaza de Tiananmén, especialmente en torno al aniversario del 4 de junio.
Pero este año, esos intentos han resultado contraproducentes, llamando la atención y suscitando preguntas sobre la masacre por parte de jóvenes usuarios de internet chinos, que hasta entonces habían permanecido ajenos a ella.
La debacle comenzó el viernes por la noche, cuando un programa de Li Jiaqi, el principal presentador de comercio electrónico del país, terminó abruptamente después de que él y su copresentadora presentaran a la audiencia un plato de helado Viennetta de la marca británica Wall’s.
El helado en capas, adornado con galletas Oreo en sus lados y lo que parecía ser una bola de chocolate y un palito de chocolate en la parte superior, se asemejaba a un tanque, un símbolo extremadamente delicado para ser exhibido en público justo horas antes de la medianoche del 4 de junio.
En la víspera del 4 de junio de 1989, los dirigentes chinos enviaron tanques y tropas fuertemente armadas para desalojar la Plaza de Tiananmén de Beijing, donde estudiantes manifestantes se habían reunido durante semanas para exigir democracia y mayores libertades.
La represión, en la que murieron cientos, si no miles, de manifestantes desarmados, es rechazada en las aulas y estrictamente censurada en los medios de comunicación y en Internet. Los censores son especialmente vigilantes en el período previo a su aniversario, borrando rápidamente de Internet incluso las referencias más vagas, desde emojis de velas hasta frases codificadas como “35 de mayo”.
Como resultado, muchos jóvenes chinos, especialmente los nacidos después de la masacre de Tiananmén, han crecido sin saber nada de la tragedia.
Por eso no es de extrañar que muchos de los seguidores de Li, en su mayoría jóvenes, se sintieran desconcertados por la repentina suspensión de su espectáculo del viernes, durante el cual vendía una amplia gama de aperitivos y bebidas, desde galletas hasta refrescos.
“¿Qué demonios pasó con Li Jiaqi? Su livestream desapareció de repente. ¿Alguien que lo sepa puede decírnoslo?”, preguntó un usuario en Weibo, la plataforma china similar a Twitter.
Es posible que el propio Li, nacido en 1992, tampoco fuera consciente del simbolismo. Tras hacerse famoso como el “rey del lápiz labial” después de vender 15.000 labiales en solo cinco minutos en 2018, Li se había esmerado por quedar bien con las autoridades. Como muchos de sus compañeros han descubierto, un error político supone el riesgo de perder patrocinios empresariales o algo peor.
Poco después de que se cortara su livestream, Li dijo a sus 50 millones de seguidores en Weibo que su equipo estaba arreglando una “falla técnica” y les pidió que “esperaran un momento”. Dos horas más tarde, se disculpó en otra publicación diciendo que la transmisión en vivo ya no podría reanudarse esa noche debido a “una falla de nuestro equipo interno”.
“Todo el mundo, por favor, váyanse a la cama temprano. Les traeremos los productos que no se han emitido (esta noche) en futuros livestreams”, escribió.
Pero los livestreams prometidos nunca llegaron. El domingo, Li no se presentó en otro programa previsto, confundiendo y preocupando aún más a los fans.
El lunes, una búsqueda del nombre de Li dejó de arrojar resultados relevantes en Taobao, el sitio de compras en línea donde se transmitió el espectáculo de Li en vivo. Li cuenta con 60 millones de seguidores en el sitio.
CNN se puso en contacto con Mei One, la agencia de Li, con Unilever, la multinacional británica propietaria de Wall’s, y con Alibaba, el gigante tecnológico chino propietario de Taobao, para obtener sus comentarios.
En Weibo, empezaron a proliferar las publicaciones y los comentarios que relacionaban la suspensión de la emisión de Li con el helado en forma de tanque. Algunos fans dijeron que se habían enterado de la sensibilidad del símbolo del tanque sorteando el Gran Cortafuegos de la censura en línea de China, aludiendo a la masacre como “ese evento”. Las discusiones se produjeron en términos velados bajo la atenta mirada de los censores, y muchas de ellas desaparecieron poco después de ser publicadas.
Entre los mensajes que permanecieron visibles estaban los que prometían “confiar en nuestro Partido (Comunista) y confiar en nuestro Estado” a pesar de conocer la represión. Otros decían que creían que Li había sido incriminado por “capitalistas” o “fuerzas extranjeras”.
Eric Liu, analista de China Digital Times, un sitio web de noticias con sede en Estados Unidos que hace un seguimiento de la censura en China, dijo que el Gobierno de China se encontraba en una encrucijada: si censuraba el nombre de Li por completo, se arriesgaba a llamar aún más la atención sobre el caso. Por lo tanto, Weibo tuvo que desplegar una gran cantidad de energía humana para censurar manualmente cada publicación que menciona el nombre de Li, dijo Liu.
“Esto es el efecto Streisand”, dijo, refiriéndose a la consecuencia no deseada de llamar la atención sobre la información tratando de que sea censurada.
“La censura consiste en ocultar la verdad al público. Pero si la gente no lo sabe, seguramente seguirá cometiendo ‘errores’ como éste”, dijo.
Ya han ocurrido incidentes similares. El año pasado, a Xiaohongshu, una aplicación social china similar a Instagram, le cerraron su cuenta de Weibo después de que la empresa preguntara en una publicación el 4 de junio: “Dime en voz alta, ¿qué fecha es hoy?”.