CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Análisis

ANÁLISIS | Coches bomba y confusión: el asesinato de Darya Dugina es un recuerdo de la Rusia de los 90

Por Nathan Hodge

(CNN) -- La muerte de Darya Dugina, la hija del agitador ultranacionalista ruso Alexander Dugin, es a primera vista un recuerdo de la Rusia de los 90, cuando los mafiosos saldaban cuentas con asesinatos a sueldo y coches bomba.

González Moscote: Muerte de Dugina podría venir del mismo Kremlin 1:34

Dugin es una criatura de la misma década. Emergió de la política marginal, sobre todo como miembro fundador del partido Nacional Bolchevique, provocadores políticos que combinaron el simbolismo comunista y fascista con una gran dosis de sentimiento antioccidental. Hay opiniones divergentes sobre su relación con el presidente ruso Vladimir Putin ahora, aunque las enseñanzas del ultranacionalista estaban en línea con el expansionismo de Putin, y Dugin es un feroz defensor de la guerra de Rusia en Ucrania.

Pero la Rusia de hoy es un lugar muy diferente del gangsterismo de la década de 1990. El ascenso de Putin en la víspera de Año Nuevo de 1999 marcó el comienzo de un nuevo contrato social: Rusia vería el fin de su ilegalidad criminal y, a cambio, los rusos aceptarían una forma de gobierno autoritario. Los bandidos ya no gobernaron Rusia, lo hicieron los servicios de seguridad de Putin. Eso no significaba que los asesinatos ya no fueran una característica del panorama político de Rusia: es solo que, por lo general, se llevaron a cabo contra quienes desafiaron la autoridad de Putin.

Independientemente de quién esté detrás del asesinato, o si Dugina o su padre eran el objetivo real, el ataque podría marcar un cambio en el patrón de los asesinatos políticos rusos de hoy en día.

Décadas de muertes sospechosas

Durante las dos décadas del gobierno de Putin, muchos de sus oponentes más prominentes han tenido fines violentos.

publicidad

Uno de los primeros casos de este tipo fue el asesinato de la periodista de investigación Anna Politkovskaya. La mataron a tiros en el hueco de la escalera de su edificio de apartamentos, en el cumpleaños de Putin. Vinieron arrestos y condenas, pero sus colegas aún insisten en que los responsables del asesinato nunca fueron llevados ante la justicia.

Luego vino el envenenamiento de Alexander Litvinenko, un exagente del Servicio de Seguridad Federal (FSB), que se había convertido en un destacado crítico de Putin. Litvinenko murió en 2006 después de que su té fuera dosificado con polonio-216 altamente radiactivo. En una declaración en su lecho de muerte, Litvinenko culpó a Putin; el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y una investigación británica dijeron que agentes rusos administraron el veneno mortal.

La sociedad rusa se vio sacudida en 2015 por el asesinato del político Boris Nemtsov. La figura política, un crítico abierto de la participación de Putin en la guerra en la región ucraniana de Donbás, fue asesinado a tiros cerca del Kremlin.

La lista continua. Alexey Navalny, quien en muchos aspectos heredó el manto de líder de la oposición de Nemtsov, se encuentra actualmente sirviendo en una colonia penal rusa. Sobrevivió al envenenamiento con el agente nervioso Novichok, algo por lo que culpa a los servicios de seguridad de Rusia.

El coche bomba que mató a Dugina tiene más que un leve parecido con los turbios asesinatos de una serie de líderes separatistas prorrusos en la región de Donbás en los años previos a la invasión a gran escala de Rusia a Ucrania a principios de este año.

En muchos de esos casos, como el atentado con bomba en un café que mató al líder separatista de Donetsk, Alexander Zakharchenko, los funcionarios rusos culparon de los asesinatos a espías o saboteadores ucranianos. Sin embargo, muchos observadores sospechan que esos asesinatos probablemente se debieron a que los servicios de seguridad rusos se deshicieron de líderes separatistas problemáticos que eran demasiado difíciles de controlar.

Otra posible explicación podría ser que los asesinatos en realidad estuvieran relacionados con disputas comerciales que se habían resuelto al estilo clásico de los gánsteres.

Aunque no sabemos quién estuvo detrás de este ataque, lo cierto es que el gobierno ruso encontrará la manera de capitalizarlo.

El Kremlin ya aprovechó el asesinato de Dugina para culpar a un enemigo externo, Ucrania, y el FSB afirmó el lunes que había resuelto el caso de Dugina y acusó a los servicios especiales ucranianos de estar involucrados, informó el medio estatal TASS.

Ucrania ha negado cualquier implicación en el asesinato de Dugina, diciendo que las afirmaciones del FSB son solo ficción.